La tercera cuenta pública del Presidente Sebastián Piñera tuvo dos características bien definidas. La primera fue la esmerada puesta en escena, que no omitió detalles, incluyendo barras bravas dentro del Congreso y público acarreado fuera de él, chocman y jugo incluidos. Piñera sabe que su tiempo se acabó, y por tanto escenificó algo así como […]
La tercera cuenta pública del Presidente Sebastián Piñera tuvo dos características bien definidas. La primera fue la esmerada puesta en escena, que no omitió detalles, incluyendo barras bravas dentro del Congreso y público acarreado fuera de él, chocman y jugo incluidos. Piñera sabe que su tiempo se acabó, y por tanto escenificó algo así como una despedida en clave faraónica. El segundo rasgo, como no podía ser de otra manera, consistió en la insalvable distancia entre el discurso del Presidente y lo que perciben los chilenos, y la sorprendente irrelevancia e insustancialidad de sus modestos anuncios.
Al inicio de su discurso, Piñera recordó el daño en vivienda e infraestructura vial luego del 27/F, donde, según él, «tres cuartas partes de la reconstrucción ya han finalizado, pero todavía quedan muchas familias damnificadas y muchas obras por reconstruir y reparar. No descansaré hasta completar el 100% de esta reconstrucción». Las cifras y los hechos desmienten de manera categórica las palabras del Presidente. A lo más, se han distribuido subsidios, que en la inmensa mayoría de los casos, no cubren el total de los daños.
En materia de educación, Piñera insistió en una supuesta «reforma», respaldada por la supuesta «reforma tributaria» que busca financiar «de manera seria y responsable» los cambios al sistema educacional. Las medidas de la «reforma» en la educación, no pasan de aumentar subsidios, que terminan en manos de sostenedores privados, aumento de becas y créditos, y reducción de las escandalosamente altas tasas de interés para los créditos universitarios, dejando las bases del sistema absolutamente inalteradas, por lo que hablar de una «reforma» es claramente un abuso.
Luego, insistió en una falacia enarbolada durante el año que ha durado el conflicto de la educación: «no nos parece justo que el Estado financie la educación de los más favorecidos». Pero sí le parece justo, en nombre del financiamiento de la «reforma» a la educación, rebajarle los impuestos al 1% más rico del país.
Terminó el tema de la educación con un oblicuo tiro por elevación contra el movimiento estudiantil: «Yo sé que los niños no marchan ni protestan, pero su voz se escucha siempre, fuerte y clara, en La Moneda».
Luego vino el festival de la autocomplacencia con las cifras de la economía, ufanándose en loa creación de 700 mil empleos, la tasa de crecimiento de 6 por ciento e igual alza promedio de los salarios: «Chile se encuentra entre los países de mayor crecimiento de América Latina, la OCDE y el mundo entero».
El crecimiento ha obedecido más a la recuperación de la crisis de 2008-09 que a medidas de política económica implementadas por este Gobierno, que por lo demás son ridículas, como veremos a continuación. Además las proyecciones para los próximos dos años son a la baja, debido al recrudecimiento de la crisis internacional. La creación de empleos se inserta en la misma dinámica, pero además, por la nueva forma de medición del desempleo introducida por el INE, conforme a los protocolos de la OCDE. Que Piñera se aproveche de eso es una frescura, pero no sorprende, viniendo de él. Y al crecimiento nominal del salario, a Piñera parece habérsele olvidado contrastarlo con el alza en el IPC, de 4% en los últimos doce meses, de modo que el incremento real del salario es de sólo 2%. Un nuevo engaño a la opinión pública.
Con un populismo desenfadado , Piñera se vanaglorió de la aprobación del «ingreso ético familiar», que se reduce a una variedad de subsidios al primer quintil, al de menores ingresos, con un tope de 80 mil pesos, y anunció un bono de 40 mil pesos para mitigar la inflación en el precio de los alimentos.
Ni el ingreso ético familiar saca de la pobreza a las familias del primer quintil, ni el bono de 40 mil pesos alcanzará para compensar las alzas en los precios de los alimentos en los próximos tres meses. Son medidas clásicas del canon neoliberal, que permite los subsidios focalizados. Pero ningún subsidio es necesario en un sistema económico normal, donde los salarios están indexados a la inflación, o sea, se reajustan sincrónicamente con ella, y donde los trabajadores tienen efectivo poder de negociación, con derecho a huelga, negociación colectiva por ramas de la producción, y sindicalización eficaz. Por cierto, ningún anuncio hubo sobre estas materias, de lo que cabe colegir que este Gobierno simplemente se olvidó de las reformas laborales.
Y ahora, veamos cuales han sido las medidas de política económica realizadas por el Gobierno, según el discurso del propio Piñera:
Dijo que la inversión ha crecido a más del quince por ciento anual, triplicando las tasas anteriores. Obvio. Es el factor que diferencia un ciclo recesivo de otro de recuperación. La inversión es lo que empuja la recuperación. Pero el Gobierno de Piñera nada tiene que ver en ello.
Luego, dijo que las exportaciones crecieron de US$ 55 mil millones en 2009 a US$ 81 mil millones en 2011. Una nueva piñerada, porque la cifra del 2009 corresponde a la de un ciclo recesivo, y la del 2011, a los altos precios del cobre, sin que tampoco ello dependa en lo más mínimo de políticas del Gobierno de Piñera.
A reglón seguido, Piñera se ufana de ampliar la integración con el mundo, con nuevos tratados de libre comercio con Vietnam, Malasia, y Turquía, y negociación para el efecto, con India, Tailandia y el Trans Pacific Partnership, «que se convertirá en la zona de libre comercio más grande del mundo».
Ninguna novedad. Piñera sigue profundizando el modelo neoliberal, que ya tiene a Chile entre los países más abiertos del mundo. El resto de las medidas de política económica enumeradas por Piñera se reducen a la Agenda de Impulso Competitivo, la política fiscal, los incentivos tributarios a las Pymes y las mejoras en la gestión y políticas del Estado. O sea, medidas de naturaleza administrativa, de impacto económico menos que marginal. Y eso sería todo.
Respecto del crucial tema de la energía, anunció una Estrategia Nacional de Energía que apunta a crear incentivos para el uso eficiente de energía; desarrollar energías limpias; aprovechar «nuestro inmenso potencial hídrico que excede los 20 mil megawatts»; fortalecer el sistema de transmisión y crear una carretera eléctrica pública; introducir más competencia en la industria eléctrica en todos sus niveles, e incorporar el multicarrier y el Net Metering. En suma, profundizar el modelo neoliberal en el sector energético, y apoyar, sin decirlo expresamente, proyectos fatales para el medioambiente, como Hidroaysén.
En salud, lo más relevante fue el anuncio de la construcción de doce hospitales bajo la modalidad de concesiones a privados, lo que en esencia constituye una profundización del modelo neoliberal.
En seguridad ciudadana, las cifras de Piñera indican que «se han registrado tres mil delitos violentos menos que el año anterior» y que «en 20 semanas, 90 mujeres se han librado de sufrir una violación o 500 transeúntes de sufrir un lanzazo».
No se sabe de dónde Piñera ha sacado esas cifras. Porque los estudios conocidos, tanto la del índice de victimización del INE, como la Encuesta de Paz Ciudadana, señalan exactamente lo contrario.
En lo demás, el discurso de Piñera se limitó a anunciar los consabidos incrementos en la dotación de las policías y en la construcción de cárceles; medidas por definición impotentes para modificar los efectos, toda vez que dejan inalteradas las causas de la delincuencia, entre ellas, la extrema desigualdad y polarización social a que ha conducido en modelo neoliberal.
Aparte del bono ya mencionado, los anuncios de Piñera se redujeron a la creación del Instituto de Desarrollo de la Pesca Artesanal, equivalente, según dijo, al INDAP agrícola, y el llamado a licitación internacional para el estudio de factibilidad de un puente sobre el canal de Chacao.
La comparación entre el Instituto de Desarrollo de la Pesca Artesanal con el INDAP es tramposa e irrelevante. El INDAP tiene un presupuesto de 43 mil millones de pesos al año, y el proyecto del Instituto de la Pesca Artesanal contempla un presupuesto de sólo 3 mil millones de pesos. Además, dicho Instituto no tiene ninguna relación ni soluciona el mayor problema de la pesca artesanal de este momento, consistente en el agotamiento de los recursos pesqueros, tanto bentónicos como demersales y migratorios, producto de la sobreexplotación del sector de la gran empresa. Por cierto, Piñera no hizo la menor mención a la nueva Ley de Pesca que está promoviendo casi en las sombras su Ministro de Economía, Pablo Longueira, que intensifica la depredación de recursos, y asegura nuevos privilegios al sector de la gran empresa, en detrimento de los derechos de los pescadores artesanales, quienes quedan relegados a espacios cada vez más acotados.
Y el puente sobre el canal de Chacao fue el mayor acto de prestidigitación en las dos horas que duró el show de Piñera.
Primero, es una licitación para la presentación de soluciones técnicas, o sea, proyectos. Aún cuando alguno de estos proyectos cumpla con el estándar de un costo máximo de 700 millones de dólares, necesariamente la decisión final tendrá que adoptarla el próximo gobierno.
Enseguida, aún cuando el costo se ajustara a los 700 millones de dólares, está suficientemente probado que se trata de una inversión sobregirada, desde el punto de vista de la rentabilidad social, considerando que la población de la Isla Grande de Chiloé ronda a las cien mil personas.
Pero en lo fundamental, si se aplican en la construcción los criterios de concesión a privados, y se eleva el ya de suyo elevado costo de cruzar el canal, que hoy bordea los diez mil pesos por vehículo, al doble o al triple para financiar la inversión y la rentabilidad del concesionario, la conectividad de la Isla Grande no sólo no habrá aumentado, sino se reducirá en proporción directamente proporcional al alza en el precio del peaje para atravesar el puente.
Y en rigor, no hay nada más que comentar del discurso de Piñera.
Mucho más importantes fueron las ausencias y omisiones.
Como ya se dijo, ningún anuncio en materia de reformas laborales que equilibren la capcidad de negociación entre el capital y el trabajo.
Ningún anuncio en materia de reformas políticas, especialmente del sistema electoral binominal, en un momento en que las encuestas muestran la creciente erosión del prestigio y la legitimidad de la institucionalidad política del país.
Y atendido el tiempo que le resta a este Gobierno, las «reformas» políticas le limitarán a la ley que estableció la inscripción automática y el voto voluntario; el proyecto que establece elecciones primarias para la selección de candidatos, el anuncio del próximo envío de una ley de partidos políticos, y la ley de voto a los chilenos en el extranjero, que ya viene con letra chica, puesto que Piñera agregó la condición de que incluirá sólo a los «que mantengan un vínculo con Chile». ¿Con qué derecho se arroga este individuo la facultad de establecer condiciones como esa?
El colofón final del show, aquel de identificar a cada unos de los miembros de «la familia Landeros González», con alguno de los supuestos beneficios que habrían traído consigo las políticas de su Gobierno, no merece otra atención que imputarlo entre las piñeradas más chabacanas y de peor gusto entre las que nos tiene habituados el Señor Presidente.
CRÍTICAS DEL PARTIDO COMUNISTA
El diputado y presidente del Partido Comunista criticó la cuenta pública del primer mandatario y la calificó como «incongruente y populista». Principales temas pendientes para Guillermo Teillier fueron la distribución de las riquezas, sueldo mínimo, cambios al sistema político, dejar atrás los subsidios y los bonos, así como generar leyes que resuelvan los problemas reales, por ejemplo, para integrar a la tercera edad.
Para el diputado Guillermo Teillier el discurso no cumplió con las expectativas de los anuncios a futuro y menos aún dio cuenta de los avances en lo ya realizado, pues las cifras entregadas por el mandatario «se hermosearon cayendo en el populismo». «En vez de pedir perdón, debería haber partido por hablar con seriedad y no hermosear las cosas que no tienen nada que ver con la realidad y con la letra chica», aseveró. Un tema que se mantiene arriba en la opinión pública es la educación y sobre esto, Piñera señaló que no es justo ni conveniente que el Estado, con los recursos de todos, financie la educación de los más favorecidos. Sin embargo, Teillier mostró su desacuerdo al plantear que «si el 10% que el Presidente dijo que quedaría fuera pagara realmente impuesto -que hoy no lo hacen- sí habría posibilidad de educación gratuita para todos».
Otro punto que fue falseado de acuerdo al parlamentario fue el tema de la reconstrucción, es más, indicó que al estar en los distritos «se evidencia que el avance es muy lento y de seguir así, la meta que hoy se nos dijo de tener todo reconstruido al final de su mandato, no será posible». «Las reformas políticas no estuvieron para nada presentes, mencionó lo que ya conocemos, algunas cosas que están tramitándose e incluso, proyectos que ni siquiera se han planteado, pero respecto de las reformas al sistema electoral no dijo nada», afirmó Teillier, calificándolo como «una señal grave que da cuenta de la crisis de representación que atravesamos y que seguirá afectando las relaciones entre la ciudadanía, el Ejecutivo y el Parlamento».
El diputado hizo hincapié en la manera vaga en que se tocó el tema de los adultos mayores y denunció que el gran anuncio del 7% «no es parejo para todos y eso se constata en cada visita a las uniones comunales de juntas de vecinos o clubes de adulto mayor» y que por eso «los subsidios para ellos son insuficientes, pero el gobierno fue incapaz de plantear una ley integral para ellos». «La baja en las encuestas en el segmento de los adultos mayores no es una coincidencia, es por eso que suena con más fuerza la necesidad imperiosa de una ley que resguarde sus derechos y que salgamos del asistencialismo de los bonos y subsidios», enfatizó Teillier. Nuevamente la reforma tributaria salió a la palestra, pero «todos sabemos que los montos que propone no son los necesarios, es más bien, una reforma tibia que cierra las puertas a algo de fondo que realmente haga eco del sentir ciudadano».
«En cuanto a los derechos laborales, hubiera esperado que escuchara más de todo lo que se ha venido diciendo por parte de los trabajadores, como por ejemplo, el derecho a asociarse, el derecho a negociación, a huelga, pero no estuvieron en las líneas centrales, incluso, el multirut sólo se tocó por encima y no dejó claro si el gobierno pondrá voluntad en terminar con eso o no», sentenció el máximo timonel del PC. Consultado por las demostraciones de descontento de algunos parlamentarios de oposición que levantaron carteles en medio de la sesión, Teillier acusó que lo que sí quita seriedad «fue el histrionismo hecho desde el gobierno con esa familia que llevaron (familiares de Daniel Zamudio), porque al parecer, olvida que no estamos en campaña electoral, pero da la impresión que él estaba preparando a sus candidatos ministros, además, hubo un apoyo desde el principio con un gran lienzo en el frontis del Congreso y una barra que no sé si fue espontánea e incluso, los aplausos creo que estuvieron orquestados desde dentro del salón y sí, hubo algunas manifestaciones pacíficas con carteles por el tema de Freirina y de Calama, pero fue algo mínimo y sin faltar el respeto».
Concluyendo, el Presidente del PC señaló que como bancada revisarán detalle a detalle el discurso de Sebastián Piñera, pero que se queda con la impresión que «esas grandes realizaciones de las que habló, se le van a reventar como pompas de jabón cuando se contrasten con la realidad».