Una bicicleta tándem dotada de un transmisor móvil va de una punta a la otra de la marcha de protesta indígena de Colombia, que ya reúne a 50.000 personas sobre la ruta Panamericana con la meta de llegar este jueves a la sudoccidental ciudad de Cali, tras recorrer más de 100 kilómetros
La misión de «La Radiocicleta», como la llaman, es transmitir lo que ocurre en esta movilización, a la que sus organizadores han dado forma de congreso, a través de una señal que enlaza con Radio Payumat («Pido permiso para entrar»), una pequeña emisora indígena en lengua nasa y español desde Santander de Quilichao, en el departamento del Cauca.
Este particular congreso itinerante, convocado por el pueblo nasa contra la propuesta de reforma constitucional para imponer la reelección del presidente Alvaro Uribe y en rechazo de acuerdos de libre comercio en negociación, se compone de indígenas, de comunidades negras, campesinos y sindicalistas que transitan a pie y en camiones.
En cada localidad por las que pasa, el congreso se detiene a sesionar. Esta marcha iniciada el martes en Santander de Quilichao se ha transformado en la más multitudinaria de la historia del sudoccidental departamento del Cauca, lindante por el sur con Valle del Cauca, con costas sobre el océano Pacífico y hogar original del pueblo nasa.
La población nasa, que los españoles en tiempos de la conquista llamaron «paéz», que significa «piojo» en lengua indígena, hoy se compone de unas 140.000 personas y constituye la segunda nación aborigen más populosa de Colombia, donde subsisten 90 etnias originarias distintas y que suman casi dos por ciento de los 43 millones de habitantes del país.
El lema del congreso es «Minga por la vida, la justicia, la alegría, la libertad y la autonomía». Minga, para los indígenas, es «una reunión para conseguir un propósito», explicó a IPS el periodista criollo Mauricio Beltrán, asesor de comunicaciones de la Organización Nacional Indígena de Colombia (Onic) y de la Asociación de Cabildos Indígenas del Norte del Cauca (Acin).
«Los indígenas nos juntamos dos si se requiere hacer un tull (cultivo tradicional), 10 si vamos a recoger la cosecha, 1.000 si es menester arreglar la carretera, 18.000 si hay que tomar decisiones para el futuro y todos si hay que salir a defender la justicia, la alegría, la libertad y la autonomía», según uno de los comunicados nasa previos a la marcha.
Esta comunicación está firmada por Onic, Acin y el Consejo Regional Indígena del Cauca (Cric), una organización legendaria en la historia de las luchas por la tierra en Colombia.
Los manifestantes serán recibidos el jueves en Cali, la capital del departamento de Valle del Cauca, por estudiantes y por las «Mujeres de Negro», integrantes del Movimiento de Mujeres contra la Guerra. Ese día están previstas en otras ciudades del país actos de protesta contra el gobierno.
En el contexto de esta movilización pacífica no faltó la violencia. Al mediodía del martes fue asesinado en Cali un escolta del gobernador Angelino Garzón, del izquierdista Polo Democrático y que ha respaldado la marcha.
«Es una señal para mí», dijo Garzón a la prensa, mientras los indígenas alertan que ese crimen también es un mensaje para todos los ciudadanos.
Los convocantes señalan que esta «minga de todos» apunta a la defensa del derecho a la vida, pero no sólo la de mujeres y hombres, también la de plantas, animales, lagos y ríos, además de buscar definir estrategias para detener la reforma constitucional en curso que, en opinión de los participantes, amenaza a derechos adquiridos y libertades.
Igualmente, esperan elaborar en su congreso propuestas para detener las negociaciones del tratado de libre comercio que negocia Colombia con Estados Unidos, «porque se hacen a escondidas del pueblo y porque está en juego la naturaleza, el futuro y el bienestar de la gente con la lógica de volver negocio y mercancía lo que no puede ser vendido y debe ser protegido».
Precisamente, esta semana tiene lugar en Puerto Rico la cuarta ronda de negociaciones del tratado, que en forma simultánea también llevan adelante Perú y Ecuador, y en ocasiones anteriores Washington propuso mecanismos con el fin de obtener derechos de patente sobre la biodiversidad colombiana, una de las más ricas del mundo.
El presidente Uribe se opuso a la marcha-congreso argumentando razones de seguridad, además de señalar que los indígenas manifiestan actitudes políticas.
«No veo relación entre los problemas que están planteando y la marcha. Veo que la marcha lo que tiene es un objetivo político y como tal lo debían presentar, pero no montarle mentiras. Digan la verdad, digan que ustedes tienen un partido político y que quieren salir a marchar y a protestar, pero no le inventen embustes al país», expresó el viernes el mandatario.
A ello los indígenas respondieron que no hablan para el gobierno sino «al pueblo».
«Tenemos que despojarnos de la creencia de que lo que sucede ahora, va a continuar indefinidamente», añadieron, tras insistir en la necesidad de «construir mecanismos populares de soberanía y resistencia, y para eso tenemos que encontrarnos los del pueblo con nuestras luchas, nuestras organizaciones, nuestra identidad y nuestros territorios».
El congreso avanzó en su primera jornada hasta el poblado de Villarrica, en el Cauca, donde se pasó la noche en carpas y en refugios levantados con telas y material plástico. Para ese momento, sumaban unas 50.000 personas, según Beltrán. La participación a su partida a las 8, hora local, del martes de Santander de Quilichao fue de unos 25.000 manifestantes.
Los organizadores esperaban convocar unos 40.000 participantes en este congreso, pero creen que a Cali, una de las ciudades más importantes del país, «podrían entrar 70.000 personas el jueves», comentó Beltrán a IPS.
También informó que muchos caleños están respaldando la marcha mediante colectas de alimentos, «el aspecto más delicado, porque el grupo está creciendo a cada momento y ahora la comida se va a volver un tema de cuidado».
Empujando la «minga» informativa está el Sistema de Comunicación para la Paz (Sipaz), que agrupa a 138 emisoras comunitarias en 17 regiones de Colombia, y 30 emisoras indígenas.
«Algunas de las (radios) indígenas ya han empezado a retransmitir, otras se sumarán en los días venideros, y la idea es tener una cobertura total el sábado. Es la primera vez que se hace en Colombia una red tan grande de medios alternativos», señaló Beltrán.
Las imágenes del programa de televisión CMI mostraron un operativo policial vigilante, pero apostado lejos de los manifestantes, que cuentan con su propia guardia indígena, establecida para afirmar la autonomía de este pueblo en medio de la guerra que sacude a Colombia hace varias décadas, según explican sus dirigentes.
Uribe ha propuesto integrar la llamada guardia indígena a los servicios de seguridad estatales que combaten a la guerrilla, pero hasta ahora obtuvo un rechazo tajante.
A principios de este mes, cinco líderes indígenas, entre ellos Arquímedes Vitonás, alcalde del poblado caucano de Toribío, cuna del Cric, fueron secuestrados por un grupo guerrillero de las izquierdistas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y dejados libres días después tras la reacción de la guardia indígena, que opera armada sólo de bastones.
El pueblo nasa fue galardonado en 2000 con el Premio Nacional de Paz y Vitonás recibió este año, en nombre de los suyos, el Premio Ecuatorial, obtenido entre 400 iniciativas de todo el mundo. Su secuestro temporal también llevó a un fuerte pronunciamiento del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo.
Uno de los líderes que, al frente de la guardia indígena, coordinó el rescate de los secuestrados, «estaba hoy (martes) a las tres de la tarde cocinando un sancocho (sopa típica) para 100 personas tras haber caminado todo el día, mientras una chirimía (conjunto nasa de cinco ejecutantes) tocaba música tradicional con flautas, tambores y un instrumento de semillas», apuntó Beltrán.
«Estas comunidades han construido un movimiento de resistencia civil como pocos en el país y hoy pueden mostrar con orgullo que la guerra no constituye un eje estructurante de su vida», escribió este martes en el diario caleño El País el columnista Fabio Velásquez, al criticar la oposición de Uribe a la marcha-congreso. (FIN/2004)