Si al presidente del Servel, o ya puestos, al ministro de Hacienda, se le hubiese ocurrido declarar que los partidos políticos son financiados por platas grises, provenientes de quienes saquean las riquezas del país… lo más probable es que hubiese tenido que dimitir de sus eminentes funciones. ¿Por qué? Por la sencilla razón de que […]
Si al presidente del Servel, o ya puestos, al ministro de Hacienda, se le hubiese ocurrido declarar que los partidos políticos son financiados por platas grises, provenientes de quienes saquean las riquezas del país… lo más probable es que hubiese tenido que dimitir de sus eminentes funciones.
¿Por qué? Por la sencilla razón de que es verdad y todo el mundo lo sabe. Como dice el refrán de la canción de Guy Béart: «El primero que dice la verdad, Es ese el que hay que ejecutar…» Las platas brujas, el señor del maletín: otro capítulo de la gigantesca hipocresía que cubre el cielo de la política chilensis.
En agosto de 2002, acertó a pasar por París el entonces diputado Alejandro Navarro. Reunido con algunas decenas de ciudadanos chilenos, nos contó algunas cosas que retomé en una parida titulada «Aún no estamos acostados»:
Ser elegido diputado o senador cuesta mucho dinero. Y una proporción muy grande de parlamentarios tolera que sus campañas sean financiadas por las grandes empresas. Incluso los del PS. Lo que crea «lazos». Y luego es difícil hacer votar proyectos de ley que vayan contra los intereses de dichas empresas. Ya lo veremos con la ley de la pesca que desfavorece a los artesanos y favorece a las grandes pesqueras. Esa ley, prevé Navarro, será aprobada con la anuencia de los socialistas. Y agrega muy cándidamente: «lo que no es corrupción». Desde luego. En biología eso se llama simbiosis.
No tuve que dimitir de nada, visto que no tenía ningún cargo. Navarro tampoco dimitió, que yo sepa.
Hace algunos años, el «empresario» Jorge «Tobi» Rodríguez, a la sazón ministro de Economía de Ricardo Lagos, enzarzado en un debate matinal en la TV con Marcel Claude en el que este exigía la neutralización en el Parlamento de los diputados y senadores que tenían conflicto de intereses en materia pesquera, replicó textualmente lo siguiente: «Si los diputados y senadores que tienen conflictos de interés tuvieran que neutralizarse… ¡nos quedaríamos sin Parlamento!» (sic).
Recuerdo perfectamente bien que Jorge «Tobi» Rodríguez no renunció, a pesar de que lo que decía era la verdad absoluta.
No hace mucho, CIPER publicó un reportaje titulado «Los secretos de las empresas que financian la política: Quiénes son y cuánto gastan», con el subtítulo: «Dueños de HidroAysén entre los mayores financistas». En ese reportaje, CIPER precisa:
Las donaciones para financiar las campañas políticas se cuentan en millones de dólares entre los grandes conglomerados como Enersis. Aunque la ley que regula el financiamiento de las campañas les permite el anonimato, CIPER rastreó los directorios de los grandes grupos económicos y encontró donaciones de las empresas ligadas a las familias Matte, Luksic, Del Río, Cúneo-Solari, Angelini y Yarur. Todos quieren influir en las decisiones políticas y para ello suelen dividir sus aportes entre distintas empresas, evadiendo los topes legales.
¿Dimitió algún periodista de CIPER? ¿El Sr. Saieh – COPESA – se molestó?
Hace algunos meses, una gran empresa chilena que buscaba ser cotizada en la Bolsa de New York tuvo que cumplir con las exigencias de la ley de los EEUU, o sea declarar sus donaciones políticas. Lo que ocultaba con extremo cuidado en Chile tuvo que confesarlo en el Imperio: más de mil millones de pesos al año en donaciones a partidos políticos chilenos… ¿a cambio de qué?
Esa es la cuestión… ¿ cambio de qué? Ya lo dijo Alejandro Navarro: para que sea muy, muy, muy «difícil hacer votar proyectos de ley que vayan contra los intereses de dichas empresas.»
Ahí está la madre del cordero.
El único modo de practicar el pillaje de las riquezas básicas, la usura en los créditos bancarios, la estafa en materia de Educación, el fraude en la Salud privatizada (incluyendo los abortos clandestinos), la destrucción del medio ambiente, el robo calificado en materia de transporte público, el abuso del «retail» en los créditos al consumo, la ignominia de la privatización del mar, el despojo de las AFP, la multiplicación de las leyes liberticidas y un largo etcétera, consiste en crear «lazos» (Alejandro Navarro dixit) con los políticos.
Lazos de plata y/o de oro, eso ya es según…
Sin descartar su integración en el mundo de los «empresarios». Ejemplos hay muchos de improvisados «empresarios» que salieron directamente de una Embajada, o de un ministerio, a las confortables oficinas de una multinacional, con un salario poco coherente con sus luces, para no hablar de sus calificaciones profesionales.
Que la derecha dura – la UDI – se vea hoy empantanada en un escándalo de proporciones, acusada de practicar lo que siempre ha practicado… lo que practican todos, en fin, lo que se practica… ¿dónde está la novedad?
Las denegaciones de Penta von Baer, de Maureira, de Silva, de Velasco, de Golborne, de Jovino Novoa, de C.E. Lavín y los otros son patéticas y de una nulidad absoluta. ¿En qué pecan quienes poseen el Club privado que llaman Chile utilizando el producto de sus latrocinios para conservar el negocio?
¿O acaso alguien – la Justicia, el Ejecutivo, el Parlamento… instituciones penetradas por estas prácticas – decidió ponerles un término definitivo?
¿Llegó Elliot Ness al campo de flores bordado y no nos habíamos enterado?
Soy un convencido de que la práctica de la adivinación, de las previsiones y otras visiones del futuro valen aún menos que los calculitos del FMI. Sin embargo me atrevería a apostar que, como en el caso Larraín, o el escándalo de La Polar, la colusión de las Farmacias y tantos otros, no pasará nada.
Faltaría más, que se le reprochase a los dueños del burdel el faltarle el respeto a la moral y a las buenas costumbres…
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