El Movimiento de los Pueblos y los Trabajadores -federación anticapitalista cuyo horizonte de sentido es colaborar con la construcción de la alternativa política de los intereses históricos de los asalariados y los pueblos, independientemente de la Concertación y la Alianza-, expresa su más irrestricta solidaridad con los más de 30 prisioneros mapuche en las cárceles […]
El Movimiento de los Pueblos y los Trabajadores -federación anticapitalista cuyo horizonte de sentido es colaborar con la construcción de la alternativa política de los intereses históricos de los asalariados y los pueblos, independientemente de la Concertación y la Alianza-, expresa su más irrestricta solidaridad con los más de 30 prisioneros mapuche en las cárceles del Estado chileno, que ya llevan tres semanas en huelga de hambre. El MPT considera que la actualización de lucha centenaria del principal pueblo originario del territorio es necesaria, justa y plena de sentido. Con modestia, adherimos a sus demandas territoriales; con rabia, denunciamos la opresión estatal contra los mapuche en disposición de combate; y llenos de convicción, nos ponemos al servicio de la causa profunda de los mapuche.
Asimismo, y ante la apertura de un nuevo ciclo de luchas protagonizado por los jóvenes escolares reunidos en la Asamblea Coordinadora de Estudiantes Secundarios (ACES) tras las reivindicaciones de la defensa y fortalecimiento de la Educación Pública Estatal, la gratuidad del pasaje escolar y congelamiento del pasaje adulto del transporte público, el MPT se agrega como una fuerza que coopera y promueve el movimiento de los jóvenes chilenos, genuina conciencia social y reserva inquebrantable de la dignidad y la razón. Estimamos que ambas movilizaciones y demandas son resultado de un mismo capitalismo que en Chile se despliega de manera especialmente violenta y expoliadora. Tras la ofensiva estatal contra el pueblo mapuche y los estudiantes en lucha, se encuentra, por un lado, la acumulación por despojo del gran capital que va sobre los recursos naturales de nuestros pueblos, y por otro, busca la privatización absoluta del sistema educacional chileno.
El comportamiento de la administración Piñera no ha sido estructuralmente distinto al de los gobiernos de la Concertación, simplemente, porque ambas componendas políticas manifiestan formalmente los mismos intereses estratégicos de la clase social minoritaria que manda en Chile. Y ese puñado de grandes propietarios es pura extensión de los intereses de las corporaciones y Estados transnacionales e imperialistas. Cuando las estadísticas del oficialismo revelan un Chile aún más pobre y desigual que hace una década, el MPT, desde el seno de las luchas del siglo XXI, convoca al conjunto de los trabajadores y los pueblos a convertirse en actores centrales de las demandas sociales y populares. Sin esa unidad amalgamada desde abajo, resultará imposible crear las fuerzas suficientes para enfrentar con posibilidades de éxito cualquier transformación que favorezca al campo de las grandes mayorías.