Recomiendo:
0

Saramago reclama

Cese de la violencia en Colombia

Fuentes: Rebelión

José Saramago, que suele hablar abundantemente de casi todo, ofreció una conferencia en Bogotá para presentar el libro de evocaciones sobre su niñez, «Las pequeñas memorias», y celebrar el anuncio público del lanzamiento de la Fundación José Saramago, dedicada a promover los derechos humanos, con atención especial a problemas del medio ambiente y el empobrecimiento […]

José Saramago, que suele hablar abundantemente de casi todo, ofreció una conferencia en Bogotá para presentar el libro de evocaciones sobre su niñez, «Las pequeñas memorias», y celebrar el anuncio público del lanzamiento de la Fundación José Saramago, dedicada a promover los derechos humanos, con atención especial a problemas del medio ambiente y el empobrecimiento de la tierra. El escritor pidió a los colombianos adoptar una actitud más activa para superar más de 50 años de conflictos fratricidas, que han perturbado la vida de dos generaciones. Luego de guardar un minuto de silencio por los millares de muertos y víctimas de la violencia en Colombia, en cuya memoria se entregaron claveles a los asistentes, cerró la noche con un debate sobre la dignidad y el futuro de la humanidad.

Al preguntarle qué podría sugerir a los colombianos, aclaró: «Tenéis que parir vuestros muertos, sacarlos de esta tierra, parirlos de vuestra conciencia. Parirlos no será fácil, pero cargarlos será seguir en la pesadilla que lleva dos generaciones y ha causado 30 mil desaparecidos y más de 3 mil secuestrados. Es algo monstruoso, que se ha vuelto cotidiano, donde se pierde la medida de la realidad. «La solución no es militar, hay que ir más allá del acuerdo humanitario.
La violencia en Colombia tiene una larga historia y habría que repasar sus antecedentes. En abril de 1948 el dirigente liberal Jorge Eliécer Gaitan fue asesinado en Bogotá. El pueblo, airado, se lanzó a las calles en una demostración de violencia excepcional que en pocas horas arrasó la ciudad y produjo miles de muertos. Fidel Castro se hallaba en la ciudad, y también el general George Marshall, Secretario de Estado del gobierno en Washington, autor del famoso plan que contribuyó a reconstruir Europa tras la Segunda Guerra Mundial. Marshall, con una miopía política desconcertante, acusó al comunismo internacional de ser autor de aquel alzamiento. Ignoraba que los propios comunistas acusaban de fascista al liberal Gaitán. Los acontecimientos sorprendieron al P. C. colombiano.
En la década del treinta, grupos campesinos se habían apoderado de la tierra por la fuerza en la zona de Viota y se convirtieron en un territorio autónomo. Esa experiencia se repitió tras el bogotazo y así surgió la república independiente de Marquetalia (originalmente se llamó Gaitania), dirigida por Manuel Marulanda, sobrenombrado Tirofijo. Otros grupos se crearon. Solamente entre los años de 1949 a 1958, más de 135 mil muertos demostraron el nivel aberrante del fanatismo. Degollinas, crucifixiones y ahorcamientos han sido comunes así como cercenar orejas, despellejar y arrancar cueros cabelludos, que han sido métodos frecuentes.
El odio político, la pugna de clanes fue terreno fértil para estos excesos pero no hubo ningún proyecto coherente de reforma social. Las zonas de autodefensa campesina y la república de Marquetalia fueron desactivadas tras una ofensiva del ejército en 1964. Dos años más tarde comenzaron sus actividades las Fuerzas Armadas Revolucionarias Colombianas (FARC), escenario de nuevas actividades para Marulanda. Fue entonces que apareció en el cuadro político colombiano la figura de un joven seminarista que había realizado estudios en la Universidad de Lovaina, en Bélgica, Camilo Torres.
Al regresar a su país viajó extensamente por las provincias en misión eclesiástica. Se percató de la difícil situación del campesinado y preparó una plataforma de beneficio social para las mayorías. Rompió con la Iglesia al admitir que era necesario expropiar las posesiones del clero. «No se puede servir a dos amos: a Dios y al becerro de oro» afirmó con palabras de Cristo. De ahí a la insurrección armada era un breve paso. Camilo lo dio con su Frente Unido. En febrero de 1966 Camilo Torres emboscó a una patrulla del ejército. Al iniciarse la acción fue herido, sus compañeros le pidieron que se retirara pero el sacerdote se mantuvo en su posición, disparando. Una segunda andanada del ejército lo hirió mortalmente. No pudieron rescatarlo.
La violencia se desató luego que el Partido Conservador tomó el poder en 1946 y ordenó la muerte de miles de militantes del Partido Liberal. Después, como ha dicho James D. Cockcroft: «…la violencia se vio menos relacionada con los partidos y fue tomando una base más social, enfrentando a los campesinos con los terratenientes, a los pobres contra los ricos. Con el tiempo incorporó a una mezcla de grupos armados, desde bandidos hasta ejércitos guerrilleros, traficantes de drogas, escuadrones de la muerte de la derecha vinculados con los cárteles de la droga de Medellín y Cali y con elementos del gobierno».
El hecho fundamental es que el ochenta por ciento de la cocaína que se consume en Estados Unidos proviene de Colombia. Ese es el desastroso escenario que Saramago, con su idealismo de buen pastor, pretende concluir con un clima de buena voluntad.