En una primera carta conversamos con los soldados, ahora con los presos, en la siguiente con las madres y así seguiremos dialogando con los más diferentes actores de la vida. Para qué les cuento las respuestas que han llegado, por una parte una cantidad grande de medios se las han arreglado para tener acceso a […]
En una primera carta conversamos con los soldados, ahora con los presos, en la siguiente con las madres y así seguiremos dialogando con los más diferentes actores de la vida. Para qué les cuento las respuestas que han llegado, por una parte una cantidad grande de medios se las han arreglado para tener acceso a ella y la han publicado, por otro lado me han llegado piedras y tomates de los fachos y abrazos desde los más diferentes lugares. He hecho nuevos amigos y conversamos de cualquiera cosa, de nuestras familias, nuestros trabajos y así seguimos.
La idea es que usted, ustedes, nosotros y ellos, podamos mirar nuestro (y el de los otros) rol desde los cuerpos y las realidades que tocan a cada uno, no más exclusivamente desde el paradigma, el diagnóstico social, la macro mirada, el mapamundi, las políticas municipales, la «transversalidad» como dicen algunos, la clase, la categoría, el sindicato, el partido, lo que hace o deja de hacer «papá» Estado, la PATRia, el PATRón o el PATRiarca, sino desde que tocamos el suelo con los pies al comenzar un nuevo día y tenemos que lavarnos la cara para quitarnos la expresión de susto de las pesadillas que nos muestran una y otra vez ese yo interior que ocultamos entre los pliegues de la vorágine de la vida, haciendo cola con el cepillo de dientes en la mano en la puerta del baño de la casa donde compartimos con el ángel que nos tocó (o el orangután que hace extraños ruidos al entrar a lavarse) y los querubines, de los cuales también escapamos para concentrarnos en el mundo que nos rodea. Uf, a salvo. Ahora podemos los machos borrar de la mente toda esa carga, al contrario de lo que hace la mujer, que lleva a los niños y niñas aún dentro de su vientre. Salimos a trabajar o a reunirnos con los camaradas para conversar de los exonerados o de Marco Enríquez o de cuantos votos son tres moscas. Escapamos. Transferimos hacia afuera, hacia las carreras de caballos, el fútbol, la lotería o las elecciones, nuestra propia situación. Y los curas nos hacen sentirnos culpables, que asumamos la culpa, se la digamos en el confesionario y ellos nos darán la absolución, nos perdonarán en nombre de su dios y saldremos limpios como blancas palomas. Vaya, que fácil, la están regalando.
Sin embargo necesitamos excavar y escarbar hacia adentro, se trata de una aventura hacia nosotros mismos, de vernos reflejados en estas cartas y de dialogar, tender puentes, tendernos puentes, mirarnos, escucharnos. Derribemos los muros de las distancias. Basta de caer en el juego sistémico del gueto, de la secta de los iluminatti, de los toques masónicos en la muñeca, de los pocos amigos. Abramos las puertas de nuestra casa a los vecinos, demos ese paso, pero primero vamos a caminar por dentro de nosotros.
Vamos a distribuir una o dos cartas diferentes por semana, ya que son muchos los tipos de personajes de la obra de la vida, de modo que avise si quiere que lo retiremos de esta lista. Algunos pueden recibir desde un mail diferente o aparecer repetidos, así que por favor nos diga para retirarlo. A los que nos mandaron insultos a nosotros y vivas al general Pinochet por la Carta a los Soldados, simplemente los hemos sacado por fachos. A los agentes y oficiales que leen estas notas por su trabajo de análisis de inteligencia y contrainteligencia les decimos un Hola! para que también se sientan aludidos. Qué tal? Es imposible que no se sientan tocados, que en su dedicación a leer y resumir estas y otras tantas miles y miles de misivas que los compas circulan de acá para allá pensando que la internet es privada (jajajajaja, disculpen, se me escapó la risa), vean al fin a alguien que piensa en ellos y no les lanza cuatrocientos epítetos de una vez. No estarán nada de sorprendidos al saber que una de las próximas cartas que viene está dirigida a ellos, les vamos a conversar y hacer que conversen entre ellos, y otra a los «espiados», es decir a aquellos que son objeto de estudios de los aparatos de inteligencia. Algunas cosas que voy a decir ahí me las contó un pajarito, de modo que como dice la canción: «No me preguntes tanto, hay muchas cosas que no quiero decir…»
Bueno, me entusiasmé y hoy hablé más de la cuenta, pero es difícil aguantar lo tanto que hay que decirse. Veamos la carta a los presos:
Carta a los presos
Profesor J
Hermanos encarcelados:
Ustedes están presos por el poderoso aparato legal judicial policial que el Estado impone para mantener a los pobres a raya, ya que los principales ladrones y corruptos están en las altas esferas. Cuando agarran uno grande, su prisión es comparable a un hotel de lujo.
Ustedes no son delincuentes. Esa categoría humana no existe ni jamás ha existido, ya que para serlo debe un juez emitir un fallo donde se especifica que ustedes han cometido un delito. Sin embargo el delito no existe en la sociedad, nunca ha existido, es una elaboración legal escrita por los políticos que se mienten y atacan unos a los otros en el ruedo parlamentario, llamado justamente el poder legislativo, donde las distintas corrientes que comparten el poder se arreglan los bigotes para no perderlo, se cambian de partido cuando se les viene en gana, se dejan comprar por unos y otros, reciben jugosas coimas de los lobbies y el empresariado, en fin, son la peor lacra de la sociedad y nido de ladrones y mentirosos que deberían estar todos presos en vez de ustedes.
El sistema policial se establece como muro de protección de las casas y barrios de los ricos, en tanto se monta como cerco de amedrentamiento y contención en los barrios de los pobres, mostrando todos los dias en la TV los allanamientos, redadas y detenciones que se realizan en los barrios periféricos de las ciudades, en cambio nunca muestran la entrada en casas o detenciones de los ricos, para salvaguardar su «honra» e imagen, son los intocables, en cambio al pobre hay que mostrarlo como fascineroso, así los de la llamada clase media se asustan ante la ferocidad de los detenidos en tanto se les vende la imagen de limpieza del modelo de vida de los poderosos.
Cuando detienen a un pobre, los familiares y vecinos salen a la calle a enfrentar a la policía cuando se lo llevan, hay solidaridad, pero cuando detienen un rico, toda la familia se esconde para guardar la imagen, pues ya lo sacará el dinero que harán correr por todos lados. Los periodistas de los medios comerciales van detrás de uno y otro en los barrios para envolver más al acusado y para hacer show que luego sirve para engañar por la TV. En el caso de los ricos se van despacito y respetan, no vaya a ser que los echen del trabajo. Miles de cámaras y fotografías contra los pobres, casi nada en caso de ricos.
Los directores de los programas noticiosos deberían ir presos también, por canallas, así como los dueños de los canales y diarios. Venden la imagen de que los barrios pobres son nidos de delincuentes, en tanto en los barrios ricos reina la bella imagen de la sociedad del espectáculo.
«No robarás», dice el mandamiento que pregonan los religiosos, a sabiendas de que se trata de defender la propiedad privada.
¿Cómo ha nacido históricamente ese mandamiento que parece tan «ético»?
Nace en Asia Menor, por las regiones donde hoy día están las naciones de Iraq ocupado y Palestina ocupada, vaya casualidad. También por ahí están los estados de Líbano, Siria e Irán. Es allí que nacen el patriarcado y la esclavitud, formas de sociedad que acabaron con la vida comunitaria donde todo era de todos, hace ya varios miles de años atrás. La vida comunitaria era compartida, pero luego los señores patriarcas hicieron suyas a la fuerza a las mujeres para que les diesen el hijo primogénito que continuaría la propiedad privada de la tierra o el ganado. La tierra ya no era de todos, sino de un señor que por eso obligaba a los siervos a trabajarla. Sin embargo, muchas mujeres y muchos esclavos escapaban para volver a vivir en comunidad en lugares distantes e inhóspitos. Para ellos la propiedad privada de las tierras, el ganado y sus productos nunca fue aceptada, por lo que se consideraban con el legítimo derecho de entrar en las tierras de los señores y alimentarse con el fruto que allí sacaban o llevarse un cordero con el cual degustar un buen asado a la luz de la luna.
Los señores se tiraban de los pelos y no daban abasto para controlar y cuidar la propiedad que antes era de todos y luego fue exclusiva para su beneficio y ganancia. La costumbre de compartir nunca ha podido ser anulada por los ricos en la gente, sólo fomentando el individualismo y egoísmo han conseguido que muchos se aferren a lo que consideran «propio». Así que la ideología religiosa vino en su auxilio con el llamado deuteronomio o decálogo de normas éticas que debían regirlos a todos. Los religiosos bautizaban a la gente y le insistían que si tomaba las cosas del señor se irían al infierno, que había que ser siervo y cordero de los dioses, que no importa que se mueran de hambre, total después se irán a sentar alrededor del trono del gran patriarca gran a adorarlo, bendecirlo, chuparle las medias, en fin, todos serán felices, pero sólo después de muertos. Por ahora, a mamársela.
El único robo que existe es que los poderosos hayan acabado con la propiedad de todos y que hayan deshecho la comunidad para instalar la «sociedad», palabra que viene de socio, donde se supone que hay un acuerdo que no permite ver que nos han metido hasta el cuello la propiedad privada y el poder. Por eso la presidenta es socia y además es muy socia de los otros socios. Allá arriba está lleno de socios.
Ustedes nos enseñan a cada momento que el instinto de supervivencia no ha muerto, que si no hay trabajo, no hay por qué aceptar la cantinela de los religiosos y aguantarse hasta morir. Han llegado a la audacia de saltar el muro y recuperar lo que en el fondo es de todos, por tanto de ustedes.
Y como no hay trabajo y nos han acostumbrado a rebuscarnos con cuanta porquería se pueda vender, como ropa usada, CD piratas o drogas, hemos ido de a poco aceptando la realidad y contentándonos con la miseria que sacamos del mercado negro, donde perdemos las amistades para transformarnos los unos a los otros en compradores y vendedores regateando hasta la última chaucha. Nos dicen que como no hay trabajo debemos contentarnos con esas porquerías y aguantarnos, mientras el plan cuadrante se encarga de que nadie salte el muro y nos meten en la perseguidora a punta de palos cuando les da la gana. Pero eso es falso, hay muchas maneras de producir alimentos y resolver necesidades, sólo que estamos encandilados por las pocas chauchas que podemos conseguir vendiendo, nos cuesta juntarnos entre familiares, amigos o vecinos para tomar el toro por las astas y comenzar entre nosotros a producir. Sin embargo hay muchas experiencias de economía alternativa, así que podemos aprenderlas e implementarlas.
Mientras tanto nos agarran presos y los abogados nos sacan lo poco que conseguimos. Los estudiantes de derecho o andan viendo como sacarle plata a la profesión o se preocupan sólo de los presos políticos y derechos humanos, lo que es sano, es una buena labor, pero muy insuficiente. Hay algunos abogados que sólo han trabajado o trabajan los derechos humanos para hacerse conocidos y luego van de candidatos para administrar el poder. A eso se le debe llamar por su nombre: oportunismo. También hay jueces, como Juan Guzmán, el del show de la detención de Pinochet, que ahora va de flamante candidato al senado. Y hay gente que agarra papa con eso.
Muy bueno sería que los estudiantes de derecho honestos pudieran hablar con vuestros familiares y organizar con la población comités de apoyo a los presos del barrio, que dejen de ser solamente los hijos de doña Juanita y que pasen a ser reconocidos públicamente como hijos del barrio. Lindo sería que un día aparezcan varios amigos y una buena patota del barrio a gritar fuera de la prisión vuestro nombre, para hacerles saber a grito pelado que ustedes no están solos y que les traigan alimentos y cosas, que las chiquillas del barrio bailen descalzas fuera de la prisión al son de una buena música o de un potente hip hop. No hay que dejar la prisión en paz, no es posible legitimar esa paz del sepulcro carcelario, no es posible que el sistema antidemocrático desarraigue a los hijos del barrio.
Es necesario revisar los casos y las leyes, que los estudiantes y profesionales del derecho honestos nos ayuden a formar un comité jurídico en el barrio para revisar y apelar caso a caso. No podemos darnos por vencidos, hay que sacar a los presos de la cárcel y devolverlos al mundo de la vida mediante campañas, petitorios, demandas, etc.
Pero eso significa darle otro sentido a la democracia, ya no sólo electoral, cosa que pocos aceptan en los barrios, sino que hay que mostrar que es posible la vida democrática en el mismo barrio, que el hecho de formar comités jurídicos autónomos de la población represente un paso en demostrar que la gente puede hacer vida más compartida en la vecindad. Mostrar que la vida más compartida y la economía alternativa son maneras de disminuir grandemente las necesidades de andar saltando muros por ahí o de salir a vender drogas, mostrar que son soluciones para los vacíos que deja este sistema muy poco democrático.
Al mismo tiempo hay que denunciar que los delincuentes están en los cuarteles, pues se han descubiertos bandas de carabineros asaltando gasolineras, grupos de policía civiles y uniformados traficando droga, en fin, una práctica democrática barrial requiere también una fuerte crítica hacia las instituciones que practican la democracia de papel y hacen como el cura Gatica, que predica pero no practica.
Hermano preso.
Esta carta está circulando, estamos pidiendo a los que la reciban que la distribuyan hacia todos lados, para que pueda llegar a tus manos. Conversa con otros presos y hablen con sus familias para que se puedan formar estos comités de apoyo a ustedes en cada barrio y se invite a estudiantes de derecho a colaborar. Hablen también con los gendarmes con que tengan diálogo, invítenlos a discutir el asunto, que ya no es más posible seguir y seguir haciendo prisión tras prisión, que luego van a ser privatizadas para transformarlos a ustedes y a los mismos gendarmes o guardias privados en esclavos de los empresarios.
Te saluda uno que también ha estado preso en recintos carcelarios chilenos y de varios otros países.
Abrazos
Profesor J