Montañas de Colombia, mayo de 2005 Soldados sub oficiales y oficiales del Ejército En el ocaso del ‘Plan Patriota’, permítannos llegar a ustedes con nuestro saludo fraternal. Por ausencia de resultados contundentes llueven críticas contra el componente fundamental de la política de ‘Seguridad Democrática’ de Uribe, engendro de los estrategas del Comando Sur […]
Montañas de Colombia, mayo de 2005
Soldados sub oficiales y oficiales del Ejército
En el ocaso del ‘Plan Patriota’, permítannos llegar a ustedes con nuestro saludo fraternal.
Por ausencia de resultados contundentes llueven críticas contra el componente fundamental de la política de ‘Seguridad Democrática’ de Uribe, engendro de los estrategas del Comando Sur del ejército de los Estados Unidos. De nada ha servido el empleo a fondo de la máquina de guerra en las selvas del sur, consideradas por algunos analistas como retaguardia estratégica de las FARC. Éstas siguen intactas a lo largo y ancho de la geografía nacional, lo que genera gran preocupación e incertidumbre en las alturas oligárquicas y del imperio.
La crisis del ‘Patriota’ es irreversible. No se soluciona con Comandos Conjuntos calcados de modelos gringos, ni echando generales por los pobres resultados contra las FARC. El problema es estructural, de estrategia que no ha funcionado durante 40 años contra la insurgencia. Tras el anuncio de que es un plan para enfrentar la amenaza terrorista contra la democracia, se esconden las más turbias ambiciones: Washington hegemonía política y colonias, Wall Street riquezas y tratados ventajosos, ganancias el empresario Fabio Echeverri, y venganza Álvaro Uribe. El pueblo nunca apoya a los depredadores y tiranos que predican democracia con hambre, injusticia social, menosprecio a la dignidad y a la soberanía. Tenemos la certeza que ningún soldado del ejército oficial anhela ofrendar su vida en los combates,
recibir mutilaciones, sufrir la leishmaniasis y el paludismo para que Fabio Echeverri y sus congéneres acrecienten la bolsa y hagan más grande el campo de los miserables a nombre de una democracia que no lo es.
¿Qué soldado podrá sentir motivación para el combate cuando el Estado Mayor se destroza a dentelladas en torno a la estrategia para reprimir y hacer más infeliz al pueblo? Soldados, abandonen el campo de batalla. Esa no es su guerra. Dejen que los ricos la hagan y combatan ellos mismos en la selva.
¿Qué oficial colombiano podrá henchir su pecho de emoción patriótica fungiendo como subalterno de Craddock, Hill, Pace, o de cualquier otro general de la potencia extranjera? Ustedes no son cipayos. El padre de esta nación nos enseñaba que nada hay más infame que la política de los norteamericanos hacia nosotros.
Que un soldado tenga que soportar día y noche la zozobra de vivir o morir por 381.500 pesos defendiendo la causa de los poderosos, es un contrasentido que conmueve la sociedad. Primero la dignidad, la patria, los millones de colombianos empobrecidos… La exhortación a los militares a empuñar su espada en defensa de las garantías sociales del Bolívar moribundo en Santa Marta, debiera ser hoy fundamental principio de la institución militar.
El ‘Patriota’ va por la misma senda del Plan Colombia, que luego de 5 años y 3.000 millones de dólares de inversión, murió sin pena ni gloria. Con el Plan Patriota en marcha ya no necesitaban encubrir tras la lucha antinarcóticos, la intervención de los Estados Unidos en el conflicto interno de Colombia. Además nunca les interesó combatir a los Castaños, Mancusos, Bernas y Macacos, los paramilitares de Uribe que relevaron a los carteles de Medellín y Cali. Ya no necesitan ese taparrabo.
Por subordinación al Comando del Ejército muchos oficiales tuvieron que tolerar, en defensa de esa democracia putrefacta, los crímenes de lesa humanidad del paramilitarismo de Estado. Hoy el gobierno, descaradamente
promueve en el Congreso la impunidad total para su Franskestein de motosierra. Ni verdad, ni justicia, ni reparación porque la verdad de huérfanos y desplazados acusa.
El monotema antiguerrillero de Uribe y la perversa orquestación mediática de sus arbitrariedades fascistas, ya irritan a los colombianos. Uribe está desgastado igual que su plan. Se está quedando solo, y para rematar, su ambición reeleccionista pendiendo de un hilo, el del fallo de la Corte Constitucional.
Hermanos del ejército: Uribe es la desgracia de la guerra para Colombia. Corresponde a los combatientes enfrentados en el campo de batalla, y no a los halcones de club social, buscarle una salida a la confrontación que nadie quiere a perpetuidad. La paz no brotará jamás del estallido de las bombas estadounidenses ni de sus satélites espías. La paz germinará con la siembra de justicia social, democracia y dignidad, con cambios de las injustas estructuras que agobian a los colombianos. Queremos explorar con ustedes todas las posibilidades de paz, que es el clamor de la nación.
Ustedes, el ejército institucional, y nosotros, el ejército del pueblo, tenemos en el pensamiento de Bolívar, en su programa de revolución y libertad, un puente para abrazarnos en hermandad y planear el futuro de paz
y de progreso de Colombia y Nuestra América.
Secretariado del Estado Mayor Central de las FARC-EP