Al aproximarse las elecciones, los candidatos a La Moneda y al Parlamento tienen que plantear sus programas y propuestas. Pero hay un tema casi absolutamente ausente de sus explicaciones, y es el más importante: el cobre. Se ha hablado mucho de la Ley Reservada del Cobre y de las obligaciones que le impone a Codelco. […]
Al aproximarse las elecciones, los candidatos a La Moneda y al Parlamento tienen que plantear sus programas y propuestas. Pero hay un tema casi absolutamente ausente de sus explicaciones, y es el más importante: el cobre. Se ha hablado mucho de la Ley Reservada del Cobre y de las obligaciones que le impone a Codelco. Pero análisis generales, como había antes, casi no los hay, aunque el cobre es la principal riqueza de Chile. Nuestro cobre origina alrededor del 36% del metal rojo del mundo.
No he visto a ningún candidato abordar seriamente el problema del cobre. Hay especialistas que lo han estudiado, pero el pueblo en general no sabe gran cosa. Porque esto se oculta ya que implica muchos millones de dólares y múltiples y graves responsabilidades. Son los intereses extranjeros más importantes que hay en Chile. Si un político no habla del cobre, por algo será. Nos está metiendo el dedo en la boca.
En Chile el cobre se puede dividir en dos categorías: el que extrae Codelco, el 30% más o menos, que es del Estado o sea de todos nosotros, y el de las empresas transnacionales a las cuales les regalaron las principales minas, que extraen el 70%.
Los españoles vinieron a América a enriquecerse; la explotación minera colonial se enfocó en tres metales: el oro, la plata y el cobre. En el siglo XX se descubrió la utilidad del cobre en las conexiones eléctricas, telefónicas y en la electrónica; se elevó su demanda y se despertaron muchas ambiciones.
LA NACIONALIZACION DEL COBRE
La segunda guerra mundial transformó a Chile en un importante actor para la industria bélica. Nuestros dirigentes se dieron cuenta de la importancia del cobre. Pero por acuerdo entre las compañías transnacionales y los yanquis, se fijó el precio en 24.5 centavos de dólar la libra, muy inferior al precio de mercado, sin consultar la opinión de Chile.
En el gobierno de Carlos Ibáñez se promulgó la Ley del Nuevo Trato, sobre tributos y fiscalización de la minería. Bajo la presidencia de Eduardo Frei Montalva se inició el proceso denominado «chilenización del cobre», asociando el Estado con las empresas. Finalmente, el presidente Salvador Allende nacionalizó el cobre. Se hizo por unanimidad de todas las fuerzas políticas presentes en el Congreso Nacional . ¿Y cómo se logró? Haciendo un trabajo de esclarecimiento para que el pueblo entendiera la trascendencia del cobre. Una labor puerta a puerta, persona a persona, de tal manera que la derecha se vio obligada a aprobar la nacionalización.
El 11 de julio de 1971, el presidente Allende se dirigió al país señalando: «Hoy es el Día de la Dignidad Nacional porque Chile rompe con el pasado. Se yergue con fe en el futuro y empieza el camino definitivo de su independencia económica, que significará su plena independencia política». Esta decisión del gobierno de la Unidad Popular fue de tal relevancia, que la dictadura la mantuvo y en la Constitución de 1980, en su artículo 19, número 24, inciso sexto, se conservó la frase: «El Estado tiene el dominio absoluto, exclusivo, inalienable e imprescriptible de todas las minas…». Sin embargo, en el inciso séptimo se expresa: «Corresponde a la ley determinar qué sustancias de aquellas a que se refiere el inciso precedente (…) pueden ser objeto de concesiones…».
Este inciso séptimo contraviene principios generales sobre la congruencia que deben tener las normas de derecho, planteados por don Andrés Bello y por todos los juristas especializados, como Kelsen y otros. Estos principios señalan que las normas jurídicas deben ser coherentes, lógicas y sistemáticas. Ahora bien, es indudable que hay una falta de concordancia entre los incisos sexto y séptimo del número 24 del artículo 19 constitucional, ya que el segundo contradice al primero. Este habría sido motivo suficiente para solicitar al Tribunal Constitucional que rechazara el inciso séptimo. Este último inciso fue complementado por la ley N° 18.097, Orgánica Constitucional sobre Concesiones Mineras, del 7 de enero de 1982.
¿Quiénes elaboraron esa ley? Pues José Piñera y Hernán Büchi, esos «patriotas» bien conocidos por los chilenos.
Pero estas normas no fueron aplicadas por la dictadura. Tendrían sus dudas los militares, pensarían que por razones estratégicas les convenía conservar el control del cobre.
LA CONCERTACION DESNACIONALIZO EL COBRE
¿Y cómo fue que las principales minas cayeron en manos extranjeras? Porque esas disposiciones las aplicó el primer presidente de la Concertación, Patricio Aylwin. Rápidamente se autorizó la entrada de capitales privados hasta llegar a la situación de hoy. Entre 1991 y 1995 se abrieron importantes yacimientos, como La Escondida, El Abra, Zaldívar, Cerro Colorado, Quebrada Blanca, Mantos Blancos, Candelaria, Collahuasi, Pelambres, Los Andes, Santa Rosa, Andacollo y otros.(1)
Estas minas explotadas por empresas extranjeras ¿qué beneficios han traído a Chile? Ninguno, puras transacas e infracciones legales en su afán de ganar dinero a costa del interés nacional.
En primer lugar, conviene saber que la cadena de elaboración del cobre consiste, luego de la extracción, en la producción de concentrados húmedos (piedra molida mezclada con agua), en los cuales, además del cobre, va oro, plata, molibdeno y otros elementos que pueden valer hasta más que el cobre. Luego viene la refinación (cobre limpio y fundido en lingotes o cátodos). El concentrado es el insumo para la elaboración posterior de cobre metálico y requiere menos mano de obra y da menor valor agregado.(2)
Las siguientes son algunas de las «hazañas» de estas empresas transnacionales:
1. Producen casi exclusivamente cobre concentrado, lo que no es conveniente para Chile.
2. Pagan muy pocos impuestos. Codelco, desde 1971 hasta 1999 aportaba al Fisco 925 dólares por tonelada extraída. En cambio, en el mismo periodo, el sector minero privado aportó al erario sólo 65 dólares por tonelada. ¿Cómo lo hacen? Muy sencillo: declaran constantes pérdidas financieras. Ni al Servicio de Impuestos Internos ni a nadie le ha parecido raro. Porque si usted pone un restaurant en Antofagasta y pierde plata todos los años, lo cierra o quiebra ¿verdad? Pues las mineras no. Venden a huevo el cobre concentrado a sus propias filiales. La filial luego lo refina, lo vende carísimo pero tampoco paga impuestos, ya que está instalada en un paraíso fiscal. Por ejemplo, Disputada de la Condes estuvo 25 años declarando pérdidas y no pasó nada. No pagó ni un peso de impuestos.
El tan mentado royalty asciende al 5% y por la reconstrucción se incrementó a 8%. Sin embargo, mientras el royalty en otros países se aplica como un impuesto a las ventas, en Chile se aplica a las ganancias, por lo que aporta menos al Estado.
Un estudio de la ONU (3) reveló que existen enormes facturaciones falsas en las exportaciones de cobre en varios países africanos y en Chile. Aquí, estas subfacturaciones alcanzaron a 16 mil millones de dólares entre 1990 y 2014. ¿Cómo puede ser esto? Porque el gobierno de Chile se ha dejado robar y ha permitido que nos roben a todos, pues no ha fiscalizado las exportaciones mineras, ¿Por qué será? No hay que ser adivino para entender lo que está sucediendo.
GANANCIAS FABULOSAS
¿Cuánto han ganado estas empresas transnacionales desde que se desnacionalizó el cobre, o sea desde 1990? ¡Más de doscientos mil millones de dólares! Solo la mina Escondida gana siete mil millones de dólares anuales.(4) Son cifras tan grandes que resultan inimaginables para la gente común. Pero con esa plata podrían vivir 40 millones de chilenos muy bien y gratis.(5) ¿Se da cuenta de lo ricos que somos, de lo rico que es Chile, de que la educación gratuita, las pensiones, la salud y absolutamente todo lo resolveríamos si fuéramos dueños de nuestro cobre? Por eso, en vez de andar preocupándonos de pequeñeces, pensemos en grande.
Ahora ha bajado el precio del cobre. ¿Y eso qué importa? De todos modos las transnacionales ganan una brutalidad. Además, las oscilaciones en el precio son temporales: dependen de las fluctuaciones de la economía china y mejorarán al reactivarse ésta.
La ley 18.097, además de autorizar la concesión de las minas, le da al concesionario derechos inusitados en caso de que se le expropie el yacimiento. Porque no sólo habría que pagarle el valor de los bienes existentes, sino el valor de todos los minerales que pudiera haber en la mina hasta que se termine de explotar. Así lo dispone el artículo 10 de esa ley. Esto implicaría indemnizar todo lo que el concesionario pudiera llegar a explotar en el futuro hasta que se terminen las reservas. Esta norma impide toda expropiación. Porque no sólo se ha concesionado el derecho de explotar un yacimiento minero, sino que se le ha dado al concesionario la propiedad de lo que pueda haber en el subsuelo de aquí a la eternidad. Se le ha regalado lo que es del país, del Estado, de todos los chilenos.
Esto se podría echar abajo sin tanta dificultad porque es un disparate, contrario al artículo 19, número 24, inciso sexto de la Constitución y a lo dispuesto en numerosos instrumentos internacionales, como el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, que expresa: «Artículo 1. Inciso 2. (…) todos los pueblos pueden disponer libremente de sus riquezas y recursos naturales».
¿A alguien le preguntaron si podían entregar a las empresas extranjeras nuestras minas de cobre? ¿A usted le preguntaron? Pues a mí, no. ¿Acaso el presidente de la República -en ese tiempo Patricio Aylwin- era dueño del subsuelo del país?
MEDIDAS POSIBLES DE TOMAR
En vista de todo esto, veamos qué se podría hacer con las empresas extranjeras:
1. Cobrarles más impuestos. En Australia y Estados Unidos existen tasas mucho más altas.
2. Cobrar los impuestos atrasados. El Servicio de Impuestos Internos debe detectarlos y cobrarlos con los intereses moratorios correspondientes. Y además, perseguir la responsabilidad administrativa y penal de los ex directores de Impuestos Internos y de los demás funcionarios implicados.
3. Exigirles que construyan sus refinerías en Chile.
4. Que paguen por los minerales que se llevan además del cobre.
5. Que den plata para las FF.AA., en lugar de Codelco.
6. Es difícil expropiarlas por lo que dice la ley 18.097. Hay que derogarla después de que una Asamblea Constituyente elabore una nueva Constitución Política. Pero hay otra solución igual o mejor: anular las concesiones. Esto no lo previeron Piñera ni Büchi. Cualquiera puede pedir la nulidad, puesto que las minas son de todos los chilenos. En cada expediente de concesión otorgada por un juez, debe haber defectos en los cuales basarse para pedir la nulidad.
7. Cuando el pueblo esté bien concientizado sobre la importancia del cobre, se podrán renacionalizar las minas. Tenemos suficientes razones para hacerlo. En ningún país del mundo se dan estas facilidades y derechos a un concesionario. El país que compra más cobre es China. Le venderemos cobre de mejor calidad y a mejor precio que las transnacionales.
No voy a poder referirme a Codelco porque no tengo más espacio. Sugiero ver lo que escribe Julián Alcayaga.(6) Solo puedo afirmar que Codelco no se va a privatizar como pretenden algunos: si el pueblo está informado lo va a impedir.
Notas
(1) Farías, Roberto; «El cobre chileno. Los nuevos caminos de la usurpación». Santiago, diciembre de 2002.
(2) Ibidem.
(3) Naciones Unidas, UNCTAD, Nueva York, 2016. «Trade Misinvoicing in Primary Commodities in Developing Countries: The cases of Chile, Cote d’Ivoire, Nigeria, South Africa and Zambia».
(4) Ruz Zañartu, Gustavo, información en https://youtu.be/1jKkn34IarM
(5) Ibidem.
(6) Alcayaga, Julián, » Codelco, ‘no hay un puto peso’, información en radio.uchile.cl/author/julian-alcayaga
Publicado en «Punto Final», edición Nº 863, 28 de octubre 2016.