Reconocidos líderes de opinión aseguran que es hora de que el expresidente este «a la altura del enorme poder del que ha venido abusando» y que le ha permitido llamar al columnista «violador de niños» sin fundamento ni mayores consecuencias. Más de 50 líderes de opinión salieron en defensa de Daniel Samper Ospina. Dos días […]
Reconocidos líderes de opinión aseguran que es hora de que el expresidente este «a la altura del enorme poder del que ha venido abusando» y que le ha permitido llamar al columnista «violador de niños» sin fundamento ni mayores consecuencias.
Más de 50 líderes de opinión salieron en defensa de Daniel Samper Ospina. Dos días después de que el expresidente Álvaro Uribe Vélez acusó al columnista de la revista SEMANA de «ser un violador», se conoció una misiva firmada por directores de medios, analistas y periodistas que cuestionan duramente sus palabras.
«Es hora de que el expresidente deje atrás la práctica sistemática de difamar, calumniar e injuriar a sus críticos como si no fuera un expresidente obligado a dar ejemplo, ni un ciudadano sujeto al Código Penal», dice la misiva.
El episodio provocó el rechazo generalizado de decenas de líderes de opinión, quienes le pidieron estar a la altura «del enorme poder del que ha venido abusando sin mayores consecuencias».
Renglón seguido, calificaron el referido trino como «una infamia irreversible que habrá de tener solución en la justicia» sino también un repugnante acto de violencia que ya ha empezado a llamar a más violencia.
Los periodistas consideran que en un momento en el que las redes sociales se han vuelto espacios para hostigar a los comunicadores, el expresidente continúe utilizando sus redes sociales para atacar a la prensa. «Resulta inaceptable que el expresidente siga jugando el perverso juego de rectificar cuando el daño ha sido hecho».
Horas después de que se conoció la misiva, el columnista aprovechó el semanal espacio que utiliza en Facebook Live para leer su columna y agradeció el respaldo que ha recibido desde que comenzaron los señalamientos.
«El asunto ya debe estar en manos de la justicia, que es donde debe estar. Quiero agradecer el comunicado de un montón de colegas que a través del hashtag #Por ElRespeto se manifestaron sobre mi caso expresando su solidaridad. Sobretodo, utilizandolo para que Uribe comprenda que la demasión no puede hacer parte del debate público. Ojalá este caso se vuelva un punto de inflexión para que él deje de acudir a esas estrategias tan rastreras», señálo.
Punto final:
Es hora de que el expresidente Álvaro Uribe Vélez deje atrás la práctica sistemática de difamar, calumniar e injuriar a sus críticos como si no fuera un expresidente obligado a dar ejemplo, ni un ciudadano sujeto al Código Penal. El límite de todos los colombianos es y debe ser la ley. Y es tiempo de que el expresidente esté a la altura del enorme poder del que ha venido abusando sin mayores consecuencias: el último ejemplo de su estrategia de estigmatizar e intimidar para imponerse en el debate público, aquello de permitirse llamar «violador de niños» al periodista Daniel Samper Ospina frente a sus más de cuatro millones de seguidores de Twitter, no es sólo una infamia irreversible que habrá de tener solución en la justicia, sino también un repugnante acto de violencia que ya ha empezado a llamar a más violencia.
Twitter es la vida real. Quien comete un delito allí comete un delito en su país. Hoy, cuando en las redes sociales se ha vuelto común hostigar a los periodistas hasta ponerlos en peligro, resulta inaceptable que el expresidente siga jugando el perverso juego de rectificar cuando el daño ha sido hecho, siga legitimando socialmente esa manera temeraria de participar en la deliberación pública y liderando ese premeditado ataque contra la prensa y la libertad de expresión -ese echarle la culpa y acusar de conspirador al mensajero- que es una arremetida contra la democracia. No se trata de reclamar, de ninguna manera, un trato privilegiado para los periodistas, ni de librar al periodismo de la crítica, sino de defender el derecho de todos a hablar sin ser objeto de los abusos de quien se sabe poderoso. Una palabra de Uribe basta para enlodar un nombre, para exacerbar los odios de tantos colombianos frustrados, para degradar y envenenar el necesario debate político del país. Lejos está del líder responsable y digno que tendría que ser.
Pero él sabe todo esto: él no está reaccionando en caliente, ni cometiendo un desliz, sino redoblando un comportamiento peligroso e inescrupuloso cargado de intenciones políticas. Corresponde a la ciudadanía, pues, el siguiente paso. Dar ejemplo. Exigir sin miedo, con la ley de su lado, el fin de la calumnia como estrategia. Solidarizarse con el calumniado más allá de las contingencias de la política. Decirle al calumniador que ha llegado la hora de que se detenga.
Los periodistas que firmaron la carta fueron:
Jesús Abad Colorado, José Manuel Acevedo, María Elvira Arango, Darío Arizmendi, Ricardo Ávila, Catalina Botero, Diana Calderón, Juan Pablo Calvás, Fidel Cano, Alberto Casas Santamaría, Daniel Coronell, Ernesto Cortés, Vicky Dávila, Vanessa De la Torre, Félix De Bedout, María Elvira Domínguez Lloreda, María Jimena Duzán, Jorge Espinosa, Heriberto Fiorillo, Álvaro Forero Tascón, Álvaro García, Ignacio Gómez, Gustavo Gómez Córdoba, Claudia Gurisatti, Sebastián Hiller, Juan Carlos Iragorri, Juanita León, Juan Esteban Lewin, Diego Martínez Lloreda, Matador, Andrés Mompotes, Néstor Morales, Hassan Nassar, Lila Ochoa, Cecilia Orozco, Alfonso Ospina, Ricardo Ospina, Rodrigo Pardo García-Peña, Roberto Pombo, Ana Cristina Restrepo, Jorge Restrepo, Nicolás Restrepo, Héctor Riveros, Luis Enrique Rodríguez, César Rodríguez Garavito, María Elvira Samper, Julio Sánchez Cristo, Alejandro Santos, Diego Santos, Ricardo Silva Romero, Rodrigo Uprimny, Jorge Alfredo Vargas, Juan Roberto Vargas, Vladdo, Felipe Zuleta, Camila Zuluaga.