El inicio de la tercera ronda de conversaciones entre el ELN y el Gobierno plantea la voluntad de concretar un cese al fuego bilateral, que inicialmente sería por tres meses. Hasta el momento, los diálogos en Quito han dado como resultado compromisos de avanzar en la construcción de confianzas que den paso a dinámicas y […]
El inicio de la tercera ronda de conversaciones entre el ELN y el Gobierno plantea la voluntad de concretar un cese al fuego bilateral, que inicialmente sería por tres meses.
Hasta el momento, los diálogos en Quito han dado como resultado compromisos de avanzar en la construcción de confianzas que den paso a dinámicas y acciones humanitarias que desescalen el conflicto entre el Gobierno y esa guerrilla.
Cabe resaltar que se ha concertado trabajar conjuntamente en un proyecto piloto de desminado humanitario, además construir un «equipo conjunto de pedagogía y comunicación para la paz (Epecop)» y establecer un fondo de financiación para la mesa de conversaciones que cuente con recursos de cooperación internacional de los países garantes.
En el trabajo de este ciclo que comienza, se espera avanzar en el primer punto de la agenda sobre la «participación de la sociedad», adelantando, de esta manera, metodologías para dicho fin con las audiencias preparatorias.
Por otra parte, la delegación del ELN expresó su preocupación ante la escalada violenta que se viene gestando contra los líderes sociales en el país. En su comunicado «Nuevo ciclo de diálogos: Oportunidad histórica, cese al fuego» piden garantizar la vida e integridad de los defensores de DDHH que se ve amenazada ante el accionar paramilitar, ya que de no ser así, «Colombia estaría ante una situación que prefigura un nuevo genocidio en curso».
El padre Javier Giraldo, representante de la iglesia comprometida con la paz y miembro del CINEP, estuvo en Quito exponiendo ante la mesa de negociación un informe sobre cómo el paramilitarismo ha contado con el apoyo de instituciones del Estado, ha perseguido al movimiento social, especialmente a defensores de derechos humanos, sin acciones concretas por parte del gobierno que paren la violencia.
Por lo pronto, diversos sectores del país esperan que el cese de hostilidades planteado arroje frutos y confianzas que permitan avanzar en los puntos de la mesa, puesto que los tiempos no son favorables para una negociación dispendiosa y si no se dan acciones concretas, peligrará esta negociación, tal como lo expone el académico Victor Currea de Lugo: «las elecciones de 2018 le quitarán oxígeno a la Mesa, hoy por hoy marginal en la agenda nacional», por tanto «una tregua bilateral podría ser la fórmula para liberar dos pájaros en una misma jaula».