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Colombia: reforma agraria integral con clientelismo no da

Fuentes: Rebelión

Una reciente investigación adelantada por el periódico El Espectador de Bogotá mostró cómo durante la administración del señor Felipe Harman, actual director de la Agencia Nacional de Tierras ANT, se ha dado una explosión de nombramientos y contrataciones de personas que migraron desde distintos cargos públicos de la gobernación del Meta, de la alcaldía de Villavicencio, de la Asamblea departamental y el concejo municipal de dicha ciudad (Ver https://www.elespectador.com/politica/rastrean-millonarias-contrataciones-en-agencia-nacional-de-tierras-ligadas-a-aliados-de-felipe-harman-noticias-hoy/ ).

La periodista María José Barrios Figueroa consultó distintos documentos internos de la Agencia de Tierras y pudo establecer que varias decenas de empleados que trabajaron al servicio de Harman, cuando fue alcalde de Villavicencio (2020-2023), fueron favorecidos con contratos de gruesas sumas millonarias en la entidad central del Estado encargada de la reforma agraria integral y democrática que gestiona y promueve el presidente Gustavo Petro. Para alcanzar tales privilegios el principal requisito era ser amigo de Harman o recomendado de los principales políticos de la región, donde figuran varios parapolíticos y gamonales asociados con la corrupción, como el caso de Alan jara, ex gobernador del Meta, vinculado con un escándalo por el robo en un proyecto para construir una refinería en el que se perdieron miles de millones de pesos de las regalías petroleras y también con el despojo de los dineros de las víctimas de la violencia cuando fue director nacional de la Unidad de Víctimas.

En los meses que han trascurrido desde su llegada a la ANT, Harman ha protagonizado un alucinante estallido burocrático con la vinculación de casi 5 mil fichas asociadas con las redes clientelares de las familias políticas hegemónicas en los Llanos Orientales, como los carmelos, los alanjaristas, los liberales, los uribistas («petristas» cosplay), los vargaslleristas, los godos, los parapolíticos y uno que otro «izquierdista» degradado.

Se trata de una verdadera epidemia clientelista de intercambio y pago de favores donde se transan votos y lealtades electorales por puestos y prebendas originadas en los dineros públicos.

Una situación alarmante que hace prender todas las alarmas, tal como lo sugiere la juiciosa investigación de la periodista de El Espectador mencionada. Un verdadero peligro publico por las consecuencias que tal fenomenología tendrá en la ambiciosa estrategia de reforma agraria integral y democrática que adelante el gobierno popular del presidente Gustavo Petro.

En efecto, como quiera que la Paz total es el eje de la gestión del gobierno nacional, se ha determinado que la reforma agraria integral es un pilar central en tal propósito. En ese sentido, la democratización de la propiedad rural y el desarrollo del campo ha sido una preocupación esencial desde los primeros días de la actual administración del Pacto Histórico. Primero, para dar cumplimiento a los Acuerdos de Paz con las Farc del 2016, que estableció un programa para entregar 3 millones de hectáreas a casi 12 millones de campesinos en situación de pobreza y formalizar más de 7 millones de hectáreas colocadas en el vacío jurídico. Segundo para constitucionalizar a los campesinos como sujetos de derechos, organizar la jurisdicción agraria y replantear la vetusta institucionalidad agraria que por décadas ha estado secuestrada por las agencias política de la hacienda y de los grandes latifundistas que predominan en el campo colombiano a punta de la masacre paramilitar y el exterminio de los liderazgos campesinos y ambientales.

El Ministerio de Agricultura, la Agencia Nacional de Tierras, la Agencia de Desarrollo Rural, el Ica y todo el tejido gubernamental encargado de tal asunto ha sido por años un coto cerrado de las mafias clientelistas que lo utilizan para su reproducción electoral a perpetuidad. Los grandes jefes del clientelismo son las figuras políticas que sobresalen en el hemiciclo parlamentario con su poder aplastante e incontestado.

El presidente ha hecho una labor titánica para modificar ese cuadro, pero los obstáculos han sido descomunales.

Hoy, por fin hay una luz con el nombramiento de la nueva ministra de Agricultura, Martha Carvajalino, una reputada profesional y líder social de amplia trayectoria en las luchas estudiantiles y populares, vigorosa defensora de los derechos de los campesinos. Sin embargo, este acierto arriesga ser diezmado con lo que está ocurriendo en la Agencia de Tierras por la desacertada y peligrosas movidas de Harman y sus ambiciones clientelistas y electoreras, pues su proyecto es ser el próximo gobernador del Meta.

Harman parece no tener límites y descree de las críticas y las observaciones hechas, de buena fe, desde los sectores afines al proyecto del presidente Gustavo Petro, como lo he constatado en un dialogo adelantado hoy, cargado de señalamientos y descalificaciones personales, llenas de rabia, sectarismo y ceguera porque se cree dueño de la eterna juventud y de verdades absolutas.

Lo que ocurre, pues con la Agencia de Tierras y la presidencia de Harman es muy siniestro porque su desbordado clientelismo profundiza el enmarañado y delincuencial paso a paso de la compra de tierra, la formalización de los títulos y la ejecución de la reforma agraria, donde se mueven billones de peso sometidos al acecho de poderosos capos de las mafias de la tierra.

Siendo así, se hace necesario reforzar las alertas frente a esta oscura deriva que pone en riesgo una de las banderas sociales principales del gobierno del presidente Gustavo Petro. Hay que reforzar el papel de las organizaciones agrarias y el proceso de control social estipulado en el Constitución y la Ley 1757 del 2015 en sus artículos 62, 63 y 64 que desarrollan la Veeduría ciudadana y la Auditoria comunitaria.

Se equivoca el señor Harman cuando descalifica la denuncia del diario El Espectador con un relato chovinista que no cabe en este debate que nos compromete, pues el problema no es el origen o la toponimia de los favorecido por su nobleza clientelar con los dineros del estado y las sinecuras burocráticas.

Harman, reforma agraria popular y clientelismo son antípodas en su esencia. Eso no da.

Nota: La intolerancia de Harman no es nueva. Cuando fue alcalde de Villavicencio (2020-2023), procedió en los mismos términos, cargados de vulgaridad, a raíz de unos falsos y truculentos reparcheos de las vías de Porfía, hechos con escandalosos sobreprecios que la comunidad denuncio, pues las irregularidades de su secretario Barreto encargado de la infraestructura eran absolutamente evidentes.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.