Desde julio de 2015, la Procuraduría de Trata y Explotación de Personas (PROTEX) ha recibido un total de 5.138 denuncias. Según esta institución, actualmente se encuentran desaparecidas más de 3.000 mujeres en toda Argentina.
Una consumición y un «pase»
El precio de la entrada a los clubs nocturnos incluye una consumición y un «pase», es decir, una mujer. «La entrada a ‘Cocodrilo’ -uno de los clubs que señala Meira- ronda los 300-400 pesos (9 euros) e incluye un show de streappers. Si querés hablar con las chicas que bailan, tenés que pagar e invitarle a una copa. Después, si querés seguir en un hotel, ya son más de 3.000 pesos (67 euros)», revela a este medio un cliente habitual del bar. Aunque ha sido investigado por trata de personas, el club, por su parte, ha asegurado no ofrecer «servicios privados».
El 40% de las 4.296 denuncias que recibió la PROTEX entre 2016 y 2017 fueron por explotación sexual. El 55,2% estaban dirigidas a la existencia de prostíbulos, locales nocturnos, bares o pubs; el 25% a domicilios particulares y un 13,5%, a la prostitución callejera. El 61,1% del total fueron anónimas. En el año 2017 se produjeron un total de 2.215 denuncias por explotación sexual, llegando en el mes de octubre a 248 llamadas por este motivo.
Madres Víctimas de Trata ha conseguido rescatar a varias chicas jóvenes de los prostíbulos. Aterradas, intentaban explicarle su situación a los ‘clientes’, pero éstos lo achacaban a meras estrategias para pedir más dinero. «Actúas según lo que los puteros exigen y los proxenetas te dicen que eres», aseguran. La asociación señala que existen alrededor de 10.000 prostíbulos clandestinos en Argentina. La UNDOC cifra en 32.000.000.000 dólares anuales las ganancias que genera el negocio ilícito de la trata.
Mujeres sin cabeza
Las calles de Buenos Aires están llenas de folletos de cuerpos de mujeres con un número de teléfono en la parte inferior. «Masajes y mucho más», «Chicas VIP 24 horas» o «Paraguayita de 24 años, solita en mi apartamento» son algunos de los mensajes que protagonizan estos ‘anuncios’.
Varias organizaciones de la provincia denuncian que detrás de estas ofertas de «mujeres sin cabeza» hay explotación sexual y trata de mujeres. Se han llegado a recoger más de 500 folletos distintos. «Las víctimas de trata vienen de los sectores más pobres, de los que nadie te busca. Se aprovechan de esa vulnerabilidad«, señala Graciela Collantes, presidenta de la Asociación de Mujeres Argentinas por los Derechos Humanos (AMADH). Collantes fue secuestrada y prostituida por las redes de trata hace 23 años.
«Éramos más de 400 mujeres, reuniéndonos para darnos cuenta de que ninguna habíamos tenido la capacidad de elegir. La trata empieza a visibilizarse en Argentina con el caso de Marita Verón, que era de clase media y su madre tiene las herramientas económicas para buscarla», apunta. Susana Trimarco, madre de Marita Verón, consiguió durante la búsqueda de su hija rescatar a 17 mujeres argentinas que estaban siendo obligadas a prostituirse en España.
«Vivas se las llevaron, vivas las queremos»
Desde que su hija apareció muerta hace 25 años, Margarita no ha dejado de luchar por salvar a mujeres prostituidas. «No están perdidas, son desaparecidas para ser prostituidas, pero el Gobierno no quiere hablar de trata porque es un negocio muy lucrativo para el Estado. Vivas se las llevaron, vivas las queremos», reclama.
Carlota continúa su búsqueda. Hace 17 años que su hija Gimena Dueñas desapareció. «El Estado se burla de nosotras. Dice que no encuentra a nuestras hijas, las mismas que aparecen como ofertas en fotos de los prostíbulos en Internet«, denuncia a este medio. Silvia, en cambio, tardó 15 años de constante agonía hasta que pudo enterrar a su hija.
La vuelta a casa tampoco es fácil. La organización asegura que las jóvenes rescatadas tienen problemas de alcoholemia, drogas, enfermedades y trastornos psiquiátricos. «¿Cómo no van a desarrollar estrés postraumático si les provocan abortos y a las pocas horas las obligan a mantener sexo de nuevo?», reclama Meira.
Hoy ya hace 26 años desde que empezó la lucha de Margarita. Ha recorrido todos los Juzgados de Buenos Aires, los servicios de inteligencia y los prostíbulos de la ciudad. El presunto asesino nunca llegó a ser detenido. «A mi hija la mató un sicario del poder», asegura. «Empecé esta lucha con el objetivo de hacer justicia, pero me di cuenta de que los poderes e instituciones son cómplices del negocio millonario de la trata», recalca.
Meira denuncia las amenazas por parte del sistema prostituyente, pero asegura que no se dejará vencer por el miedo: «Cuando te matan a una hija, desaparece el miedo a todo. Tengo balazos en la puerta de mi casa, han venido a amenazarme proxenetas, me han colgado carteles con insultos en la fachada; pero yo no me canso de denunciar. Si nos asustamos, perdemos la batalla».
Ya son 18 madres luchando por encontrar a sus hijas y por hacer justicia por el resto de mujeres desaparecidas. «Esta lucha sólo acaba de empezar, el siguiente paso es hacernos escuchar ante la Corte Interamericana», concluyen.
[Si eres víctima o conoces algún caso de víctimas de trata o explotación sexual, contacta al 145 (Argentina) o al 900105090 (España)]