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Carta a Pio Moa, delirio y eutanasia

Fuentes: www.otrarealidad.net

Nada estimado señor: Al leerle una vez más, me dije ayer: ¿Habrá algún buen loquero entre mis lectores? Si es así, estaría bien que me escribiesen al correo electrónico. Conozco a un articulista que lo necesita. Usted, prohombre que lucha en cada línea de sus artículos y libracos por la salvaguarda de occidente, la atacada […]

Nada estimado señor:

Al leerle una vez más, me dije ayer: ¿Habrá algún buen loquero entre mis lectores? Si es así, estaría bien que me escribiesen al correo electrónico. Conozco a un articulista que lo necesita. Usted, prohombre que lucha en cada línea de sus artículos y libracos por la salvaguarda de occidente, la atacada e indefensa cristiandad y las gentes de bien, ha arremetido con uñas y corchetes contra Mar adentro, peliculita de Amenábar que considera mala, peligrosa, inmoral y… nazi. Ha escrito usted: «No creo casual que la película de Amenábar sobre el suicidado famoso repita de modo casi exacto el argumento de una película nazi de 1941, de W. Liebeneiner: una mujer víctima de una enfermedad que la paraliza progresiva e irreversiblemente pide a su marido que la ayude a suicidarse, y éste accede. También en la película nazi se ponía en solfa la actitud cristiana y otras contrarias a tal determinación». ¡Ay!, solté al leer semejante majadería en Libertad Digital, el panfleto losantiano que siempre juro no leer pero en el que caigo con demasiada asiduidad por tonto o masoca. Recomiendo, sobre este libelo digital, un interesante reportaje de Mario Cuellar y Pascual Serrano en la página amiga Rebelión (http://www.rebelion.org/noticia.php?id=7221). A usted, una de las plumas (con perdón, señor mío) más queridas por el ayatolá Losantos, no le gusta Mar adentro porque dice que es una «película socialista».

«Podemos llamarla así, escribe, dada la implicación del PSOE en ella». Qué quiere que le diga, al leer esto o a uno le entra la risa loca o se empieza a preocupar seriamente por la influencia que sus artículos y Best Sellers (entre ellos el rocambolesco Los mitos de la guerra civil) puedan tener entre los españolitos de ABC y Razón bajo el brazo en la hora del vermú. ¿Cómo es posible que se escriba esto?, me pregunté también. Es posible. Al fin y al cabo, ustedes ladraban hasta estando a favor del antiguo poder, no me escandaliza la baba que sueltan todavía, ahora que están fuera de juego. Usted escribe sobre Ramón Sampedro lo siguiente: «La tetraplejia y ansias suicidas de Sampedro son la metáfora de una sociedad «burguesa», es decir, tetrapléjica según el ideario izquierdista, y con ansias de muerte, y a la que debe ayudarse a morir». Lo dicho: un loquero, por el amor de dios. ¿Qué podemos hacer con usted, que dice que «la pérdida del marxismo ha dejado a la izquierda con sus viejos odios a la democracia liberal y al cristianismo, pero sin el impulso hacia una emancipación, ilusoria, desde luego, pero motor de una inmensa esperanza, como también ocurría con el nazismo»? Me parece sumamente siniestro que para meterse con ese PSOE al que tanta tirria tiene, tenga que echar mano de una peliculita tan floja e inofensiva como ésta y tenga que mezclar el nazismo con el «socialismo» actual.

Todavía peor es leer que «todo suicida actúa porque considera su vida indigna de ser vivida, consideración inducida por una errada desesperación ante una situación transitoria, o por depresión psíquica». ¡¿Era transitorio lo de Sampedro?! Nada, que usted le hubiese explicado bien a este hombre por qué merece la pena vivir: por escuchar cada mañana, y desde su imposible lecho, la COPE de Losantos, por ejemplo.

«Los cristianos (continúa) consideran la vida como algo que no es propiedad nuestra sino como un don, y rechazan el suicidio incluso en tales circunstancias». ¿La vida es un don? Bien, vale, de acuerdo, pero podría ser un don de mierda, una auténtica birria de don, un don basura si uno nace en -pongamos por caso- Haití, Ruanda o Somalia, ¿no?

Tras leer (y ya acabo con las surrealistas citas) que Mar adentro se hizo para «socavar y destruir las raíces cristianas de nuestra sociedad», tengo la sensación de haberme colado, de alguna manera, en una parte de la crítica que hice sobre el film. En ella denuncié la irreal y caricaturesca aparición del cura discapacitado. Pues bien: SÍ HAY gente tan manipuladora, reaccionaria e incluso ridícula como ese señor. Se llama Pío Moa.
En fin. Acabo, señor mío, más o menos como acabé la carta a su jefe Losantos: tómese unas vacaciones y póngase 37 veces Marcelino Pan y vino.

¡¡Y que le aproveche!!