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Chile-Venezuela: «Ya viene el lobo»

Fuentes: Rebelión

13 de febrero de 2015, la periodista de CNN Chile, canal estadounidense que en ese momento daba cuenta de las palabras del Presidente Constitucional de Venezuela, informando a su país que la oposición había visto frustrada nuevamente una reiterada tentativa golpista, con una liviandad terrible hizo el comentario que esto del golpe estaba como en […]

13 de febrero de 2015, la periodista de CNN Chile, canal estadounidense que en ese momento daba cuenta de las palabras del Presidente Constitucional de Venezuela, informando a su país que la oposición había visto frustrada nuevamente una reiterada tentativa golpista, con una liviandad terrible hizo el comentario que esto del golpe estaba como en el cuento de «ya viene el lobo».

Sentí un escalofrío.

Esto me hizo retroceder a 1973 en Chile donde los sectores populares chilenos y el gobierno del presidente constitucional elegido Salvador Allende denunciaban la escalada golpista. La derecha chilena dirigida por los servicios de inteligencia y el Departamento de Estado (Al igual que hoy Venezuela) agredían al pueblo chileno escondiendo los productos esenciales en la economía de los hogares. La provocación y la muerte empezaron a asolar las calles, pueblos y ciudades. La prensa y los periodistas del sistema señalaban burlonamente que estas denuncias semejaban «al cuento del lobo». Todos sabemos cómo terminó el cuento del lobo.

Lo que está ocurriendo en Venezuela es el guión calcado del implementado por el imperialismo y sus secuaces nacionales durante el gobierno de Allende

Hoy en Chile, quienes hacen de caja de resonancia de los intereses estadounidenses se pronuncian, no en términos de la solidaridad con un pueblo de América que está siendo agredido desembozadamente, sino por los intereses imperiales, cumpliendo un guión que al igual que en 1973 fue diseñado por agentes externos.

No olvidemos que la DC y el Partido Nacional (Hoy RN) fueron junto al Mercurio los principales receptores de los 8 millones de dólares que logró rastrear y documentar una Comisión del Congreso de Estados Unidos sobre las actividades encubiertas de la CIA en Chile.

Quienes hablan de la «dictadura de Maduro», olvidan lo que hacen los golpistas fascistas llegado el momento. Asesinaron al ex presidente Eduardo Frei, uno de los que en su momento propició el golpe de Estado en Chile, o que casi hicieron volar en pedazos a Bernardo Leighton y que lo lograron con el General Pratt y su esposa. Olvidaron los miles de torturados y detenidos desaparecidos. Olvidaron la situación en que quedaron las decenas de profesionales, muchos de ellos DC que trabajaban en los minerales de cobre nacionalizados a los que los agentes de los servicios de inteligencia convencieron de «arrancar del comunismo» para desmantelar la producción cuprífera, ofreciéndoles altos salarios en Panamá y que una vez ejecutado el golpe volvieron a Chile sin pena ni gloria y sin trabajo. Los dejaron a la deriva luego que los dólares que corrían se acabaron.

No captan, no les interesa o son parte de lo que está en marcha: la maquinaria fascista del complejo industrial militar de Estados Unidos, que está tras todo el proceso desestabilizador que se ejecuta en Venezuela. Y no sólo en Venezuela sino también en Argentina.

Hacen causa común con toda la ralea fascista de la derecha venezolana, traidores a su pueblo al servicio de una potencia extranjera. Hacen causa común con asesinos y sicarios. El asignado preso político Leopoldo López es un golpista que carga con la muerte de 43 venezolanos. Así de claro.

Todos los hombres y mujeres de América Latina deben saber que en caso que algunas de estas intentonas tengan éxito el baño de sangre y sufrimiento masivo que impondrán al conjunto del pueblo bolivariano y no sólo a ellos será inmenso.

Venezuela es el eslabón principal en una cadena de maniobras de inteligencia destinada a desestabilizar a los principales bastiones progresistas de América Latina. En Argentina lo están efectuando a través del llamado caso Nisman agente de la CIA asesinado en un oscuro pero no inusual episodio, ya que está entroncado con el caso de la AMIA que tampoco tuvo culpables, pero que la prensa sugirió convenientemente (para los intereses de Estados Unidos) que había una responsabilidad de Irán. Cuestión también retomada para responsabilizar a Cristina Kirchner en un fabuloso acuerdo por petróleo para exculpar la ya citada responsabilidad Iraní. Esto viene a, complementar la acción financiera contra Argentina dirigida por los llamados fondos buitres.

Estas maniobras son las que han salido a respaldar los privilegiados dirigentes estudiantiles de las tres directivas de las más elitistas universidades chilenas (U. Adolfo Ibáñez, Finis Terra, Universidad del Desarrollo).

Dicen que lo hacen para solidarizar con Venezuela. Pero su solidaridad no es con la Venezuela de los pobres y de la dignidad latinoamericana sino, y esto no lo dicen, con la clase que no se resigna a perder su privilegios y los negociados que fluían interminables a sus bolsillos de la gran riqueza petrolera hoy en manos del Estado venezolano. Son los émulos (¿Indocumentados?) de los que en su momento apoyaron en Chile a los asesinos del Comandante de la Armada Arturo Araya, al General en jefe del Ejército René Schneider.

Solidaridad con Venezuela, pero con el Presidente Obrero Maduro, solidaridad con las barriadas que salieron a defender al Presidente Chávez cuando intentaron el primer golpe de Estado, solidaridad con los pobres de Venezuela a los que la burguesía y los ampones les están ocultando los alimentos y asesinando a sus líderes políticos, solidaridad con los que luchan por un nuevo mundo, solidaridad con la patria del libertador Simón Bolívar y del Comandante Chávez, solidaridad con Argentina nuestros hermanos más próximos. El lobo viene y es necesario detenerlo con todo el pueblo movilizado y toda la solidaridad internacional.

Patricio Malatrassi A., Economista. Mg. Filosofía Política.

Santiago, febrero, 2015

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.