La fumigación de cultivos ilícitos en parques naturales, un hecho sin precedentes en Colombia, encendió esta semana una polémica entre el gobierno de Álvaro Uribe, los ambientalistas y sectores de la oposición. La fumigación terminó este viernes y fue una decisión del Consejo Nacional Estupefacientes, que ordenó rociar con glifosato cerca de 1.500 hectáreas de […]
La fumigación de cultivos ilícitos en parques naturales, un hecho sin precedentes en Colombia, encendió esta semana una polémica entre el gobierno de Álvaro Uribe, los ambientalistas y sectores de la oposición.
La fumigación terminó este viernes y fue una decisión del Consejo Nacional Estupefacientes, que ordenó rociar con glifosato cerca de 1.500 hectáreas de coca en el Parque Nacional La Macarena, una de las reservas naturales más emblemáticas del país, ubicada en el oriente de Colombia.
Pocas horas después de la sorpresiva autorización, una flotilla de aviones al servicio de la Policía colombiana comenzó su tarea. Y en una semana la concluyó.
El director de la Policía, general Jorge Daniel Castro, dijo que en el parque «no quedará una mata de coca».
Pero el director de la organización ambiental Acción Andina, Ricardo Vargas, le señaló a la BBC que esa afirmación «no tiene peso, mientras el Estado no impulse políticas que hagan sostenibles las alternativas. Es decir, podemos tener coca dentro de unos dos o tres años».
Erradicación manual
La decisión de fumigar la zona se tomó después de que el gobierno intentó erradicar manualmente las 4.500 hectáreas de coca detectadas en ese parque, que tiene más de 620 mil hectáreas y donde existen cultivos ilícitos desde hace más de 30 años.
Sin embargo, la erradicación manual solo se pudo hacer en unas 3.000 hectáreas, pues las operaciones se tuvieron que suspender, después de que varias explosiones de minas antipersonales les costaron la vida a 26 erradicadores y a 7 soldados del Ejército que les prestaban protección.
Esas muertes fueron atribuidas por el gobierno a la guerrilla de las FARC, que controla grandes áreas del parque, incluidos los cultivos ilícitos.
El ministro de Ambiente, Vivienda y Desarrollo Territorial, Juan Lozano, le dijo a la BBC que la medida es «absolutamente excepcional» y que las fumigaciones se están haciendo bajo rigurosos protocolos ambientales y sólo en las áreas de coca.
«El gobierno ha hecho su mejor esfuerzo para lograr una erradicación manual de los cultivos ilícitos en La Macarena. Hemos perdido 26 hombres, cobardemente asesinados por las organizaciones criminales. En este punto la Policía Nacional ha certificado la imposibilidad de continuar en esos lugares con la erradicación manual», dijo Lozano.
«Pésimo precedente»
Pero Manuel Rodríguez, ex ministro de ambiente y presidente del Foro Nacional Ambiental de Colombia, dice que fumigar en los parques con sustancias tóxicas está prohibido expresamente por la ley.
«Es un pésimo precedente. En La Macarena se había logrado erradicar buena parte de los cultivos ilícitos. Tomar una decisión tan dura sobre un parque natural es de la mayor gravedad. Estamos hablando de 1.400 hectáreas de coca frente a 70.000 u 80.000 hectáreas que hay en el país», le dijo Rodríguez a la BBC.
En la polémica también intervino el senador Jorge Enrique Robledo, del opositor Polo Democrático Alternativo.
Robledo declaró que «fumigar con poderosos venenos el Parque Natural de La Macarena pone a Colombia en la barbarie de ser el único país del mundo que fumiga desde aviones hasta sus áreas protegidas y constituye otra muestra más del rotundo fracaso de la política antidrogas impuesta por la Casa Blanca y de las nefastas consecuencias de la violencia que martiriza a Colombia».
Vargas dice que el intento de erradicación manual en La Macarena fue muy interesante: «El problema es que fue hizo parte de una respuesta de guerra. Fue la respuesta a una emboscada en que murieron 29 soldados. Y el gobierno habló inmediatamente de golpear la chequera de las FARC», afirma.
Pero, según él, el problema de fondo se está desviando, pues «La Macarena ha sido históricamente un sitio de presencia de la guerrilla, pero de ninguna manera es su epicentro económico».
La pregunta que muchos se hacen ahora es si habrá fumigaciones en otros parques naturales de Colombia donde también hay cultivos ilícitos.