La polarizaciòn, convertida en la estrategia central del partido de gobierno, vuelve a hacer su apariciòn con todas sus herramientas mediàticas y de intimidaciòn, para tratar de dividir a la gran mayorìa de la poblaciòn, que como una sola masa padeciò pasivamente el horror de la guerra y fue la victima de sus terribles consecuencias. […]
La polarizaciòn, convertida en la estrategia central del partido de gobierno, vuelve a hacer su apariciòn con todas sus herramientas mediàticas y de intimidaciòn, para tratar de dividir a la gran mayorìa de la poblaciòn, que como una sola masa padeciò pasivamente el horror de la guerra y fue la victima de sus terribles consecuencias. El gobierno con cada hecho de vulneracion que propicia o produce debilita el tejido social, crea impotencia generalizada, hace celebrar a pocos y sufir a muchos, cuando con arrogancia arremete contra la Paz pactada, que ha sido sin lugar a dudas la mejor obra colectiva del siglo XX. Tres generaciones derrotadas por la guerra siguen creyendo que su esfuerzo de generosidad y perdon vale la pena y que los tiempos de la paz estable y duradera aun es posible y hay que empezar a formular politicas y destinar recursos, aunque todo tienda a derummbarse, a causa de un hombre, un trino, un partido, un gobernante, que lo empañan todo, oscurecen el animo, crispan el ambiente e impeden ver la luz que asoma al final del tunel.
Colombia esta siendo arrastarada hacia un momento de vacio, de patria autista, enajenada, movida por pasiones y emociones de un reality real, en el que la gente comun es apenas parte de un experimento de estructura nazi movida por cifras y calculos, que instalan la sensacion de que el pais es como lo pinta el gobierno y la verdad como la dice el partido de gobierno, presuroso en regresar al pais al transito entre el medioevo a la modernidad, con la gente del comun, condenada a permanecer en el medioevo a merced del regimen del odio, que le impida lograr su anhelo por un digno vivir, con derechos, garantias y libertades, como ocurre en la sociedad moderna, con el estado de su lado y no contra ella, no convertido en su verdugo, ni en su juez aliado de su injusticia.
Los obreros, como hace varios siglos, tienden a quedar a merced de Tratados de Libre Comercio, que acabaràn por inundar de mercancias de costo casi cero todos los mercados locales de plaza y de almacen, y resquebrajar el sistema productivo, como ocurrio en el pais vecino asediado por un bloqueo sin compasion, que no le quitò el hambre, ni le produjo una mejor democracia. La maquina de la politica, asistida por la «posverdad» tiene un mercado cautivo para el odio que destruye al pais, reduce a nada el valor de la vida y elimina el futuro de 8 millones de victimas, 10 millones de campesinos, 2 millones entre estudiantes, profesores y trabajadores universitarios, ademas de negar la autonomia de mas de 3 millones entre indigenas, afros y raizales y de otros varios millones de jovenes sin oportunidades de empleo, ni expectativas de cambio para su destino.
El gobierno esta produciendo un discurso incendiario, que no apacigua si no que ofende y llama a la camorra, al pleito, a la ofuscacion y alienta de manera deliberada unas pràcticas de guerra que promuevan la desesperanza, impidan la reconciliacion, y se incrusten en el cuerpo debil de la sociedad y del individuo solitario y descorazonado que facilmente reciaga en su ideal de venganza creyendo que es justicia. El odio mejor que nada sabe encontrar rapidamente condiciones propicias para propagarse en todos los espacios de la vida cotidiana, en el seno de las familias que reproducen maltrato y feminicidio, en los centros escolares que incrementan el bullyng y el desprecio por los debiles, en las calles repletas de agresiones, robos, atracos y miedos a caminar, reir, mirar, a ir sin temores ni esperar humillaciones. Los sentimientos que se estan distribuyendo desde el gobierno promueven el rechazo, el repudio, la discriminacion y animadversion contra excluidos, marginados, victimas, reinsertados, desmovilizados, inmigrantes y empobrecidos en general, cuyo sueño de salir de la barbarie era la paz posible que los condujera de regreso a la vida con dignidad.
El pais parece estar siendo conducido al regreso a los peores momentos de barbarie, con una sociedad dividida por cuenta de la mala politica que alindera barras bravas a las que poco les importa la perdida total del sentido de soberania, la pusilanimidad de los altos funcionarios del estado, el voluntarismo del jefe del partido y del gobierno y sus arpias circundantes y no quiere entender la importancia de la poca democracia que queda. La puesta en ejercicio del modelo de gobierno, basado en la polarizacion, hace retroceder y como en la antiguedad revertir al pais a ser esclavo de su amo del norte; como en la edad media siervo de los nobles señores propietarios de la tierra que estan regresando con motosierras, notarios y tecnicas del horror a completar su reforma agraria incompleta y avida de extraccion de biodiversidad y bienes minerales y energeticos, que consideran amenazada por la paz que vendrà; y como en la modernidad, la democracia es «su democracia», la de ellos, que se proclaman la primera clase en la esfera politica, sostenida en la interpretacion de la ley y la justicia, que hacen ellos, y cuya capacidad hacen efectiva definiendo la verdad, el significado de ser humano, el uso del debido proceso o de su arbitrariedad para decidir quien puede vivir y quien debe morir o su espectaculo de imponer el metodo de muerte bien entre el escarnio y la crueldad o de manera lenta y silenciosa a causa de la precariedad. Los mensajes del gobierno estan empujando al pais al desastre sin retorno, a la hecatombe que le permita tambien el regreso al jefe del partido y del gobierno. Hay razones suficientes para entender que la paz esta siendo mutilada, destrozada, y que esto empuja a la desesperanza que para salir de la patria autista podra terminar con una rebelion pacifica sin precedentes ni destino final, pero en todo caso para impedir que el estado se vuelva a convertir en una maquina de guerra y de crueldad sin limite.
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