12 de marzo de 2022, a las 16:38 horas, en la central nuclear ubicada a 2 kilómetros del municipio de Cofrentes (1.120 habitantes, Valencia); la empresa titular de las planta, Iberdrola, notifica un suceso al Consejo de Seguridad Nuclear (CSN), organismo público con las competencias en seguridad nuclear y protección radiológica: “Parada no programada del reactor”, cuyo origen está en “la ocurrencia de una anomalía en el interruptor de generación”.
Además el 18 de febrero la empresa comunicó al CSN “la identificación de una ‘discrepancia’ entre un valor establecido en las Especificaciones Técnicas de Funcionamiento (ETF) de la central, y la configuración actual del bastidor correspondiente al contenedor HI-STAR 150 para el almacenamiento de combustible nuclear gastado”.
Otra notificación de Iberdrola sobre la seguridad de Cofrentes data del 6 de enero; ese día se produjo el “aislamiento” del sistema de ventilación, calefacción y aire acondicionado (HVAC) del edificio de combustible, debido al “fallo de un puente eléctrico por mal contacto entre dos bornas (del puente) durante unas pruebas en el procedimiento de vigilancia”.
Y el 15 de diciembre de 2021, el CSN describió el siguiente suceso: “Con la planta al 28% de potencia, durante la maniobra de transferencia a baja velocidad de las bombas de recirculación, tiene lugar la parada de las mismas”; el titular de la planta nuclear había detectado “una presión en el pozo seco superior a la esperada en las condiciones operativas existentes en ese momento”.
¿Puede considerarse segura la planta nuclear valenciana? En el balance de 2021, el CSN informa de ocho sucesos en la nuclear de Cofrentes (cinco de 24 horas y tres de una hora); se trata de la central del estado español que realizó un mayor número de notificaciones, seguido de Trillo (7) y Ascó I (6).
Frente al lucro privado, el lenguaje tecnocrático y los eufemismos oficiales, Tanquem Cofrents lucha por unas energías limpias, asequibles y la clausura de la central nuclear; sobre el suceso del 12 de marzo, la plataforma difundió un vídeo por las redes sociales que informaba de una “fuerte explosión que reventó un tejado en la zona de la turbina” en la central. Y sobre el estado de la instalación: está “vieja” y “deteriorada”, por razones de seguridad “urge cerrarla ya”.
En un comunicado del 14 de marzo, Tanquem Cofrents añadía que la explosión afectó a la “parte eléctrica” y pudo oírse en el municipio, localizado a 60 kilómetros de Valencia. Iberdrola no había informado de los hechos un día después, y desde el CSN se aportó sólo una reseña escueta, sin dar cuenta de las causas reales del “nuevo accidente”, detallaba la nota de prensa.
Integran Tanquem Cofrents organizaciones como Acció Ecologista-Agró; Ecologistes en Acció; Greenpeace; Plataforma per un Nou Model Energètic; Salvemos Mijares; Xúquer Viu; PAH-València; CGT; Intersindical Valenciana; el Movimiento Ibérico Antinuclear (MIA) o La Ribera en Bici.
Uno de los años importantes en la central de Iberdrola fue 1984; el Ministerio de Industria concedió el Permiso de Explotación Provisional que haría posible el inicio de la carga de combustible, realizar pruebas nucleares y la conexión a la red peninsular de alta tensión. Ese año la empresa comenzó su “operación comercial”.
En 2021 Cofrentes generó 8.389 millones de kilovatios hora (kWh), lo que supone el 3,5% de la producción eléctrica nacional y el 50% de la energía producida en el País Valenciano (cifras de Iberdrola, a partir de las estadísticas de Red Eléctrica de España).
En marzo de 2021 el Ministerio para la Transición Ecológica, dirigido por Teresa Ribera, renovó la autorización de explotación a la central nuclear hasta 2030 (en 2011 Iberdrola ya logró la prórroga del permiso de explotación por una década; pero la planta de Cofrentes fue diseñada para un funcionamiento de 25 años, recuerda Ecologistes en Acció).
Pocas fechas antes de la última renovación, Tanquem Cofrents remitió una carta al Gobierno de España (PSOE y Podemos) contra el alargamiento de la actividad; una de las razones es el envejecimiento de la nuclear: 37 años en 2021, frente al promedio de los cierres en Alemania (32 años); a ello se agregan las dudas sobre la seguridad (40 paradas no programadas en Cofrentes durante las últimas dos décadas).
“Existen partes de la central no reemplazables, cuya fatiga de operación aumenta de forma exponencial. Es el único reactor BWR, de un único circuito de refrigeración, que queda en España”, subrayan los activistas; mencionan, asimismo, el ejemplo de la central japonesa de Fukushima I, que se consideraba segura un día antes que se produjera el accidente nuclear del 11 de marzo de 2011(Fukushima estaba operativa desde 1971 y contaba con reactores nucleares BWR).
Los planos de Iberdrola sitúan la central de Cofrentes en la cola de la Presa de Embarcaderos, en la margen derecha del río Xúquer, muy cerca de la confluencia con el río Cabriel.
Los movimientos sociales identifican la nuclear como la mayor consumidora de agua del País Valenciano. Para la refrigeración, utiliza recursos hídricos “de la mejor calidad del río Xúquer (hasta 46 hectómetros cúbicos anuales, el equivalente a 10.500 piscinas olímpicas); la mayor parte se pierde por evaporación (20 hectómetros cúbicos); el resto vuelve al río a una temperatura superior a la natural, con efectos negativos sobre el ecosistema fluvial”.
¿Qué se pretendía con la ampliación –por una década- de la vida útil de la central? Según apunta la misiva al Gobierno, “se pretenden generar más de 300 toneladas de residuos especiales de alta actividad, mortales y por eso hay que confinarlos, además de las más de 800 toneladas que hay almacenadas sin saber qué hacer con ellas, más allá de (…) depositarlas sobre una losa de hormigón” (en mayo de 2021, el CSN informó favorablemente sobre la puesta en servicio del almacén temporal de residuos de la nuclear valenciana).
Con independencia de la retórica oficial, Tanquem Cofrents difundió el pasado 15 de diciembre –en las redes sociales- los “graves incidentes” en la nuclear; además recordaba las “frecuentes averías” y cómo primaba el interés económico (los “obscenos” beneficios de Iberdrola) sobre la seguridad.
Una nota más extensa detallaba los hechos el día después; se trataba de dos averías consecutivas mientras la planta nuclear se estaba poniendo en marcha (había permanecido más de un mes parada para la recarga de combustible); Así, “mientras Cofrentes estaba aumentando lentamente su potencia, la presión en el pozo seco del reactor subió por encima de los valores que corresponden a la potencia a la que estaba funcionando: al 28% de los 1.100 megavatios de potencia que tiene esta nuclear”.
Pero el comunicado de Tanquem Cofrents ponía énfasis en una circunstancia de mayor gravedad: “Cuando se ha pretendido bajar la potencia de la central nuclear, para investigar la causa de esta sobrepresión, las bombas de recirculación del agua de la refrigeración se pararon”.
La página Web de Ecologistes en Acció incluye un tríptico informativo (Hay que cerrar Cofrentes ¡Ahora!), editado con la colaboración del Ministerio para la Transición Ecológica, en los que se alerta de los riesgos estructurales; por ejemplo, la nuclear está construida sobre una falla sísmica activa, y en una zona que se inundaría en caso de que un terremoto rompiera los embalses -Contreras y Alarcón- emplazados aguas arriba de la nuclear.
El modelo del reactor (BWR), subraya el tríptico, es “especialmente peligroso”; entre otros problemas, “al tener un único circuito de refrigeración, una fuga de agua radiactiva llegaría al exterior; también sus sistemas de contención y accionamiento de las barras de control (para frenar la reacción nuclear) presentan problemas”.
Además de los residuos (toneladas de combustible nuclear gastado que genera anualmente la central) y los impactos en la salud humana (la radiactividad provoca leucemia y tumores cancerígenos), una fuga radiactiva que contaminara el río Xúquer tendría efectos “devastadores”, ya que sus aguas “riegan más de 40.000 hectáreas de huerta; y de ellas beben 2,5 millones de personas”, advierte Ecologistes en Acció.
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