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De los acusados y las acusadas por el montaje judicial por el atentado al Centro Comercial Andino

Carta de solidaridad con Jesús Santrich

Fuentes: Rebelión

Hoy 17 de mayo sentimos, como ya hace 10 meses el 27 de agosto de 2018, la misma indignación y la misma rabia ante el descaro humillante de los poderosos y la institucionalidad Colombiana, que se atreven a predicar hipócritamente los valores democráticos para justificar agresiones militares contra otros países, pero que internamente no encuentran […]

Hoy 17 de mayo sentimos, como ya hace 10 meses el 27 de agosto de 2018, la misma indignación y la misma rabia ante el descaro humillante de los poderosos y la institucionalidad Colombiana, que se atreven a predicar hipócritamente los valores democráticos para justificar agresiones militares contra otros países, pero que internamente no encuentran ningún tipo de aplicación, cuando no sea para beneficiar a los ricos de siempre. 

Paso a paso, repitieron con Santrich las mismas artimañas que usaron con nosotros y nosotras para afirmar sus pretensiones, para impedir que se contradijera su razón de Estado, su arbitrariedad, sus burdos montajes.

De la misma forma funcionarios complacientes y pusilánimes lo retuvieron ilegalmente amparándose en sin razones, fiscales deshonestos inventaron y montaron un nuevo proceso espurio, un juez sin principios ordenó la recaptura. De la misma forma, sin vergüenza alguna, a la vista de todos pero sin que al parecer nadie parezca notarlo, con el beneplácito de los grandes medios, impusieron su lógica unanimista y rompieron con el orden legal y constitucional que supuestamente defienden: «la independencia de poderes», que para ellos significa tres instituciones con distinto nombre pero una sola en su actuar, «la santísima trinidad», la ilegalidad se legaliza y la injusticia se justifica cuando así lo requiere y ordena el ejecutivo. El miedo de algunos analistas que evitan comprometer su postura por no aparecer como defensores de las FARC o del «castrochavismo» termina por convertirse en un silencio cómplice que legitima la arbitrariedad y el autoritarismo.

Esa es la verdadera crisis institucional, el lastre de nuestra nación y la razón de los males y la frustración como país: la pretensión mezquina de unos pocos de concentrar el poder político y los beneficios económicos impidiendo la participación política de fuerzas distintas, eliminando físicamente a sus contradictores y la disidencia social, haciendo uso del crimen para despojar y acumular riquezas, intimidar y presionar a las pocas posturas independientes para asegurar su unanimismo.

Hoy en Colombia cualquiera puede recibir el abrazo ilegal de estos «amantes del Estado de derecho» y de «la masacre con sentido social». Basta cuestionar mínimamente la santidad de su autoridad y la buena fe del ejecutivo: El sueño de Laureano Gómez hecho real, la consolidación del estatuto de seguridad. El caso de Santrich y nuestro caso, el asesinato sistemático y la impunidad que cobija a altos funcionarios corruptos, militares y parapolíticos son una muestra del modo ilegal como se gobierna Colombia.

Para quienes creemos que la posibilidad de una vida digna para este país solo es posible si se aplican realmente los principios de paz y democracia, cualquier manifestación del autoritarismo y la injusticia, merecen nuestro repudio, nuestra denuncia, nuestra movilización. Y para todos quienes las padecen nuestro acompañamiento y solidaridad.

Desde la Picota y el Buen Pastor, nos solidarizamos con Jesús Santrich, sentimos con indignación su situación que también es la nuestra, y a pesar de toda esta mierda, tenemos la certeza de que la razón, la defensa de la paz y la democracia son posibles para Colombia.

 

Acusados y acusadas por el montaje judicial por el atentado al Centro Comercial Andino recluidos en la cárcel la Picota y el Buen Pastor de Bogotá.