Periodista y mediador en el conflicto colombiano, Lozano explica por teléfono la situación abierta tras el anuncio de las FARC de liberar seis rehenes. La noticia es un logro del movimiento civil Colombianos por la paz que lidera junto a la senadora Piedad Córdoba y otras 140 personalidades. ¿Su grupo se limita a lograr el […]
Periodista y mediador en el conflicto colombiano, Lozano explica por teléfono la situación abierta tras el anuncio de las FARC de liberar seis rehenes. La noticia es un logro del movimiento civil Colombianos por la paz que lidera junto a la senadora Piedad Córdoba y otras 140 personalidades.
¿Su grupo se limita a lograr el canje humanitario con las FARC o aspira a continuar con el intercambio de misivas para madurar el embrión de un hipotético proceso de paz?
El Movimiento de Colombianos por la Paz, promotor de la «Carta de los Intelectuales», aspira a lograr unos espacios favorables a la negociación del intercambio humanitario y también a abrir diálogos de paz en Colombia. A todos nos une el convencimiento de que la vía militar ha fracasado y que el único escenario posible para superar la degradación del conflicto en nuestro país es la solución pacífica y política. No hay otro. Es lo que deben entender tanto la guerrilla como el Gobierno del país.
Sin embargo, las FARC continúan sin liberar a personas como Pablo Emilio Moncayo y otros cuya situación tras 11 años de cautiverio es dramática. ¿no les provoca decepción el silencio guerrillero?
Hasta ahora no se sabe quiénes serán los cuatro liberados de la Fuerza Pública. Sabemos que serán tres policías y un sargento, pero desconocemos sus nombres, aunque en lo personal deseo profundamente que Moncayo y el coronel Mendieta quedaran libres. Hay que esperar a que las FARC revelen la identidad de los próximos liberados, además de Alan Jara y Sigifredo López.
¿Qué opinión tienen de la negativa de Uribe a mediaciones externas y que sólo permita intervenir a la Cruz Roja Internacional (CICR)?
Es cierto que el presidente Uribe ha descartado completamente la participación internacional a pesar de que Chávez ha mostrado su disposición a colaborar en esta entrega. Esta decisión de Uribe demuestra que continúa ahogado en sus resentimientos y remordimientos, y puede obstaculizar el proceso de liberación ya que las FARC pueden argumentar que no hay absoluta seguridad para la entrega. El dato es que el Gobierno utilizó los símbolos de la Cruz Roja de forma abusiva durante la liberación de Ingrid Betancourt y nadie puede garantizarles que puede volver a ocurrir. En mi opinión, la participación del CICR, de la senadora Piedad Córdoba y de unas normas claras del juego deberían ser suficientes pruebas de que todo se realizará de forma transparente.
¿No confía en el Gobierno?
Este Gobierno no es decente y juega sucio. Pero creo que el CICR, que tiene experiencia en este tipo de acciones, junto a la senadora Piedad Córdoba pueden generar la suficiente confianza como para que se decidan a entregar a los canjeables lo antes posible.
¿Cuál es la respuesta del Gobierno a la iniciativa de Colombianos por la paz?
Uribe respondió a nuestra iniciativa con acusaciones falsas. Respira por las heridas que tiene. Su primera reacción fue calificar a nuestro grupo como un organismo con pactos secretos con la guerrilla. La realidad ha desmentido esta falacia.
Comienza a denunciarse que el número de paramilitares se ha incrementado en varios departamentos del país. ¿Cómo influye esto en la situación de los rehenes?
El paramilitarismo continúa actuando de la mano del Ejército y eso no es nuevo. La realidad es un escarnio para este Gobierno enredado en los falsos positivos, la parapolítica y otras actuaciones no menos indecentes.
Ustedes han pedido a las FARC el abandono definitivo del secuestro como practica de guerra, ¿cuál ha sido la respuesta del grupo insurgente?
Las FARC aún no han asumido un compromiso al respecto. En una de sus últimas cartas mencionan la situación y reconocen la degradación del conflicto pero no se comprometen. Es evidente que los secuestros no ayudan pero tampoco los falsos positivos, ni la violación de los derechos humanos.