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Chile: desempleo y imperialismo neoliberal

Fuentes: Rebelión

Indudablemente el desempleo es, dentro de las ferocidades con que se manifiesta el modelo, una de las más dolorosas. Comprende y deteriora toda la vida y el ámbito que rodea a quien afecta: su entorno social, su sistema de relaciones, su sicología, sus condiciones materiales de existencia. Incluso sus deseos de luchar. El deterioro que […]

Indudablemente el desempleo es, dentro de las ferocidades con que se manifiesta el modelo, una de las más dolorosas. Comprende y deteriora toda la vida y el ámbito que rodea a quien afecta: su entorno social, su sistema de relaciones, su sicología, sus condiciones materiales de existencia. Incluso sus deseos de luchar. El deterioro que provoca en quienes la sufren no es un problema del pasado, ni del futuro, es un problema de hoy, de este momento. Pone en jaque los derechos humanos y resuena como una clarinada desmistificadora del discurso oficial y de quienes dicen que su accionar tiene como fin la felicidad del pueblo.

Estamos hablando de cuestiones concretas, porque mientras escribimos estas palabras cientos de miles de chilenos, se preguntan angustiados que harán el día de mañana. Hoy es domingo, entonces pudiera no notarse que ellos están en casa. Pero mañana, mañana ¿que harán? ¿Cómo allegarán un par de miles de pesos para parar la olla? Salir una otra vez para llegar a lugares donde se ha sido convocado y encontrarse con filas de decenas o cientos de personas que llegan por un empleo o con suerte un par o una decena de ellos. El drama es que siempre parecen ser otros los elegidos.

La situación del desempleo nunca ha variado en lo sustantivo durante estos ya largos quince años de la alianza de gobierno democratacristianos y seudo socialistas; se ha mantenido con altibajos en los mismos rangos que durante la dictadura. Dictadura que tras un discurso hipócrita de la defensa de los altos valores de la cultura occidental y cristiana, contra el comunismo, permitía que el dictador y los otros sirvientes imperiales se fajaran con las empresas públicas y millones de dólares en cuentas en el extranjero: Falsarios, asesinos, ladrones e hipócritas.

Resulta sintomático que todos los bienes de empresarios y gestores del aparato económico de la dictadura ha sido preservada y mejorada durante los sucesivos gobiernos de la coalición gobernante. Esta es la enorme vergüenza, por llamarla de alguna manera, de la pretensión de continuidad de democratacristianos y seudo socialistas de Lagos, quienes se cubren con una máscara oportunista de izquierda, tras la cual no hay nada más que los tétricos rasgos petrificados del pensamiento reaccionario. Su triunfo descansa en el miedo y en haber logrado implantar en la cabeza de los chilenos el falso mundo de lo ilusorio como real. Del consumo desatado a cualquier precio y la apariencia siniestra de la libertad de elegir.

El nuevo presidente que ha desprenderse de una de las dos coaliciones burguesas en pugna no es, pese a sus dichos, quien va a cambiar las cosas, sino quien quedará en mejor disposición para seguir depredando los recursos del país. Su triunfo como lo ha definido con meridiana claridad el UDI Lavín será el resultado de quien ganó el corazón de esta gran parte del pueblo, alienado y embrutecido que le sirve de soporte. Situación de la cual, por otra parte, no podemos excusar responsabilidad.

El mercado, mejor asignados de recursos, según el credo de los economistas neoliberales, con el hipócrita desconsuelo de sus propios sostenedores no está creando empleos sólidos y duraderos, sino solamente trabajos temporales de corto plazo. Es cierto que estos empleada(o)s tienen «algún» tipo de trabajo. Pero su situación en lo esencial no es mejor. Duermen, con un ojo abierto y el otro cerrado, porque saben que la mano invisible del mercado los golpeará más temprano que tarde. Es la ponderada flexibilidad laboral: hoy puede haber trabajo, mañana ¿quien sabe? En las empresas públicas estos empleos flexibles se traducen en trabajadores «a contrata» y son miles. En las empresas privadas la subcontratación por corto plazo se incrementa ostensiblemente y los 200 mil empleos que el gobierno se jacta de haber creado son en su mayoría en funciones temporales por períodos mensuales.

En una reciente publicación el Fondo de Seguro de Cesantía, muestra que más del 50 % de l(a)os profesionales y de los trabajadore(a)s con este beneficio durante el 2004, no alcanzan a cobrar este seguro por no alcanzar los requisitos de permanencia en el empleo. Esta situación se ha agudizado durante el 2005 y lo seguirá haciendo. Es falso que los acuerdos y tratados vayan a crear empleos estables en Chile, pues estos descansan precisamente en las garantías que ofrece el gobierno al capital foráneo de mantener en cintura al movimiento laboral y sus organizaciones a fin de tener un ejército de reserva dispuesto a trabajar bajo cualquier condición. El estudio ha señalado que se crearon 950 mil empleos y se destruyeron 800 mil durante el período. Como esta es una cifra promedio lo que muestra es que durante el período los empleos duraban sólo algunos meses. ¿Puede esto considerarse empleo, pese a los discursos de los satisfechos economistas del modelo? Aquí el interés transnacional dice que cada vez hay que hacer más con menos gente. Esto es lo que muestra el hecho de que las empresas externalizan la mayoría de sus funciones a través del «autsourcing» y la subcontratación. La tarea es eliminar los empleos fijos por cargos variables contratados en función de resultados y a honorarios. Nadie menciona la gran cantidad de profesionales de alta experiencia que dejan las empresas quedando como subproductos del actual proceso productivo, que no vuelven a encontrar empleos en que todas persiguen idénticos objetivos: hacer más con menos gente. Al final, derrotados abandonan la Fuerza de Trabajo o se disfrazan de «emprendedores».

Los que sobran se mantienen como la gran amenaza. Están allí, esperando que alguien caiga para abalanzarse sobre «las nuevas oportunidades y aceptar los nuevos desafíos». Los que tiene trabajo deben aceptar la prepotencia que les recuerda a voz en cuello que»su obligación es trabajar…Y trabajar bien. Que hay otros que estarían felices con su trabajo». Esto es parte de la diatriba que le endilgó el católico apostólico romano, y muy demócrata cristiano Ministro de Salud, a una trabajadora que le reclamaba sus derechos. Los forjadores de ilusiones no descansan, abundan las bolsas de trabajo, piden envío de curriculos, distribuyen platas para cursos y capacitaciones brujas. Permiten universidades de todo tipo que degradan la educación, para que los favorecidos piensen, por lo menos algún tiempo, que aseguran su futuro. Les convencen que son la clase media. Esta es la gran creación de la burguesía, esta seudo clase, de arribistas y desclasados. Que quiere cambiar de barrio y su máxima aspiración sigue siendo un empleo fiscal, pero que transmite por todos los poros la ideología dominante, que dice querer terminar con el Estado, lo que en rigor tampoco es cierto. Que habla de la corrupción, pero que vive de movidas, de pequeñas influencia. Que discursea contra la corrupción de la política y los políticos pero que los sostiene y profita. Que acude a los mall como si fueran iglesias y a las iglesias como si fueran mall. Que tiene a Chile lleno de prostíbulos, prostitutas, prostitutos, pedófilos y delincuentes.. En este desolador panorama no es casualidad que el mayor hipócrita del país, el diario el Mercurio, haya creado la principal oferta y demanda laboral del mercado. Desde sus páginas e internet el diario del imperialismo en Chile se ha puesto en posición de decidir quien trabaja y quien no trabaja en Chile. Podrán premiar y castigar. Ofrecen planes «premium» que entregan como servicio «filtrar» a los postulantes. Lo real aparece en los análisis de las cifras. Entre el primer trimestre del 2005 y el tercer trimestre los ocupados disminuyeron en 71 mil trabajadores; los cesantes aumentaron en 17.620 y los que abandonaron la Fuerza de Trabajadores alcanzaron la importante cifra de 117 mil personas; los ocupados disminuyeron en 71 mil. Pero todo el discurso dice que estamos mejor. (Fuente: Estadísticas INE Agosto -Octubre 2005)) Durante el 2004 el crecimiento económico fue de (6,1 %) sin embargo la tasa de desempleo aumentó de 8,5 % en el 2003 a 8,8 % en 2004. mostrando que pese a la expansión económica el empleo no crece. Que el desempleo es estructural, que forma parte de la esencia del modelo neoliberal. Así durante el primer semestre del 2005, el nivel de crecimiento aumentó a 6,3 % y una caída del desempleo de apenas 0,9 décimas. Claro y fuerte: la economía de mercado globalizado no necesita del factor trabajo para crecer, las empresas transnacionales no necesitan mano de obra ni pequeñas ni medianas empresas. Por tanto el apoyo de los candidatos respecto a su futuro apoyo a l pequeña y mediana empresa es demagogia. No es eso lo que pueden hacer amarrados a los Tratados Comerciales. El desempleo entre los jóvenes triplica la tasa de desempleo nacional. Allí hay una gran parte de la explicación de la baja calidad de la educación, la delincuencia y drogadicción La mecánica del modelo crea jóvenes sin futuro. Para qué estudiar, para ser un cesante ilustrado. Para qué esforzarse. La plata dulce y el trabajo fácil están a la vuelta de la esquina. Esta degradación de las expectativas reales de los jóvenes y del trabajo es un crimen de lesa humanidad.

Las grandes cifras del crecimiento económico, no permiten sacar como consecuencia el «vibrante» crecimiento del empleo augurado por el Ministro de Hacienda Eyzaguirre. El modelo neoliberal no se diseñó para beneficio de las mayorías, ni para el desarrollo de las economías nacionales. Es el diseño y la práctica de dominación del gran capital Es la perpetuación de la formación económica social imperialista.

Esto es lo que tiene absolutamente claro el referente Juntos Podemos Más. La Concertación no ha podido realizar, en plenitud esta vez, el ejercicio camaleónico de hacerse pasar por la verdadera izquierda del país. Están apareciendo, como es natural, todos los actores del drama social. Sin duda y como es claro los que quieren empujar y dar saltos a espaldas de la realidad, llamado a incendiar Santiago, cuando no tienen capacidad ni organización para asegurarse una caja de fósforos. Ya están aquí elaborando los alambicados mecanismos ultra revolucionarios pequeño burgueses que llaman a las distintas formas de excluirse justo en el momento de la necesidad de la unidad total, esgrimiendo claro, su super revolucionarismo. Ya están aquí los temerosos. Nerviosos y dispuestos a saltar por la borda o a dejarse engatusar por el discurso del miedo a la derecha como si esta no fuera la que está gobernando. Sin embargo el movimiento central está claro. La izquierda ha definido su perfil básico y su programa. El pueblo organizado ha tomado el camino de la realidad, el camino de la unidad y la apertura. La derrota de la dictadura de la burguesía la creación y ejercicio del verdadero poder popular, jamás ha sido tarea de minorías iluminadas ni cúpulas cerradas.

Patricio Malatrassi es Economista