Con este título trinó el ex presidente Samper, tirándoles la línea a la variopinta y numerosa oposición de Colombia para que escojan el próximo candidato presidencial; mientras Nayibe con sus habituales insultos, pide que ese afortunado alguien acabe con las dos vertientes del “trumpismo criollo” pero sin decir cuales son. En simultáneo, los dos rivales que se disputan la dirección de la hegemonía en el bloque de Poder Uribe Vélez y JM Santos, quienes saben muy bien lo que significa esa “relación de 200 años defendiendo unidos la democracia” como bien lo escribió el subpresidente Duque, enviaban al nuevo presidente estadounidense felicitaciones protocolarias, genuflexiones y zalemas, con el fin de seguir disfrutando de la más estrecha amistad y “cooperación” con el gobierno que inicia en EEUU, dejando en claro cómo la clase dominante colombiana se prepara y se acomoda en el complejo escenario que se ha abierto con la salida de la casa blanca del “Minotauro”, como lo caricaturizó Osuna en el diario El Espectador.
Mostrando también, una a vez más, cómo la clase dominante colombiana no solo pasa por alto sino enmascara la impronta histórica grabada en piedra, dicha por los propios gobernantes estadounidenses en 1954 cuando invadieron a Guatemala y con la que han impuesto su hegemonía en el Mundo por todos estos largos y sangrientos años de que “Estados Unidos no tiene amigos, tiene intereses”. (John Foster Dulles, ex secretario de Estado del gobierno Eisenhower.) Lo cual se puede confirmar en las crónicas de los corresponsales oficiales en la casa blanca del diario El Tiempo y la falsimedia adicta; donde dejan claro que “Colombia no es una prioridad para el nuevo presidente Biden, dada la cantidad de problemas inmediatos que debe entrar a resolver” (consultar https://caracol.com.co/programa/2021/01/21/hoy_por_hoy/1611198518_671513.html )
Remitiéndonos al punto de partida para cualquier análisis que se pretenda hacer de la nueva administración en los EEUU, donde cambian los presidentes, pero NO los intereses de gran potencia hegemónica que siguen siendo los mismos, en un mundo que se ha movido demasiado y ya no es el mismo de hace cuatro años, incluso, dentro de los mismos EEUU.
Hay cambios de estilo evidentes, donde las bravuconadas y balandronadas de Trump, con sus trinos mentirosos, sus espectáculos mediáticos, sus amenazas de chico malo despeinado pero “proud” orgulloso, sus guantes y su largo abrigo negro y que muchos atribuyeron a una variación siglo 21 del tradicional “garrote imperialista”, va a ser remplazado por la otra versión también conocida de la diplomacia hegemónica conocida como la zanahoria hervida y blanda de la diplomacia, las buenas maneras y la conocida corrección del lenguaje correcto. Es claro que en la dicotomía globalismo-nacionalismo; el globalismo tradicional estadounidense volverá a tomar la preponderancia sobre el nacionalismo blanco supremacista y aislacionista de los muros que intentó imponer durante estos cuatro años pasado el gobierno Trump.
También habrá cambios en la estrategia: Hacia adentro y hacia afuera: Hacia adentro, primero que todo, el gobierno entrante como lo están demostrando los primeros decretos de Biden; intentará enfrentar el desastre de los 400 mil muertos dejados, hasta ahora, por el Coronavirus y la decisión malthusiana del gobierno saliente de priorizar la economía menospreciando la vida (sobrevivirán los mejores) y que le costó la presidencia a Trump. También se intentará rápidamente superar, en lo posible, la profunda crisis económica en la que se debate la economía estadounidense agravada por la pandemia corona; así como remontar la consecuente desigualdad social, la crispación social y política, y la grieta peligrosa del racismo, sobre lo cual flotó el gobierno anterior.
Sin duda y como quedó demostrado en el acto de posesión de Biden en donde participó el ex vicepresidente republicano Pence (a quien los chicos malos y orgullosos le mostraron en la toma del capitolio la horca de los traidores, lo que recuerda en Colombia los insultos de los uribistas a JM Santos llamándolo traidor) procurará por todos los medios restablecer el “Consenso dominante” regresando al bipartidismo tradicional y minimizando la posible división republicana y el surgimiento de un partido Trumpista que sigue contando con cerca de 74 millones de votos de gente del común, además de Pompeo con sus soportes económico-militares, que no son para despreciar.
Hacia afuera, Biden comprobará lo mucho que se ha movido el Mundo en sus giros, indudablemente acelerados por el gobierno saliente. Primero, habrá tres potencias nucleares que en lugar de someterse como antes, ahora se han fortalecido enormemente. China, Rusia y una potencia menospreciada y ridiculizada pero igual de poderosa militarmente que es Corea del Norte.
Luego, encontrará una potencia como Irán que en lugar de haberse rendido tras las sanciones criminales en su contra, las múltiples conspiraciones y el asesinato vil del general Qasem Soleimani, ha avanzado hasta convertirse en una respetable y masiva potencia militar, religiosa y moral que deberá ser tenida muy en cuenta en el Asia central. Encontrará un muy complejo y convulsionado mundo musulmán tanto en Asia como en África, cada vez más polarizado y animado en contra de los EEUU; dividido entre un centro rico formado por los países musulmanes petroleros del golfo pérsico aliados de EEUU e Israel, y un resto de países pobres y parias adversos a esta alianza y solidarios con el masacrado pueblo de Yemen; pero por sobre todo, una Siria de ejemplo, que no fue tomada militarmente por el US Army con sus grupos armados aliados gracias a la poderosa ayuda rusa.
Descubrirá que Europa también se ha movido: ha sido desmembrada por el Brexit nacionalista promovido por su antecesor y su despeinada y mala caricatura inglesa. La guerra en Ucrania y la revolución en Bielorrusia con la que se quería cercar o acorralar a Rusia no han dado los resultados esperados, por el contrario, Rusia ha sabido responder en Crimea cambiando la correlación geoestratégica. Además, los fieles y sempiternos aliados europeos construidos con el “Plan Marshall” de la II postguerra, también con las medidas y sanciones del chico rudo y orgulloso del peluquín dorado, han tomado conciencia de que también tienen “intereses” que defender en un Mundo cada vez más multipolar, y que el gobierno anterior no pudo (literalmente no pudo) echar hacia atrás por más que lo intentó de todas las formas.
Igualmente en su tradicional Patio Trasero, que la falsimedia corporativa central quiere mostrar como el idilio jardín latinoamericano y caribeño, también se ha movido y de qué manera: Cuba, la digna república de Cuba, que según la gusanera de Miami sería la fruta que caería después de tantos años de criminales sanciones yanquis, nada que cae; por el contrario cada día se fortalece en el digno pueblo cubano su conciencia soberana y socialista. Guaidó es un espectro; el gobierno venezolano al que el subpresidente Duque, el pinochetista Piñera, el mentecato con cara de mentecato de Almagro y claro, Pompeo, daban pocas horas de vida, les dice chao a Trump y Pompeo sus perseguidores implacables. La frontera colombo-venezolana NO ha sido tomada militarmente por los narco para militares oficiales apoyados por el ejercito colombiano asesorado por la OTAN, porque el gobierno del subpresidente Duque ya no da más. Mientras tanto, el gobierno venezolano reclama por todos los medios su soberanía sobre el Esequibo entregada a Trump por el fantasma de Guaidó.
Además, la incansable y poderosa movilización popular en Chile, tiene en jaque las reliquias del régimen de Pinochet montado por un golpe de la CIA en 1973. Bolivia, derrotó (con la movilización popular masiva y consciente que luego se tradujo en votos) a los golpistas montados hace un año por el ministerio de colonias yanqui de la OEA y su esperpéntico Almagro. Y el patético Trumpista brasileño de Bolsonaro, cada día enfrenta más dificultades de todo tipo para imponer el modelo de la democracia maltusiana inspirado en el norte. Centroamérica es una caldera hirviendo donde nadie quiera vivir, mientras México hace esfuerzos por limpiar al Estado de la toma que hicieron los narcotraficantes asesorados por generales de la policía de Colombia.
Con esto, díganme caballeros ¿funcionará la zanahoria diplomática?
Es posible que viejos cuadros político-empresariales ligados al superpoderoso complejo militar industrial financiero que representan la familia presidencial de los Clinton, Obama y ahora toma nuevamente el timón con Biden, no tengan las cosas tan despejadas como quieren hacérnoslo creer. Por ejemplo, el nuevo secretario de Estado Anthony Blinken, miembro de una familia de banqueros neoyorquinos, quien tuvo un muy importante papel como asesor nacional de la seguridad durante la participación de Estados Unidos en las invasiones militares y guerras en Libia, Siria, Irak y Egipto y con más de 20 años de experiencia en estos asuntos.
O, el secretario de seguridad nacional, el nacido cubano Alejandro Mayorkas, quien fuera fiscal general de California, director del servicio de inmigración y ciudadanía y director adjunto del departamento de seguridad nacional durante el gobierno de Obama, que deportó la mayor cantidad de inmigrantes en la historia reciente de los EEUU.
O, la señora directora nacional de inteligencia Avril Haines, quien trabajó como directora adjunta de la CIA y asesora de seguridad nacional durante el Gobierno de Obama, reemplazando a Anthony Blinken en ese cargo y que sin duda llegará a ser la mujer con más alto rango en la tan “conocida” inteligencia de los EEUU.
O, el experimentado y cascado John Kerry, conocidísimo en el Mundo cuando trabajó como secretario de Estado del gobierno de Obama, ahora nombrado por Biden por su amistad personal y cercanía de edades como enviado especial para el cambio climático.
No puedan manejar a su antojo este complejo, contradictorio y azaroso Mundo que se le presenta al presidente Biden y a su estrategia político militar de seguir siendo el Hegemón universal del sistema imperialista neoliberal que domina el Mundo multipolar actual y tal vez, es probable o posible que, se vean obligados a usar medios algo más “convincentes” para aumentar las ganancias del complejo militar industrial financiero que representan.
No hay duda de que el Estado de Colombia, como uno de los más obsecuentes y tradicionales servidores de los intereses estadounidenses en Latinoamérica y el Caribe, seguirá en esa barca bamboleante que ahora ha entrado en deriva por razones de la necesidad histórica, el azar y la aborrecida lucha de clases que llegó al capitolio de la democracia estadounidense. Colombia seguirá necesariamente cumpliendo el papel que se le ha asignado y cumple con presteza de ser el Israel para Nuestramérica; y eso es lo que está haciendo y continuará haciendo durante los próximos 4 años del gobierno de Biden, porque fueron precisamente durante los gobiernos de los actuales albaceas y promotores de Biden, los gobiernos de la familia de los Clinton y los de Obama, cuando se ejecutó el plan Colombia/Ira para convertir a el ejército colombiano en una copia del Israelí; cuando se creó y difundió el cuento chimbo del Castro Chavismo; cuando el mismo Obama declaró con toda la fuerza de sus modales que Venezuela Bolivariana era una amenaza para la seguridad de los EEUU, y esto no lo va a cambiar el presidente Biden, quien desde siempre reconoció al fantasma de Guaidó como presidente corpóreo de Venezuela e invitó a su posesión presidencial al representante del fantasma que se hizo carne en Washington este 20 de enero con el nombre de Carlos Vecchio acompañado de su carnal compañero Fachito Santos embajador colombiano en USA, indicando claramente “lo por venir” . (ver 1)https://presidenciave.com/embajadas/embajador-vecchio-asiste-como-invitado-especial-a-la-toma-de-posesion-del-presidente-electo-joe-biden/)
Así pues volvemos al inicio de este artículo; al trino profético del ex presidente Samper: ¿Quién será el Biden colombiano?