Cerro Navia, una de las comunas más pobladas de Santiago, y también una de las más pobres. Miseria y cesantía marcan su diario vivir. Según sus vecinos, el municipio y el gobierno no ofrecen ningún camino de superación para miles de jóvenes que se debaten entre la falta de oportunidades, la droga o la delincuencia. […]
Cerro Navia, una de las comunas más pobladas de Santiago, y también una de las más pobres. Miseria y cesantía marcan su diario vivir. Según sus vecinos, el municipio y el gobierno no ofrecen ningún camino de superación para miles de jóvenes que se debaten entre la falta de oportunidades, la droga o la delincuencia. Un grupo de pobladores levantó hace años un centro cultural y lo llamó Grandes Alamedas. Lo preside Luis Rafael Hurtado Rousseau, viejo luchador de Izquierda. Armando González Cortés, líder del colectivo, dice: «Elegimos ese nombre porque representa un homenaje al presidente Salvador Allende, cuyo ideario dirige nuestro quehacer. Y también, por un sentido de amplitud, de inclusión. El discurso que dio en un momento trágico para nuestro país, un momento en el que las libertades de los trabajadores y sus conquistas estaban siendo conculcadas, pese a lo oscuro del momento, dio un hálito de esperanza de que los trabajadores recuperarían sus derechos y avanzarían hacia un mundo mejor. Consideramos muy hermosa esa frase: ‘Se abrirán las grandes alamedas’. Es por eso que surge nuestra organización, respondiendo a inquietudes políticas y sociales que los integrantes y fundadores teníamos hace años».
El centro cultural se prepara para participar el 3 de octubre en el homenaje a Miguel Enríquez y a todos los héroes y mártires de la Resistencia.
La sede de Grandes Alamedas está en la calle Fanaloza Nº 7191, Población Villa Carrascal Poniente. Varias poblaciones la circundan: Vicente Saavedra -conocida como ‘la Colo Colo’-, El Carmen, Digna Rosa y La Franja, que fue parte de Herminda de la Victoria. Según Armando González, cuando surgió el centro cultural «la idea era realizar un trabajo social que no fuera meramente asistencialista. Se trataba de hacer cultura y de levantar una biblioteca. Pensamos que el trabajo social tiene que ir de la mano con un avance en la toma de conciencia. Nuestra comuna, desde los tiempos de la Unidad Popular -cuando era Barrancas-, y luego, en la época de la resistencia a la dictadura -como parte de la comuna de Pudahuel-, fue considerada un bastión de Izquierda. El primer ‘paro comunal’ bajo dictadura fue en Pudahuel y se expulsó a peñascazos al dictador. Pero esa combatividad se fue diluyendo, sobre todo cuando la Concertación se instaló en el gobierno. La gente se fue adormeciendo, desarticulando. Nosotros, como militantes socialistas, fuimos partícipes de la desidia de los partidos. Acallaron el movimiento social, desarticularon las orgánicas más autónomas y revolucionarias. Por todo eso, nuestra idea hoy es retomar la senda de nuestra población; recuperar nuestra memoria histórica, y caminar juntos hacia la construcción de otro modelo de sociedad», agrega Armando González.
En el sector hay problemas graves de drogadicción en jóvenes y niños. Venden pasta base al lado del local del centro cultural, a vista y paciencia de la policía. Por eso pretenden, mediante la cultura fortalecer las capacidades del pueblo. «Que nuestros niños puedan crecer en sus potencialidades. Estamos creando redes con otras organizaciones para avanzar en esos objetivos», dice Armando González.
Guillermo Pulgar Lira se integró al centro cultural un año después de su fundación. «Como militante, pensé que había que apostar a algo concreto y aquí estaba el espacio. Había que asumir una práctica más concreta mucho más vinculada a nuestro medio natural: la población. La noción de cultura que tenemos es respetando identidades desde el punto de vista del lenguaje, porque a pesar de tener dos Premios Nobel de Literatura, seguimos dominados por la cultura anglosajona. Es algo que queremos superar. No ha sido fácil porque no contamos con recursos del Estado. Pero a cada actividad que convocamos, de alguna manera llega la población. Lo que el Estado no hace lo hacemos nosotros con una orgánica popular, con escasos medios y recursos económicos. Contamos con mucha solidaridad de profesionales que nos acompañan. Tenemos una biblioteca, cine gratuito, una consulta de abogados gratuita. Nuestro centro cultural tiene un plan de trabajo que consiste en dar cada mes un documental o película que tenga vínculo con una efemérides, como 1º de mayo, nacimiento de Salvador Allende o la muerte del comandante Hugo Chávez, etc. Tenemos contactos con grupos de salud. También se dictan charlas, asesorías y capacitación. Actualmente, estamos dando un curso de peluquería. Y se hizo uno de capacitación en modas».
CULTURIZAR AL PUEBLO
También hay expresiones mapuches y se ha ido involucrando cada vez más la gente del sector. Gente común y corriente, y militantes o ex militantes de Izquierda. Las expresiones políticas que más cercanas han estado a su trabajo, desde el punto de vista del compromiso, han sido opciones que no están en el sistema. «Con anarquistas y maoístas hemos realizado trabajos más concretos. Otras expresiones políticas, como las institucionalizadas, no nos han acompañado, a menos que tengamos vínculos con sectores o corrientes de pensamiento disidentes del Partido Socialista o del Partido Comunista», dice Guillermo Pulgar.
Adriana Gutiérrez es una joven animalista que participa en el centro cultural desde hace un tiempo: «Llegué al Grandes Alamedas por casualidades. Tengo 21 años y como muchos jóvenes andaba ‘medio perdida’ en la población. No hallaba dónde ir, y un día encontré la biblioteca del centro. Me gusta leer y para hacerlo tenía que ir a otras bibliotecas fuera de la comuna… Cuando encontré este lugar, me empecé a integrar. Me empecé a incluir de a poquitito. Y ya hemos hecho bastantes cosas con los chiquillos; actividades con los niños, participamos con las películas, y en incitar a la gente a colaborar. Lo que hacemos acá son cosas que ya no se ven en todas partes. La población últimamente está muy desunida. Por eso, nos interesa llegar a todos los sectores. Esto es amplio. Aquí pueden venir tanto las señoras como niños y niñas. Nuestro trabajo no está enfocado en un sector específico de la población, sino en todos; en niños, con estímulos de recreación; en los grandes, con la lectura y los talleres. Se trata de enseñar a la población y culturizarla», dice.
Otro miembro de Grandes Alamedas es Edson Matamala Urrutia. Se integró a Grandes Alamedas a través de «disidentes» del Partido Socialista. «La mayoría de quienes integran el equipo del centro cultural tuvieron alguna militancia en el PS y hoy están descolgados por la línea política adoptada por el partido. Yo sigo militando, pero en una corriente disidente. Siempre me llamó la atención el trabajo territorial y de base. Dí con el centro cultural y me integré altiro. Creo que una de las tareas fundamentales es recuperar el tejido social que se ha perdido en el paso de la dictadura a la democracia, arrebatado en cierto modo por el Estado. Nuestra tarea fundamental es recuperar esas corrientes sociales y ese tejido social en las poblaciones. No venimos a plasmar o entregar dogmas prefabricados. Nuestra tarea principal a través de la lectura es despertar conciencias, interés por culturizarse, por educarse, y así caminar todos juntos hacia el socialismo», dice.
Integran equipos para cada actividad. Y cuentan que la recepción de los pobladores ha sido buena. Al local llegan pobladores que no han tenido un acercamiento a la política. «No es gente que tenga una corriente ideológica definida, pero llegan como abejas al panal, por decirlo de alguna manera. Quienes vivieron la época de la Unidad Popular nos lo comentan, y eso les despierta un viejo romance con la libertad. Eso es lo que buscamos. Llegar a quienes en cierto modo están olvidados por los partidos políticos, el Estado, las municipalidades y demás organismos gubernamentales», agrega Edson Matamala.
BIBLIOTECA POPULAR
Cuando iniciaron el centro cultural, varios miembros plantearon postular a proyectos gubernamentales para obtener recursos. «Planteaban que eran platas que son del pueblo y que hay que ocuparlas. Nosotros tenemos personalidad jurídica, pero todas las actividades y las cosas que hay acá, por pequeñas que sean, han sido logradas por autogestión», dice Armando González. Les han regalado libros, una fotocopiadora, y otros bienes materiales. Han preferido funcionar a través de esos lazos de solidaridad y compañerismo. «Acá ningún partido político, ninguna autoridad puede venir a cobrarnos una vuelta de mano. Todo ha sido por autogestión, con el esfuerzo de los miembros y amigos del centro cultural», agrega. Detallan que poseen contacto y colaboran con varios colectivos y organizaciones, como la Escuela Popular Luis Emilio Recabarren, las Unidades Muralistas Luchador Ernesto Miranda (UMLEM), y con pobladores militantes de los partidos Comunista, Socialista, independientes de Izquierda, y vecinos comunes y corrientes. «Todos pueden participar. Solidarizamos con organizaciones o colectivos que no tiene espacio para sus reuniones o actividades. Hace poco se prestó nuestro local para que hicieran afiches sobre el levantamiento mapuche en Ranquil. Los compañeros trajeron sus materiales de serigrafía y durante varias noches los imprimieron. Solidarizamos con las orgánicas que desde la base están por la construcción de un modelo alternativo al capitalismo neoliberal. Si bien no concordamos cien por ciento con el pensamiento de alguno de nuestros amigos, en la línea gruesa estamos por la superación del capitalismo, y cada acción que se plantea acá de solidaridad, de fraternidad y de apoyo mutuo, para nosotros es ir construyendo el socialismo día a día en la población. La mayoría de los miembros del centro cultural somos marxistas, eso no lo escondemos», dice Armando González.
La biblioteca de Grandes Alamedas es su orgullo. Ha funcionado desde hace tres años, con apoyo de amigos del centro cultural. El comienzo fue modesto. Tuvieron una marcha blanca de más de un año. Después hicieron una campaña de recolección de libros y revistas. «Todos los miembros del centro cultural jugaron un papel importante, y gracias a eso hoy tenemos una buena biblioteca para nuestra población y vecinos de Cerro Navia», agrega González. La Biblioteca de Santiago les donó libros, como también la embajada de Ecuador, Punto Final y Le Monde Diplomatique , entre otros. Otra fuente de apoyo que les llena de satisfacción es la confianza de los vecinos. Casi todos los domingos, que se abre la biblioteca, llega gente a donar libros: cinco, diez, y hasta cincuenta. «Una señora que vende libros usados en la feria, nos donó un atadito. ‘Son los que tengo repetidos, así que los traigo a la biblioteca’, nos dijo. Y así, mucha gente que tiene libros viene a donarlos. Nos dicen que están seguros que aquí ‘van a servir más que en sus casas'», dice Armando González. Actualmente, tienen más de tres mil libros, con secciones de arte, literatura escolar, best sellers , economía, historia, religión, autoayuda, política, etc. «Hay de todo un poquito. Quienes vienen y curiosean, quedan sorprendidos. Tenemos muy buenos libros sobre política y los clásicos del marxismo, testimonios sobre la dictadura militar, sobre derechos humanos, también acerca del proceso de la Unidad Popular, y el socialismo del siglo XXI. Es bastante variado», agrega.
LA POBREZA INFINITA
Edson Matamala dice que constantemente llegan propuestas para talleres. «Se acercan al centro cultural y nos proponen talleres o actividades. Tenemos en preparación un taller de batucada y pronto una charla del sociólogo Alberto Mayol. Otra charla será sobre evangélicos contra la dictadura y la labor del pastor luterano Helmut Frenz», dice. También dictarán charlas sobre el levantamiento mapuche de Ranquil y el Movimiento por la Asamblea Constituyente Autoconvocada, donde se hablará sobre la necesidad de una nueva Constitución. También tienen una revista digital, que se publica en el archivo de Grandes Alamedas en un grupo de Facebook. «A veces nos atrasamos un poco, pero sale a la luz y ya llevamos seis ediciones. Tanto en el distrito como en la comuna hemos sido los impulsores de la biblioteca, algo que no ha interesado al municipio. Acá no hay librerías ni egresados de colegios municipalizados que estén en universidades tradicionales. Somos de los distritos más pobres, y según el INE, concentramos mucho ingreso mínimo. Estamos casi a la par con la comuna de Arauco. Eso dificulta mucho hacer actividades culturales. ¿Cómo impulsar una conciencia más desarrollada si los niveles de pobreza son tan altos? Cuesta mucho y es difícil compararse con comunas que tienen mucha expresión antisistema, porque poseen otro nivel de ingreso y mayor acceso a educación», dice Guillermo Pulgar. «Por eso, es difícil sostener en el tiempo este tipo de trabajos. Es imprescindible la perseverancia. Hemos hecho talleres a los que no ha venido mucha gente, pero han sido muy buenos. El taller de historia y cultura mapuche fue excelente y llegaron 15 personas. El año pasado, se hizo uno de lectura y análisis del Manifiesto Comunista , también uno literario. Otro de salud, que se dictó en la sede y en la plaza. Ahora estamos con un taller de peluquería. Es nuestra segunda generación de egresadas. Tuvimos un taller de guitarra durante seis meses, todos los sábados. Los niños empezaron de cero y salieron con un buen nivel y contentos», dice Armando González.
También han hecho actividades de recuperación de la memoria histórica. El centro cultural recuperó el monolito a los ejecutados políticos de Barrancas. Lo restauraron por completo. En diciembre del año pasado, hicieron un homenaje a Luis Díaz Muñoz, joven militante del MIR, vecino del sector, asesinado por Carabineros en la calle Neptuno con Janequeo el 29 de diciembre de 1984. «Nos agrupamos con el colectivo Baldosas por la Memoria y se hizo un homenaje en la Población Roosevelt, fuera de la casa donde vivió Luis Díaz. Asistieron unas 200 personas y se colocó una placa. Así abrimos las grandes alamedas de las que habló Allende».
Publicado en «Punto Final», edición Nº 811, 22 de agosto, 2014