La patria peruana, en este momento está atravesando una crisis política terrible, ya lo decía hace cien años el gran escritor Manuel González Prada, que «el Perú es un organismo enfermo”.
Esa situación continua con el oprobio de los sectores derechistas y fascistas, cuya último crimen fue la destitución de su Presidente Constitucional, el maestro del campo, Pedro Castillo. Ante ese desmán, el pueblo peruano ha salido a las calles a exigir, con justicia, la libertad del maestro y la disolución de todos los estamentos políticos del Perú, principalmente del Congreso Nacional, llamado a elecciones y la convocatoria a una Asamblea Constituyente. En las noticias de todos los días, solo se ve la fuerte represión que golpea a los peruanos, con muertos, heridos, bombardeos y lanzamiento de gases tóxicos contra los manifestantes desde helicópteros del gobierno de facto. Deseamos que el pueblo peruano conquiste sus justos derechos y reclamos, y que los responsables de tanta atrocidad paguen con cárcel y sean destituidos de sus cargos y que el Perú alcance el bienestar y la justicia.
Perú, América y el mundo tienen una referencia muy importante dentro del campo de las letras, se trata César Abraham Vallejo, peruano ejemplar que manejó espléndidamente todos los géneros literarios: poesía, narrativa (novelas y cuentos), teatro y ensayo. En el periodismo, elaboró numerosísimas crónicas y artículos. Nace el 15 de marzo de 1892 en Santiago de Chuco, al norte de Perú, departamento de La Libertad, es el menor de once hermanos que tuvo el matrimonio de Francisco de Paula Vallejo Benites y María de los Santos Mendoza, humilde familia, muy católica. Vallejo cursa sus estudios de primaria en el pueblo donde nació, y la secundaria en Huamachuco y Santiago de Chuco. En su más tierna edad comienza a escribir sus primeros poemas. Sus estudios universitarios los inicia en 1910 en la Facultad de Letras de la Universidad de La Libertad, en la ciudad de Trujillo los cuales interrumpe, y al año siguiente se matricula en la Facultad de Ciencias de la Universidad de San Marcos, en Lima, estudios que también interrumpe por razones económicas.
Se desempeñó como preceptor de los hijos de un rico hacendado de Acobamba (Pasco) y como ayudante de cajero en una hacienda. Posteriormente ingresa a la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de La Libertad, se sostiene trabajando como maestro. Uno de sus alumnos fue el novelista Ciro Alegría. Allí permanece hasta 1817, pero al año siguiente se inscribe en la Facultad de Letras de la Universidad de San Marcos. Se graduó con su tesis El romanticismo en la poesía castellana. En esos años publica poemas en revistas, establece vínculos con los poetas José María Eguren y Abraham Valdelomar; con Haya de la Torre, el fundador del APRA, líder socialdemócrata; con Manuel González Prada y con José Carlos Mariátegui.
En 1919 se publica su primer libro, Los heraldos negros. De acuerdo con el Profesor Navarrete Orta, “Allí están las señales inequívocas del extraordinario poeta que fue César Vallejo. En este momento inicial hay un enlace con la tradición romántico-modernista… Vallejo-el poeta está inmerso en un universo fuertemente condicionado por factores dominantes de orden personal… la temática de Los heraldos negros se concentra en lo erótico-amoroso, en la familia, en la conflictividad existencial y religiosa y, en menor grado, aunque por eso no menos importante, en la naturaleza y las costumbres de la comunidad andina y en asuntos sociales trascendentes.” Antes de la publicación de esa obra, entre los años 1911 y 1918, Vallejo ya había escrito, 24 poemas juveniles, 21 de ellos publicados en los medios peruanos: Cultura Infantil y La Semana; en La Reforma y La Industria, diarios, de Trujillo. Vallejo finalmente rompería con la tradición modernista. César Vallejo es considerado como uno de los más grandes cultores y creadores dentro del campo de la poesía vanguardista latinoamericana del siglo XX. Toda una revolución en la manera de escribir, su impacto fue total. Es uno de los más importantes poetas del Perú.
Los heraldos negros
Hay golpes en la vida, tan fuertes… Yo no se!
Golpes como el odio de Dios; como si ante ellos,
la resaca de todo lo sufrido
se empozara en el alma… Yo no se!
Son pocos; pero son… Abren zanjas oscuras
en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte.
Serán tal vez los potros de bárbaros atilas;
o los heraldos negros que nos manda la Muerte.
Son las caídas hondas de los Cristos del alma,
de alguna fe adorable que el destino blasfema.
Esos golpes sangrientos son las crepitaciones
De algún pan que en la puerta del horno se nos quema.
Y el hombre… Pobre… pobre! Vuelve los ojos, como
cuando por sobre el hombro, nos llama una palmada;
vuelve los ojos locos, y todo lo vivido
se empoza, como charco de culpa, en la mirada.
Hay golpes en la vida, tan fuertes… Yo no se!
A mi hermano Miguel
Hermano,
hoy estoy en el poyo de la casa,
donde nos haces una falta sin
fondo!
Me acuerdo que jugábamos esta hora, y que mamá
nos
acariciaba: «Pero hijos…»
Ahora
yo me escondo,
como antes, todas estas oraciones
vespertinas,
y espero que tú no des conmigo.
Por la sala, el zaguán, los
corredores.
Después, te ocultas tú, y yo no doy contigo.
Me
acuerdo que nos hacíamos llorar,
hermano, en aquel juego.
Miguel,
tú te escondiste
una noche de Agosto, al alborear;
pero,
en vez de ocultarte riendo, estabas triste…
Y tu gemelo
corazón de esas tardes
extintas se ha aburrido de no
encontrarte. Y ya
cae sombra en el alma.
Oye,
hermano, no tardes
en salir, ¿Bueno? Puede inquietarse mamá.
Entre los años 1919 y 1921, en los que padeció cárcel bajo el cargo de “ser el instigador intelectual de un amotinamiento político en Santiago de Chuco“, escribe Vallejo los poemas de Trilce que se publicaron en 1922. Consta de 79 poemas, se identifican por números romanos. Señala el Profesor Navarrete Orta que “Esos poemas surgieron todos en el marco de una sucesión de crisis, que parecen haberse amalgamado en una sola, en la que el elemento definitorio es la ausencia. Muere su madre, se liquidan definitivamente al menos dos de sus amores más intensos y siente que lo fustiga la injusticia con la soledad y el vacío de la cárcel”
Trilce, poema XXIX
Zumba el tedio enfrascado Bajo el momento improducido y caña. Pasa una paralela a ingrata línea quebrada de felicidad. Me extraña cada firmeza, frente a esa agua Que se aleja, que ríe acero, caña.
Hilo retemplado, hilo, hilo binómico ¿por dónde romperás nudo de guerra?
Acoraza este ecuador, luna
Trilce, poema XXXIII
Si lloviera esta noche, retiraríame de aquí a mil años. Mejor a cien no más. como si nada hubiese ocurrido, haría la cuenta de que vengo todavía.
O sin madre, sin amada, sin porfía de agacharme a aguaitar al fondo, a puro pulso, esta noche así, estaría escarmenando la fibra védica, la lana védica de mi fin final, hilo del diantre, traza de haber tenido por las narices a dos badajos inacordes de tiempo en una misma campana.
Haga la cuenta de mi vida o haga la cuenta de no haber aún nacido no alcanzaré a librarme.
No será lo que aún no haya venido, sino lo que ha llegado y ya se ha ido, sino lo que ha llegado y ya se ha ido.
Vallejo viaja a Europa en 1923, se desempeña como periodista y traductor. En su estancia europea, conoce a los escritores Pablo Neruda, Vicente Huidobro, Juan Larrea, Tristan Tzara, Federico García Lorca, Rafael Alberti, Gerardo Diego y Miguel de Unamuno. Realiza varios viajes a Madrid y a la Unión de Soviética y empieza a estudiar seriamente el marxismo. En 1924, se entera de la muerte de su padre. En ese mismo año, sufre Vallejo de una hemorragia intestinal y es hospitalizado. Tuvo una buena recuperación. Vallejo forma parte de un núcleo del Partido Comunista Peruano, que había fundado Mariátegui, son de estos años la frase: “Voy sintiéndome revolucionario y revolucionario por experiencia vivida más que por ideas aprendidas”. Publica varios libros sobre arte y literatura y sobre sus viajes a Rusia. En 1927 conoce a Georgette Vallejo, cuando ella tenía 18 años, y se casan en 1934. Con la irrupción de la guerra civil española, en 1936, funda junto a Pablo Neruda, el Comité Iberoamericano para la Defensa de la República Española. Vallejo enferma y muere de paludismo, el 15 de abril de 1937, en viernes santo en París, llovía, en este punto evocamos su poema Piedra negra sobre piedra blanca:
Piedra negra sobre piedra blanca
Me
moriré en París con aguacero,
un día del cual tengo ya el
recuerdo.
Me moriré en París –y no me corro–
tal vez
un jueves, como es hoy de otoño.
Jueves será, porque hoy, jueves, que proso Estos versos, los húmeros me he puesto A la mala y, jamás como hoy, me he vuelto, Con todo mi camino a verme solo.
También con una soga; son testigos Los días jueves y los huesos húmeros, La soledad, la lluvia, los caminos…
La estancia de catorce años de Vallejo en Europa, desde su llegada a Francia en 1923 hasta su fallecimiento en 1937, se desarrolló en una época crucial para la historia mundial: Mussolini toma el poder en Italia, Primo de Rivera en España, Hitler intenta la toma del poder en Alemania en donde se presenta el nazismo, se desarrolla la guerra civil española y pronto se inicia la segunda guerra mundial. En la literatura estaba en boga el surrealismo, destacan Joyce, Kafka, Brecht, Proust, Faulkner, Pasternak. Dentro de este contexto se desarrolla el trabajo creador de Vallejo, se edita la Colección Archivos, que con el título de “Los Poemas de París” que incluye los Poemas humanos de ediciones anteriores y recoge toda la creación poética de Vallejo de estos últimos años. En Los poemas de París, casi desaparece lo erótico-amoroso, sólo dos poemas para Georgette Phillippart; la familia sigue presente en su obra, Vallejo cambia de lo estrictamente personal a lo colectivo, a lo social, a lo político. De allí, España, aparta de mi este cáliz, ´Salutación angélica´, ´Gleba´´, ´Telúrica y magnética´, ´Los mineros salieron de la mina´, ´La rueda del hambriento´, entre otros. De acuerdo a Navarrete Orta, la creación de Vallejo en esta etapa final de su vida “… encarnan,… la solidaridad con el ser sufriente, con el trabajador, con el proletario; la identificación y solidaridad con el pueblo español y con el pueblo mundial, que luchan por un ideal de redención universal y, específicamente, con los combatientes de la República, que enfrentan valerosamente, con hombría de bien, a la bestia parda del franquismo, versión española de las fuerzas regresivas del fascismo. Vallejo evoluciona, pues, en lo estético-ideológico, desde un humanitarismo social de muy filtradas raíces cristianas hacia un humanismo socialista, pluralista y crítico, y desde una práctica poética romántico-simbolista, sintetizada por el postmodernismo latinoamericano, hacia una nueva poética personal signada por la autenticidad y la realización estética de trascendentes valores humanistas.
España, aparta de mi este cáliz, poema XV
Niños del mundo, si cae España –digo, es un decir- si cae del cielo abajo de su antebrazo, que asen, en cabestro, dos láminas terrestres; niños ¡que edad la de las sienes cóncavas! ¡que temprano en el sol lo que os decía! ¡que pronto en vuestro pecho el ruido anciano! ¡que viejo vuestro 2 en el cuaderno!
¡Niños del mundo, está la madre España con su vientre a cuestas; está nuestra maestra con sus férulas, está madre y maestra, cruz y madera, porque os dio la altura, vértigo y división y suma, niños; está con ella padres procesales!
Si cae, -digo, es un decir- si cae España, de la tierra para abajo, niños, ¡cómo vais a cesar de crecer! ¡Cómo va a castigar el año al mes! ¡cómo van a quedarse en diez los dientes, en palote el diptongo, la medalla en llanto! ¡Cómo va el corderillo a continuar atado por la pata al gran tintero! ¡Cómo vais a bajar las gradas del alfabeto hasta las letras en que nació la pena!
Niños, hijos de los guerreros, entre tanto. Bajad la voz, que España está ahora mismo repartiendo, la energía entre el reino animal, las florecillas, los cometas y los hombres. ¡Bajad la voz que está en su rigor, que es grande, sin saber qué hacer, y está en su mano la calavera, aquella de la trenza, la calavera, aquella de la vida!
¡Bajad la voz os digo; bajad la voz, el canto de las sílabas, el llanto de la materia y el rumor menor de las pirámides, y aún el de las sienes que andan con dos piedras! Bajad el aliento, y si el antebrazo baja, si las férulas suenan, si es la noche, si el cielo cabe en dos limbos terrestres, si hay ruido en el sonido de las puertas, si tardo, si no veis a nadie, si os asustan, los lápices sin punta, si la madre España cae –digo, es un decir- salid, niños del mundo, id a buscarla!…
Bibliografía
Navarrete Orta, Luis. (s/f). Trinchera de ideas: Pensadores y poetas de Nuestra América. Caracas, Casa de Nuestra América José Martí.
Vallejo, César. (2019). España, aparta de mi este caliz. Lima: Gato Viejo Producción Editorial.
Vallejo, César. (1989). Obra Poética Completa. Bogotá: Editorial La Oveja Negra.
Wolfgang R. Vicent Vielma. Licenciado en Geografía, Trabajador de la Casa de Nuestra América José Martí y Profesor de la Universidad Nacional Experimental de la Fuerza Armada Bolivariana.
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