La recién aprobada política glaciar chilena «es un avance, pero no resuelve todos los problemas», dijo a IPS el geógrafo alemán Alexander Brenning, quien responsabiliza a compañías mineras de afectar glaciares rocosos. Brenning, profesor asistente de geografía en la canadiense Universidad de Waterloo, conversó con IPS luego de dictar el miércoles una charla sobre los […]
La recién aprobada política glaciar chilena «es un avance, pero no resuelve todos los problemas», dijo a IPS el geógrafo alemán Alexander Brenning, quien responsabiliza a compañías mineras de afectar glaciares rocosos.
Brenning, profesor asistente de geografía en la canadiense Universidad de Waterloo, conversó con IPS luego de dictar el miércoles una charla sobre los poco conocidos glaciares rocosos a estudiantes de geología de la estatal Universidad de Chile, quienes lo invitaron especialmente.
Este experto se hizo conocido en Chile en 2008, cuando se divulgaron estudios suyos que responsabilizan a tres grandes mineras que operan en el país de afectar varios kilómetros cuadrados de glaciares rocosos, por la construcción de caminos e infraestructura y el depósito de material estéril sobre ellos.
Brenning apuntó específicamente a la División Andina de la estatal Corporación Nacional del Cobre (Codelco), a la mina Los Bronces de la transnacional británica Anglo American y a la minera Los Pelambres, de capitales chilenos.
En la charla del miércoles, Brenning explicó que los glaciares rocosos son importantes depósitos naturales de agua dulce, que contribuyen a la disponibilidad de este recurso en el verano austral, y en el contexto del cambio climático.
Bajo una capa de roca, contienen entre 40 y 60 por ciento de hielo, observó.
Considerando que estos glaciares demoran miles de años en regenerarse y que tienen problemas de estabilidad porque se desplazan varios centímetros al año, se recomienda no construir infraestructura sobre ellos, indicó este geógrafo alemán.
En Chile se denominan glaciares de roca y en Argentina de escombros.
«Es un fenómeno muy difícil de investigar porque no son tan evidentes como los glaciares blancos. Son difíciles de detectar y de monitorear su movimiento. Esto es un desafío tecnológico de la geomática», disciplina que se ocupa de la información geográfica, explicó a IPS.
Brenning, que combina el análisis de imágenes satelitales con fotografías aéreas y trabajo de campo, estima que los glaciares de roca se ubican sobre todo en la zona central de Chile y que su superficie es de aproximadamente 500 kilómetros cuadrados.
En tanto, el área afectada por las tres empresas mineras en la última década sería de unos 3,2 kilómetros cuadrados, abarcando entre 23 y 35 millones de metros cúbicos de agua, acotó. Parte de esa área fue literalmente removida, asegura.
De acuerdo a sus análisis, hasta 2005 Codelco removió 1,3 kilómetros cuadrados, mientras que Anglo American unas 20 hectáreas.
El año pasado, las empresas replicaron sus dichos subrayando que contaban con todas las autorizaciones ambientales para operar las minas, justificación que es puesta en entredicho por Brenning. La empresa Los Pelambres desmintió la existencia de glaciares rocosos.
Debido al recalentamiento global, los cruciales glaciares sudamericanos están en veloz retroceso.
La protección de los glaciares tomó fuerza en Chile en 2006, cuando el gobierno de Ricardo Lagos (2000-2006) aprobó el estudio de impacto ambiental de la mina binacional Pascua Lama, propiedad de la trasnacional canadiense Barrick Gold Corporation, que hasta hoy es resistida por ecologistas y ciudadanos.
El yacimiento, que aún no comienza a construirse, se ubica en la cordillera de Los Andes, a ambos lados de la frontera chileno-argentina.
Inicialmente la empresa propuso remover tres glaciares del lado chileno aledaños a la mina para desarrollar el proyecto, idea que fue rechazada por las autoridades. Pero los glaciares ya han sido afectados por los trabajos de prospección, denuncian diversas fuentes.
Este tipo de conflictos, sumados al retroceso que experimentan los glaciares en todo el mundo por efecto del cambio climático, llevaron al gobierno a elaborar una Política para la Protección y Conservación de Glaciares, aprobada finalmente el 14 de este mes.
Pero algunas organizaciones ambientalistas no quedaron conformes, pues apostaban a una más estricta ley de protección de glaciares, que se encuentra «congelada» en el parlamento.
Aunque el gobierno de la socialista Michelle Bachelet ha señalado que la política es de más fácil y rápida implementación que una ley, ecologistas afirman que el cabildeo realizado por las grandes mineras inclinó la balanza de las autoridades hacia la primera opción.
Si bien Brenning considera «un avance» esa política, cuestiona varios puntos. Por ejemplo, que no defina específicamente lo que se entiende por «glaciar de roca o recubierto».
También critica que se deje en manos del sistema de evaluación de impacto ambiental, que a su juicio ha demostrado ineficiencia en estos casos, la aprobación de los proyectos que afecten a los glaciares.
De igual forma, discute la invocación de los llamados «intereses superiores de la Nación».
«Si bien la política manifiesta la necesidad de preservación a los glaciares, se debe contemplar su manejo adecuado cuando la necesidad específica de la cuenca así lo requiera, como también se contemplarán eventuales intervenciones, si los intereses superiores de la Nación así lo exijan», señala el texto aprobado por el gobierno.
«Quizás hay que pensar en crear una política de uso del suelo, que ayude a enfocar estos proyectos en ciertas zonas y mantener otras zonas fuera de uso minero», planteó Brenning.
«Veo con preocupación proyectos que en el futuro podrían afectar zonas de alta montaña con glaciares y glaciares rocosos», acotó.
Asimismo, el especialista alemán considera que el país debería enfocarse en la capacitación y educación de geólogos, geógrafos, funcionarios y público en general, principalmente en materia de glaciares rocosos, los más ignorados.
«Los glaciares rocosos son fenómenos escondidos y poco conocidos. Incluso en el mundo científico hay muy poca literatura sobre ellos. Los Alpes están mejor investigados», puntualizó.
Según se detalla en la política sobre glaciares, hasta la fecha se han identificado más de 3.100 glaciares en todo Chile, con una superficie estimada de 20.188 kilómetros cuadrados. De éstos, más de 15.000 kilómetros cuadrados corresponden a Campo de Hielo Norte y Sur.
Se calcula que la superficie no inventariada sería de 4.700 kilómetros cuadrados de hielos.
Asimismo, el texto señala «que la mayoría de los glaciares chilenos presentan balances de masa negativos, es decir, están en retroceso y han experimentado pérdidas de área y espesor en respuesta al cambio climático».
«El retroceso y adelgazamiento detectado en Chile durante los últimos 30 años, se ha acelerado y hasta duplicado en los últimos 10 años», afirma.
En estos momentos, Brenning está trabajando en el monitoreo de dos glaciares rocosos ubicados en la cordillera capitalina con instrumentos precisos como el GPS (siglas inglesas de sistema de posicionamiento global), basado en satélites.