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Colombia, encrucijada con sus muertos

Fuentes: Rebelión

La humanidad se refleja en cada individualidad está compuesta de diversos elementos: 1. el individuo; 2. los otros hombres; 3. la naturaleza.  El individuo no entra en relación con los otros hombres por yuxtaposición, pero orgánicamente, es decir en la medida donde el, se integra a organismos de lo más simple a lo más complejo: 

Traducción del libro “Textes” de Gramsci p. 131

La desaparición forzada fue tipificada en Colombia como delito penal en el año 2002, pero señalada por las organizaciones de derechos humanos por más de tres décadas como el delito más abominable y execrable que se ha extendido en Colombia.

¿Señor lector- Usted sabe lo que significa la Desaparición forzada? ¿Usted es consciente que un hijo, un tío, un padre, una madre, su hermana, su amigo o conocido se despida de un punto del globo terráqueo y usted no vuelva a saber de él? Pues, se lo digo, es una tragedia humana sin precedentes ¡Eso pasa en Colombia con miles de familiares víctimas por desaparición forzada, si víctimas pues sus familiares que están en la búsqueda no son sobrevivientes; son víctimas! (4.470 fosas halladas). Semejante delito campea por todos los rincones de las veredas, ciudades, barrios, calles en Colombia. El Estado no hace nada por esclarecer absolutamente nada, pues fíjese usted- hay implicados políticos, organismos de seguridad militar del estado, negligencia judicial, hombres, empresas, es decir es una cadena de criminalidad execrable.  No quiero señor lector, verlo a usted con una pancarta buscando a su ser querido o un amigo. No se imagina la tragedia que es ello. En su imaginario seguro está otra cosa, menos esta tragedia humana, pues hasta que no pasa- ¿Cómo no sabía?

La tipificación del delito, no ha salvado a miles de ciudadanos desde ese entonces en Colombia. Un sentido es la ley, y otra muy distinta un país en democracia, de esto último no hay en Colombia. En una democracia NO se desaparece gente, no se asesinan líderes, ni ciudadanos.  Seguro,  existen dinámicas de una política pública mal habida y se proteste se luche por el reconocimiento de los derechos es un tema, pero oiga bien NO se asesina gente. El carácter exponencial de esta criminalidad está en las sillas de mando. 

¿Señor lector mire usted, ¿dónde están los miles de ciudadanos desaparecidos que sus familiares siguen buscando?  No se saben dónde están y las familias siguen buscando.  Mientras el COVID paraliza el mundo- le pregunto:

– ¿Hasta dónde vamos a llegar con la grave violación de Derechos Humanos, los derechos civiles en Colombia?  Analistas han dicho hasta la saciedad el contubernio de políticos locales, amancebados con nuevos grupos de mafias emergentes asociados en los territorios con políticos  regionales, delincuentes que bajo ejércitos propios arremeten contra la población campesina; indígena y afrocolombiana  tanto en zonas rurales y urbanas. Le pregunto en este diálogo: ¿Usted qué alcance de información tiene sobre ello?  ¿Qué tanto sabe usted de esta criminalidad? No se rija solo por los medios de información privado o por omisión pues entra en un laberinto tedioso. Ello no sirve, lo confunden más y sí lo hace, lo envilecen.

– ¿Qué se hace en Colombia por detener ello? ¿Qué están haciendo actualmente los sindicatos, organizaciones civiles aparte de denunciar esto, más otra perla, sobre los niveles de corrupción administrativa como política pública desde el estado, alcaldes y gobernaciones?  Señor lector, las asociaciones de campesinos, organizaciones urbanas, los colectivos afros, indígenas hacen resistencia y luchan, pero los tentáculos de las medidas de represión y ordenes de eliminación de líderes, los cuales son bien poderosas desde una silla de mando hacen su maldad

– ¿Hasta dónde llega la para-lizacion de los pensamientos de la otrora sociedad?  Las medidas de la población en resistencia que lucha, tienen alcances locales y regionales pero el trayecto nacional aún está en construcción. No es fácil, pero si viable. Cada organización tiene su agenda, pero el encuentro con la muerte es común, se diría que una organización nacional bajo una mesa de asuntos comunes para la gran protesta y acuerdos de lucha es una posibilidad en medio de otras.

-Señor lector -si esto no se reflexiona se lo lleva “la llorona” entonces ahí sí habrá mayores lamentos. Una sociedad que ver caer a sus líderes, ejecutar bajo una malversación de fondos públicos para programas, es un delito criminal; robos por parte del estado en un concierto para delinquir con operadores para la aplicación de programas a las víctimas por desplazamiento forzado, desaparecer a ciudadanos, coterráneos y vecinos es una democracia acotada. Colombia, es una sociedad que está bajo el manto de un sueño perdido. Esta sociedad de hombres en relación con su naturaleza, en su propia acción política no es fácil, sino construye su espíritu; reposará en su propia necrofilia, narcolepsia.  Una sociedad que lleva sus muertos encima, como si fueran racimos de plátanos o bultos de café, es una sociedad que da vergüenza. ¿Se preguntará usted lector? ¿Dónde quedó su sensibilidad, su amistad política, su solidaridad e integración?

-Una sociedad desvergonzada, puesta al servicio de la técnica, deambula por encontrar su “pater family” que le ha sido impuesto; direcciona a no llevar buenas relaciones.  En efecto, las relaciones no son mecánicas, la falta espíritu requiere el trazo del alba. Así, señor lector- con respecto a la extensión de los desaparecidos y aún más con los asesinatos de más de 120 ciudadanos en el año 2020, implica involucrarse con respecto al espectáculo dantesco, dramático que el estado impone bajo una dominación: el espectador y la tragedia para su propósito capitalista.  Mire los asesinatos son exponenciales propias de una instrumentalización fascista, sistemática y corporativista.  No creo señor lector- que usted hará parte de ese mecanismo aritmético de gran magnitud execrable, hay que tener un grado de inteligibilidad, de nuestra propia individualidad que  entienda el conjunto de relaciones; donde cada hombre debe integrarse en particular. Si, nuestra propia individualidad es el conjunto de las relaciones, se construirá una posibilidad para adquirir conciencia. En efecto, modificar nuestra personalidad, significa construir la conciencia de las relaciones que nos atañen como sociedad.

 Los espíritus deben descender no en el camino de la historia, sino bajo el rayo de luz al alcance del relámpago que llega en el alba.