Ha regresado al debate público colombiano el asunto de los sobornos y chanchullos protagonizados por la empresa brasilera Odebrecht desde el año 2009, la cual financió varias campañas presidenciales de las dos alas del bipartidismo oligárquico tradicional. Uribe, Santos, Zuluaga y Duque son personajes centrales de este capítulo reciente de la corrupción, en el cual también cumplió papel central el ex Fiscal Néstor Humberto Martínez.
Odebrecht participó en este bucle delincuencial de la mano del poderoso conglomerado bancario/financiero de Luis Carlos Sarmiento Angulo, el grupo Aval, con múltiples tentáculos sobre el estado, el gasto público y la contratación oficial, específicamente en el área de las obras civiles, las vías publica interdepartamentales (Autopista a Villavicencio), la política macroeconómica, la gestión del Banco central y el desarrollo agroindustrial en los Llanos orientales. Aval es la principal fuente de financiación de todos los partidos de la burguesía, tales como el Centro Democrático, el santismo (la U), Cambio Radical, el Liberal, el Conservador y los religiosos con representación en el Senado.
Presionado por el repudio social a su conspiración judicial golpista contra el presidente Gustavo Petro, el Fiscal Barbosa, presentó una acción mediática contra varias docenas de personas comprometidas en las cadenas de soborno, las mismas que ya habían abandonado el país para evitar el peso de la Ley contra sus crímenes.
Movida que intentó debilitar el impacto del acuerdo del grupo Aval y Corficolombia –empresa de obras civiles del grupo- con el departamento de Estado y la Comisión de valores (SEC) de los gringos para pagar una multa de 80 millones de dólares por los sobornos a funcionarios de los gobiernos de Uribe Y Santos, hechos conjuntamente con Odebrecht en la construcción de la Ruta del Sol (entre el Centro de Colombia y el Caribe) y la variante entre Santander y Gamarra en el Cesar.
Cabe destacar que, por los mismos delitos, en Colombia ha reinado la más completa impunidad patrocinada por los dos últimos fiscales: Martínez y Barbosa.
El dato clave en el acuerdo de Aval con las autoridades de los Estados Unidos es la mención de un tercer encartado que se identificó, por razones de confidencialidad, como el “Colombian Official 3”, que por las pistas y señales del extenso pacto judicial corresponde al ex presidente Juan Manuel Santos, premio nobel de la paz y candidato a Secretario General de la ONU.
Santos ha dicho que él es inocente y es objeto de una calumnia del uribismo.
Lo más probable es que Santos si sea lo que allí se reconoce. Que este siniestro personaje sea una de las piezas centrales de este macro escandalo pútrido que refleja la descomposición de la política de los círculos de poder dominantes en Colombia.
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