Para contextualizar, de partida mi madre [Margarita Marchi] era militante del MIR y mi padre [Hernán Aguiló] también, ambos desde su juventud. Los dos pasaron a la clandestinidad el 11 de septiembre de 1973.
En recientes noticias se ha anunciado que «se resolvió someter a proceso a los agentes de la disuelta Dirección de Inteligencia Nacional (DINA) Miguel Krassnoff Martchenko y Rolf Wenderoth Pozo, por su responsabilidad en el delito de secuestro con grave daño a Macarena Aguiló Marchi. Hecho ocurrido en abril de 1975, cuando la víctima solo tenía tres años de vida».CNNChile
A propósito de ello, compartimos el testimonio de Macarena Aguiló Marchi, perteneciente al libro 50 años, 50 historias. L@s niñ@s y adolescentes de la dictadura de Manuel Délano, Fabiana Rodríguez-Pastene, Karen Trajtemberg. Macarena Aguiló Marchi es madre de dos hijos y es directora, guionista y productora de cine. Magíster en Estudios de Cine de la Universidad Católica de Chile. Directora del documental “El edificio de los chilenos” y productora de “Visión nocturna”, entre otras obras.
El texto publicado a continuación forma parte del libro «50 años, 50 historias. L@s niñ@s y adolescentes de la dictadura» de Editorial LOM y fue redactado por los autores a partir de entrevistas a Macarena Aguiló Marchi».
Cautiva en el infierno
MACARENA AGUILÓ MARCHI
Los primeros recuerdos de mi infancia están relacionados con mi secuestro por la DINA en 1975, cuando tenía tres años y medio. Son secuencias de imágenes de lo que pasó, que he intentado entrelazar como un relato siempre incompleto, porque nadie sabe lo que viví durante el secuestro, y nadie lo habló conmigo luego que aparecí, sino hasta muchos años después. Solo tengo lo que yo recuerdo porque lo guardé fuertemente; pero también existe lo que pasó y no recuerdo. Al igual que a todas las personas que vivieron la violencia de la dictadura siendo niños y a los adultos que fueron militantes perseguidos, es muy complejo recordar porque una nunca sale de esa testimonialidad. Es algo que me constituye de cierta forma y que viaja conmigo permanentemente, como una fisura, por todo lo que implicó, que se instala en la base de mi estructura vital, de confianza, de piso, de todo y me atraviesa en forma indeleble. No podría decir que es algo que solo forma parte de mi pasado, porque no puedo dejar de vivir en el presente con ello.
Para contextualizar, de partida mi madre [Margarita Marchi] era militante del MIR y mi padre [Hernán Aguiló] también, ambos desde su juventud. Los dos pasaron a la clandestinidad el 11 de septiembre de 1973. Soy hija única y ellos se estaban separando cuando fue el golpe, entonces me quedé con mi madre y a mi padre no lo volví a ver más hasta adulta. Mi mamá, su pareja y yo empezamos a vivir en distintas casas y en algunos momentos, por problemas de seguridad me dejaron al cuidadocuidado dede mi nana, Elsa Oróstica, que lo era desde que nací. Ella es con quien pasaba más tiempo en Santiago, y también donde vivía su familia, en Los Ángeles. En enero de1975, cuando estaba con Elsa en el sur, mi madre cayó presa en manos de la SIFA [Servicio dede Inteligencia de la Fuerza Aérea]. Nos vinimos a Santiago y mi tío, hermano de mi mamá, que vive camino a San Vicente de de Tagua Tagua, en el Tambo, me vino a buscar, porque mi mamá y mi tía estaban presas, y mi abuela paterna estaba enferma y no me podía cuidar.
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Fuente: Lom Ediciones