La burguesía, por el conducto de sus escritores, nos habla siempre de los «grandes hombres que nos dieron patria y libertad» y esta frase ha pretendido grabarla en la mente del pueblo haciéndole creer que es propia para todos. Yo mismo miro en torno mío… miro en torno a la gente de mi clase… […]
La burguesía, por el conducto de sus escritores, nos habla siempre de los «grandes hombres que nos dieron patria y libertad» y esta frase ha pretendido grabarla en la mente del pueblo haciéndole creer que es propia para todos.
Yo mismo miro en torno mío… miro en torno a la gente de mi clase… miro el pasado a través de mis treinta y cuatro años y no encuentro en toda mi vida una circunstancia que me convenza de que he tenido patria y que he tenido libertad…
¿Dónde está mi patria y donde mi libertad?¿La habré tenido en mi infancia cuando en vez de ir a la escuela hube de entrar al taller a vender al capitalista insaciable mis escasas fuerzas de niño?¿La tendré hoy cuando todo el producto de mi trabajo lo absorbe el capital sin que yo disfrute un átomo de mi producción?
Yo estimo que la patria es el hogar satisfecho y completo, y la libertad solo existe cuando existe este hogar. La enorme muchedumbre que puebla campos y ciudades, ¿tiene acaso hogar? ¡No tiene hogar…! ¡No tiene hogar…! ¡Y el que no tiene hogar no tiene libertad! Todos los grandes creadores y fundadores de la economía política afirman este principio: «¡el que no tiene hogar no tiene libertad!»
A ver, ¿quién puede contradecirme?
Acaso los que vencieron al español en los campos de batalla, ¿pensaron alguna vez en la libertad del pueblo? Los que buscaron la nacionalidad propia, los que quisieron independizarse de la monarquía buscaban para sí esa independencia, no la buscaron para el pueblo.
¡Celebrar la emancipación política del pueblo! Yo considero un sarcasmo esta expresión. Es quizá una burla irónica. Es algo así como cuando nuestros burguesitos exclaman: ¡El soberano pueblo…! Cuando ven a hombres que visten andrajos, poncho y chupalla. Que se celebre la emancipación política de la clase capitalista, que disfruta de las riquezas nacionales, todo esto está muy puesto en razón.
Nosotros, que desde hace tiempo ya estamos convencidos de que nada tenemos que ver con esta fecha que se llama el aniversario de la independencia nacional, creemos necesario indicar al pueblo el verdadero significado de esta fecha, que en nuestro concepto solo tienen razón de conmemorarla los burgueses, porque ellos, sublevados en 1810 contra la corona de España, conquistaron esta patria para gozarla ellos y para aprovecharse de todas las ventajas que la independencia les proporcionaba; pero el pueblo, la clase trabajadora, que siempre ha vivido en la miseria, nada, pero absolutamente nada gana ni ha ganado con la independencia de este suelo de la dominación española. Tal es así que los llamados padres de la patria, aquellos cuyos nombres la burguesía pretende inmortalizar, aquellos que en los campos de batalla dirigieron al pueblo-soldado para pelear y desalojar al español de esta tierra, una vez terminada la guerra y consolidada la independencia, ni siquiera pensaron en dar al proletariado la misma libertad que ese proletariado conquistaba para los burgueses reservándose para sí la misma esclavitud en que vivía.
————-
Parece extraño pensar que a más de cien años de dictada esta conferencia de Recabarren, el pueblo chileno siga en las mismas condiciones de explotación e ignorancia; que a más de cien años, aún creamos en la patria y nos intoxiquemos de esa comunidad que nos enseña a aceptar la miseria en nombre de la soberanía y sus símbolos.
Hoy, a más de doscientos años de esta encarnizada lucha por la independencia seguimos siendo esclavos, y España es dueña de nuestras telefonías, nuestras electricidad, y gran parte de nuestras riquezas, al igual que EEUU e Inglaterra.
Nuestra burguesía nacional, no cree en la patria, ellos se contentan con copiar la cultura europea y gringa mientras nos habla de unidad nacional ¡De qué patria me están hablando! Si todos los que han muerto produciendo las riquezas de una burguesía que se dice patriota sólo para mantenernos unidos, no están en la historia.
Yo quiero una patria en donde los libros hablen de Clotario Blest, de Luis Emilio Recabarren, de Miguel Enríquez. Y no sólo de ellos, también quiero que todos los explotados estén en esa historia, los que se levantan temprano pa´ parar la olla, y llegan tarde sin ver crecer a sus hijos que en su ausencia son educados por la tele burguesa y la escuela burguesa. Esa no es mi patria, mi patria son mis hermanos de clase, los explotados, los que según Benedetti, valen menos que la bala que los mata, los que no tienen nada que perder sino sus cadenas.
¡Por una segunda independencia, pero esta vez para el pueblo!
Francisco Cornejo Mendez: Colectivo de Organización Popular
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.