En una entrevista reciente al científico social mexicano Alfredo Jalife Rahme, donde analiza los cambios de la geopolítica actual para indicar que se avecina un mundo multipolar tensado por regionalismos, al preguntársele por la irrupción de los diferentes movimientos de indignados contesta lo siguiente: «En Estados Unidos los Indignados tienen una aprobación del 60% de […]
En una entrevista reciente al científico social mexicano Alfredo Jalife Rahme, donde analiza los cambios de la geopolítica actual para indicar que se avecina un mundo multipolar tensado por regionalismos, al preguntársele por la irrupción de los diferentes movimientos de indignados contesta lo siguiente: «En Estados Unidos los Indignados tienen una aprobación del 60% de la opinión y no tiene un liderazgo político porque es horizontal. Cuenta con una aceptación en este momento que nadie la tiene, ni Obama, ni el Partido del Tea, ni los republicanos, ni el Partido Demócrata. Si desde el punto de vista económico-financiero somos el 99%, desde el punto de vista político en Estados Unidos este movimiento es el 60%. De ahí puede que surja un sujeto político. Ahora si ser indignado global es positivo no se puede homogenizar este movimiento porque hay diferencias y particularidades. Una cosa son los Indignados en Europa o Estados Unidos y otra cosa son los de América del Sur.» La frase que nos ha hecho pensar es: «de ahí puede que surja un sujeto político» . Nos preguntamos, para aclararnos, qué es un sujeto político buscando algunos de sus significados y encontramos: Sujeto 1. Expuesto o propenso a algo. 3. Persona innominada. Utilizado frecuentemente cuando no se quiere declarar de quién se habla, o cuando se ignora su nombre. 4. Espíritu humano, considerado en oposición al mundo externo, en cualquiera de las relaciones de sensibilidad o de conocimiento, y también en oposición a sí mismo como término de conciencia.
Político: 1. Perteneciente o relativo a la doctrina política. 2. Perteneciente o relativo a la actividad política. 5. Dicho de una persona que interviene en las cosas del gobierno y negocios del Estado. 7. Arte, doctrina u opinión referente al gobierno de los Estados. 8. Actividad de quienes rigen o aspiran a regir los asuntos públicos. 9. Actividad del ciudadano cuando interviene en los asuntos públicos con su opinión, con su voto, o de cualquier otro modo.
Lo dejamos ahí por ahora para comentar que justo esta misma semana un amigo, Luis Moreno Caballud, activista y profesor de la Universidad de Pennsylvania, publicó un artículo en el periódico Diagonal español analizando algunos aspectos del movimiento Occupy Wall Street en el que ha estado involucrado. Vimos que ambos análisis hablaban del mismo fenómeno pero arribando desde sitios diferentes, desde dentro y desde fuera, si cabe tal simplificación.
Luis Moreno nos dice que «En uno de los primeros días de Occupy Wall Street (OWS) se produjo la detención de cuatro personas por llevar máscaras.» acto que responde a una ley de 1845 renovada en 1965 que especifica «que solamente en caso de fiestas de disfraces se toleraría la presencia de más de dos enmascarados juntos en el espacio público.» El autor del texto afirma que «el movimiento occupy en EEUU, (por) los procesos de experimentación colectiva que ha puesto en marcha… están transformando ciertas formas habituales de entender la identidad personal y colectiva»…» Deberían quitarse las máscaras», cuenta que le «dijo un amigo norteamericano en la plaza… Al principio de la ocupación, es cierto, – sigue comentando- no dejábamos de oír por todas partes una pregunta: Pero, ¿quién es esta gente?».
«Una sociedad puede codificar la pobreza, la penuria, el hambre. Lo que no puede codificar es aquella cosa de la cual se pregunta al momento en que aparece: ¿Qué son esos tipos ahí?. En un primer momento se agita entonces el aparato represivo, se intenta aniquilarlos. En segundo momento, se intenta encontrar nuevos axiomas que permitan, bien o mal, recodificarlos» decía Deleuze en una de sus clases, en 1971.
«El capitalismo global nos insta a que pongamos nuestro ‘yo’ en el centro del mundo, -sigue el artículo de Moreno – y a que entendamos la vida como una acumulación de mercancías materiales e inmateriales -experiencias, saberes, emociones- que engrandecen a ese yo».
Estas reflexiones hablan de una tensión que se ha presentado determinante y característica de los distintos levantamientos populares que hemos presenciado y vivido durante este año. La tensión entre una identidad basada en el yo individualista del capitalismo alrededor del cual articula toda su maquinaria y una identidad social que se ha presentado con un funcionamiento colectivo horizontal y anónimo. Una identidad que se nos ha incorporado como ‘máscara’ de una identidad que como realidad existencial, la del capitalismo y otra que en su desnudez de rostro individual ha conseguido una fuerza de propagación muy propia.
Un sujeto político nuevo no puede desarrollarse sin causar un trastorno en la identidad o las identidades conocidas. Un trastorno tanto más hondo como lo sea su fuerza para insertarse a lo ya existente.
No es nada nuevo, por supuesto, es más, siempre surgen sujetos sociales, políticos, culturales en el seno de una sociedad. Surgen y mueren. Así es la vida social. Lo que más nos interesa pensar sobre este posible sujeto que ha surgido de las masas indignadas de gente y del que ignoramos aún su futuro desarrollo, es poder reconocerle. No etiquetarlo en categorías ya conocidas, sino remarcar sus posibles singularidades para acompañarlo mejor. De ser por las definiciones parece evidente que es sujeto y que es político.
Si hablamos de Sujeto vemos que tiene:
– Significado 1: «Persona (sujeto social decimos) innominada (que no tiene nombre especial)». El anonimato colectivo de estos movimientos ciudadanos, la ausencia de líderes, de estructura clara, de programas definidos de manera reconocible por las categorías que manejamos, han sido y siguen siendo un rompedero de cabeza para quienes lo han tratado de abordar con moldes pre-existentes. Estas virtudes que pueden ser leídas a la vez como carencias, podrían indicar tanto nuevos procedimientos como una simple inmadurez de la criatura, pero nadie puede afirmarlo absolutamente. Necesita tiempo para desarrollarse o morir.
– Significado 2: Utilizado (el término sujeto) frecuentemente cuando no se quiere declarar de quién se habla, o cuando se ignora su nombre.
Luis Moreno plantea el problema que está causando en EEUU la ausencia de identidad fuerte, definida, reconocible, que aparece como contraposición a la costumbre y visión capitalista que busca desesperadamente un yo donde hacer operar su obsesiva actividad de consumo rentable. Aquí en España, la indefinición del movimiento ha sido un arma poderosa para su irrupción y aún mantiene esa tensión.
– Significado 3: Espíritu humano, considerado en oposición al mundo externo. Si el mundo externo es la institucionalidad política, financiera, cultural, los movimientos parecen cumplir este otro requisito que los definiría como sujetos.
Sí hablamos de su aspecto Político leemos:
Significado 1: Perteneciente o relativo a la doctrina y actividad política. Que interviene en las cosas del gobierno y negocios del Estado .
La fuerza con que han nacido estos alzamientos populares buscan conscientemente intervenir en «las cosas del gobierno y negocios del Estado» y también del poder financiero y toda forma de institucionalidad que se le presenta como impedimento para una organización social de mayor representatividad democrática en beneficio de las mayorías. Vaya si lo han dejado claro desde el principio.
Significado 2: quienes rigen o aspiran a regir los asuntos públicos … con su opinión, con su voto, o de cualquier otro modo.
Un tema permanente en el 15-M español es justamente el de las distintas formas de incidencia efectiva que se ensayan e imaginan.
Aunque este texto es apenas una insinuación de respuesta a la pregunta de si puede surgir o no un sujeto político de los diferentes movimientos indignados, podríamos decir que el sujeto ha surgido ya. Otra cosa es que esté por verse aún el poder real de su crecimiento y el alcance de su incidencia. Dichas al vuelo, algunas características de ese sujeto social ya han sido más que reconocidas: relación horizontal y solidaria de gestión, operativas asamblearias, transparencia democrática y financiera, operativas adaptadas a los tiempos de la población en general, etc. Puede ser que estemos apenas ante un recién nacido. La pregunta más interesante es si queremos trabajar o no en su desarrollo y su crecimiento sabiendo que el mundo en el que busca emerger se mueve por dinámicas de guerra feroz y su mayor obsesión es beneficio al infinito de sus minorías de poder. Dinámicas de muerte y exterminio social de las mayorías. Muchas veces, en nuestro trabajo y enunciación de otro modelo de cine, nos hemos quejado junto (como mucha más gente, por supuesto), del desierto social y político en el que nos sentimos trabajar. Hemos puesto de manifiesto que el imaginario común de la producción audiovisual proveniente de la Monoforma capitalista, no hace más que mantener el orden social y político que ignora el beneficio de las mayorías. Llegamos a decir que habían condiciones técnicas pero no sociales para otras formas de producción de lo cultural en general y del cine y el audiovisual en particular. Pero también hemos reconocido con satisfacción, cómo estos movimientos han venido a romper el cerco de aislamiento social alentándonos hacia la conformación de otro imaginario de lo común.
El sujeto político está y queremos pensar que podemos embarcarnos en y con él hacia otras formas de vida. Y, al menos en nuestro trabajo, ese otro modelo de cine que venimos ensayando, si es para algún tipo de sociedad, es para una que se parece más a la estos sujetos políticos surgidos de la indignación están permitiendo imaginar.
Luis Moreno dice en su texto de Diagonal que «el movimiento, hace tiempo que dejó de llamarse Occupy Wall Street, y ahora incluso lo smass media se refieren a menudo a él como «The Occupy Movement» y que «la aplicación del verbo ‘ocupar’ a cualquier otra cosa ha permitido una explosión imaginativa y viral que nos ha llevado desde los primeros «Occupy Chicago, Boston, Los Angeles», pasando por «Occupy Schools», «Occupy Marines» u «Occupy the ‘Hood» (ocupa el suburbio), hasta el contundente «Occupy Everything» (ocupa todo)».
Si esta es la última consigna del movimiento, tenemos claro que diseñar una Política cinematográfica de la Colectividad, debe servir para que la representación audiovisual de nuestro mundo se produzca a partir de sujetos políticos como los que han aparecido este año. No parece tan lejano ya, que la población embarcada masivamente en estos levantamientos, tarde o temprano se planteará la Ocupación del cine y si es que ya no lo está haciendo. A ello dedicamos todos nuestros esfuerzos.
Fuente: http://cinesinautor.blogspot.com/2011/11/occuppy-cinema-cine-para-un-nuevo.html