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Cinco pelis sobre cine y movimiento obrero

Fuentes: Diagonal

La correspondencia entre cine y trabajo ha dado lugar a un puñado de películas sobre conflictos laborales. Repasamos algunas de las más significativas.

Odio en las entrañas MARTIN RITT. 1970. El ser social crea la conciencia social, dice el adagio marxista. O lo que es lo mismo, pero dicho con más sentido del humor: vive como piensas o terminarás pensando como vives. Martin Ritt, uno de los cineastas más rojos del Hollywood post clásico ilustra el modo en que el trabajo determina nuestra visión del mundo. Richard Harris da vida a un espía infiltrado en un sindicato clandestino de mineros en la Norteamérica de finales del XIX. Esta obra maestra demuestra que cuando trabajas por una miseria y tu vida sólo depende de la solidaridad de tus compañeros, es muy posible que termines odiando a tus jefes.

Todo va bien JEAN LUC GODARD. 1972. Bertolt Brecht + maoísmo + resaca del ’68 x Jean Luc Godard = Todo va bien. Jane Fonda e Yves Montand son una pareja de intelectuales atrapados en una huelga salvaje en una fábrica francesa. Los obreros se rebelan contra el patrón, y lo retienen en su despacho, pero tienen también que enfrentarse a los sindicalistas del Partido Comunista, a los que Godard, en pleno subidón maoísta, presenta no sin bastante demagogia como amarillos apéndices de la patronal. Sin embargo, más allá de eso, Todo va bien es una maravillosa escenificación teatral de la lucha de clases. Mucha atención, por cierto, a los títulos de crédito del inicio. No tienen desperdicio: una mano firmando los cheques del equipo de la película.

Billy Eliott STEPHEN DALDRY. 2000. ¿Cómo pudo Margaret Thatcher doblar el espinazo a los antaño invencibles sindicatos mineros británicos? Este musical ambientado en las últimas huelgas mineras de 1984-1985 describe a la perfección el proceso a ritmo de T-Rex, The Jam, The Clash y otros grandes grupos, en una interesante película donde la historia del niño que quiere bailar sirve como hilo conductor para narrarnos el crepúsculo de las centenarias comunidades mineras británicas.

La sal de la tierra HERBERT J. BIBERMAN. 1954. La peripecia de su rodaje es casi tan apasionante como la propia película. Biberman y otros rojos de la industria cinematográfica norteamericana, represaliados por su condición de comunistas o simpatizantes del Partido Comunista, deciden desafiar todas las prohibiciones y rodar clandestinamente una pequeña película sobre un conflicto minero en Nuevo México. La película, prohibida en EE UU, es encumbrada por la crítica europea, convirtiéndose desde entonces en una obra maestra del cine político con, además, un pionero contenido feminista.

Pan y Rosas KEN LOACH. 2000. Tras narrar la descomposición de la vieja clase obrera británica, Ken Loach cruza el charco para analizar el proletariado de la globalización: mujeres, inmigrantes, trabajadoras precarias del sector servicios. Loach no sólo presenta los padecimientos de esta nueva clase trabajadora surgida con el neoliberalismo, sino que las filma en pie de guerra, peleando por elevar sus condiciones de vida, en un retrato esperanzador, aunque tampoco triunfalista, que demuestra que con organización y lucha, a pesar de la represión policial y patronal, tal y como gritan las limpiadoras que protagonizan la película, sí se puede ganar.

BOLA EXTRA:

Recursos humanos de Laurent Cantet (1999)

El sociólogo marxista Erik Olin Wright ha definido como situación contradictoria de clase la de aquellos individuos que no están exactamente ni en uno ni en otro lado del conflicto social. Más o menos la situación del protagonista de esta película, un joven economista procedente de una familia de clase trabajadora que entra como directivo en la fábrica donde es obrero desde hace décadas su padre. ¿Qué hacer cuándo descubre que su padre es uno de los despedidos por la regulación de empleo? ¿Ponerse del lado de los dueños de la empresa o hacer huelga con los trabajadores de los talleres?

Fuente: http://www.diagonalperiodico.net/Cinco-pelis-sobre-cine-y.html