La consulta se convocará sin Junta, censo, urnas ni papeletas adquiridas vía gasto público. Esta descripción coincide con el 9N, es decir, con nada. Pero con una seria diferencia: en esta ocasión no se celebrará. El pasado lunes hubo una solemne reunión en la Palau de la Gene entre el combo Processisme (PDeCAT/CDC, ERC, CUP) […]
La consulta se convocará sin Junta, censo, urnas ni papeletas adquiridas vía gasto público. Esta descripción coincide con el 9N, es decir, con nada. Pero con una seria diferencia: en esta ocasión no se celebrará.
El pasado lunes hubo una solemne reunión en la Palau de la Gene entre el combo Processisme (PDeCAT/CDC, ERC, CUP) + Podem. Podem acudió porque interpreta que el referéndum no se hará, sino que será una jornada de protesta por un referéndum. No fueron, por cierto, Els Comuns. El caso de la cosa del encuentro era fijar la pregunta y, ya puestos, la fecha para el referéndum unilateral de indepe sí-no en Catalunya. Tras varias horas de reunión no se hizo pública ninguna pregunta, sino un chiste. Neus Munté, portavoz del Govern –no sé lo que cobra esa mujer, pero cobra poco–, dijo: «No estem en condicions de donar una data que se sabrà la data i la pregunta«/»no estamos en condiciones de dar una fecha en la se sabrá la fecha y la pregunta».
Este artículo y, ya puestos, el Procés, podría haber acabado aquí. Pero los Martínez hemos venido al mundo para que haya de todo. Lo que aquí sigue es un artículo que no es otra cosa que un análisis léxico del anterior y primer párrafo, y que empieza, alehop, ahora mismo. Vamos que nos vamos.
CONCEPTO EL-PASADO-LUNES. La reunión era el lunes por diversos motivos. Pero, como sucede con casi todo en el Procés, ninguno tenía que ver con un proceso de autodeterminación y con un referéndum que carece de fecha, de pregunta y, ya puestos, de referéndum. El principal motivo era el siguiente. Siguiente: ese lunes por la mañana, el fiscal del caso Palau leía su alegato, en el que argumentaba que el Palau era una pantalla para la financiación de CDC. Es decir, para la financiación de algunos afiliados a CDC. El acto del lunes, convocado por el Presi Puigdemont, era, por tanto, un antiacto, una contraprogramación. Tal vez, incluso, un miren-fijamente-la-pelotita. Por el mismo precio, era una metáfora del concepto referèndum.
CONCEPTO REFERÉNDUM. El referéndum tiene, esta mañana a primera hora, escasas posibilidades. El referéndum pactado es imposible en un Estado en el que ya solo se pacta en un mismo bando, para ir tirando. El referéndum unilateral es aún menos verosímil. A estas alturas del partido, se trata de un referéndum carente de planificación, que carece de cualquier parecido con lo que la Comisión de Venecia califica como referéndum. Verbigracia, carece de diversos objetos que el Processisme, al parecer, no ha elaborado. Como a) una Junta Electoral formada un año antes de la fecha del referéndum, una fecha –es decir, una convocatoria– del referéndum anunciada 356 días antes, una pregunta publicitada un año antes de etc., un censo –tiene guasa, pero no existe un censo al respecto, lo que debería de levantar alguna sospecha entre los creyentes del referéndum unilateral–, urnas y papeletas. ¿Por qué falta todo esto? Haber garantizado Junta, fecha, censo, convocatoria y pregunta hubiera supuesto la inhabilitación del Govern. Es importante saber que todo eso no existe, a la fecha de hoy, por la firme voluntad del Govern de no ser inhabilitado. El pack urnas y papeletas –es decir, realizar algún tipo de gasto en un referéndum no reconocido por el Estado– supone, además, penas de cárcel. Es importante saber que no se ha hecho ese gasto por la firme voluntad del Govern de no ir al trullo. Sí, se ha dramatizado la adquisición de urnas. El Govern ha anunciado que anunciará que las adquiriría. Posteriormente, después de que la consellera del ramo recibiera una nota del Presi y del Vicepresi, se convocó un concurso para proveerse de urnas, alegando, además, que no eran sólo para el referéndum, sino –toma ya– para elecciones generales, municipales y autonómicas –es decir, para continuar el actual ciclo autonómico–. En este instante, el concurso para adquirir las urnas no se ha fallado –sería divertido, por cierto, que se fallara y lo ganara Ferrovial–. Fiscalía, en todo caso, investiga con lupa los gastos del Govern, no sea que compre urnas. Personalmente –es una opinión– me inclino a creer que no se comprarán. Todos estos datos, en fin, dibujan cómo será el referéndum. Porque hay una cosa clara: el referéndum se convocará. Pero sin Junta, censo, y, tiene toda la pinta, sin urnas ni papeletas adquiridas vía gasto público. Esta descripción del referéndum resultante coincide con la de la consulta del 9N. Es decir, con nada. Pero con una seria diferencia. En esta ocasión no se celebrará.
CONCEPTO UNA-JORNADA-DE-PROTESTA-POR-UN REFERÉNDUM. Esta mañana a primera hora, con los datos disponibles, es posible esta interpretación de la cosa que ahora les suelto. El Govern convocará un referéndum. Lo hará eludiendo un pleno ad-hoc, reformando el reglamento del Parlament, de manera que esa convocatoria tendrá un aspecto, glups, posdemocrático. En la misma ley que se convoca el referéndum, o en otra –al parecer, está ganado posibilidades esa segunda opción: hacer dos leyes o, mejor, hacer sólo una, que aluda al referéndum, y omitir proclamar la República–, se hará una suerte de declaración solemne de que Catalunya es una República. Supongo que no será, por tanto, una declaración de indepe, o una proclamación de la República. Me inclino a creer que será una suerte de texto ambiguo, prístino para los creyentes, gaseoso para los no creyentes y los corresponsales extranjeros, y sumamente anecdótico para la Comunidad Internacional. Respecto del referéndum, no se llegará a realizar. Lo impedirá el Gobierno. Es importante saber que lo hará por la vía penal. Es decir, erosionando el concepto democracia y su prima, la solución dialogada de conflictos. Pero también es importante saber que lo hará sin los Navy Seals, sin uso de una desmesura y violencia que lo erosionaría aún más. Al parecer, ni siquiera suspenderá la autonomía, sino que, según informa La Vanguardia, asumirá una competencia de la Gene durante varias horas. Ni siquiera un día. ¿Qué competencia? ¿Educación, de manera que nadie pueda abrir un colegio? Es posible. También es posible que asuma, durante horas, la dirección del Diario Oficial de la Generalitat, de manera que no se publique el decreto del referéndum y, sobre todo, la protoproclamación de la proto-República, si al final la hacen. A los Mossos, por ejemplo, no sería necesario intervenirlos: hace meses que su Director General explicó que, en caso de duda, obedecerían a la más tetuda / el poder central. Al Gobierno, con la Ley de Emergencia aprobada, de la que nadie sabe nada, no le es preciso intervenir, me dicen, en nada más. Es importante saber que lo que va a hacer el Gobierno ante el referéndum es una suerte de mínimo esfuerzo. Lo que orienta sobre el carácter endeble del Procés. Desde 2012, cuando se presentó en sociedad un Procés gubernamental, literalmente no ha hecho nada, salvo decir que lo estaba haciendo y emitir propaganda al respecto, y salvo asumir todas las prohibiciones del Gobierno Central. En 2012, por cierto, era posible haber hecho algo. El Estado español estaba en pleno siglo XVII y a punto de ser intervenido. Cuando Gobierno y UE se percataron de que Catalunya no emitía nada, salvo declaraciones y manifestaciones, se la dejó de considerar. Anyway. El Govern sabe que no va haber referéndum. Es decir, saben que no van a desobedecer. Desde 2012 hay muchos indicios que indican eso. Les paso, no obstante, dos nacidos en estos días. Indicio a) Joana Ortega, exVicepresi de la Gene y condenada, junto con Irene Rigau y Artur Mas, a inhabilitación, ha solicitado a los tribunales que se le aplique la condena pero ya, a fin de poder presentarse como alcaldable por Barcelona, y por el PDeCat/CDC, en las municipales de 2019. Indicio b), más divertido. Los rectores de las universidades catalanas pactaron para ofrecer, en el territorio catalán, grados de tres años. Lo que es una movida. El Ministerio no ha aceptado la cosa, y la Gene, a punto de independizarse, no ha desobedecido y ha tirado atrás el asunto, enviando al garete los planes de equiparación de las unis y, de paso, los currículums de sus alumnos. ¿En qué consistirá, entonces, el referéndum convocado, pero no realizado? Ni idea. Posiblemente en manifestaciones nutridas ante unos colegios cerrados, sin urnas y sin papeletas. Es decir, en una cobardía gubernamental. El Govern, en fin, confía en que la sociedad haga lo que ellos no han hecho. Es decir, algo. También consistiría, por el mismo precio, en una movilización –otra– de la sociedad a favor del Procés, es decir, en contra de los partidos no Processistes. Es decir, la cosa consistirá en el inicio de la campaña electoral de las próximas elecciones autonómicas, en las que se reiniciará un Procés que puede durar tantos años como los que tarde el concepto Estado es ser una anécdota europea y carente de soberanía en absoluto.
CONCEPTO NO-FUERON-POR-CIERTO-ELS-COMUNS. El Procés, vamos, vuelve a formularse como un proceso electoral, carente de cualquier otro objetivo. Quizás, el único logro de la reunión fue que la portavoz gubernamental afeó la ausencia de Els Comuns, y el duro golpe que para la unidad suponía ese hecho. Algo cuestionable. Si no hay referéndum –pactado– es porque el Gobierno no quiere, y si por ahora no hay referéndum –unilateral–, es por la ausencia de decisión del Govern, incapaz, incluso, de hacer pública una pregunta. No es, vamos, por falta de unidad. Els Comuns no fueron porque aludieron que el marco de la cosa no era el Govern, sino el Pacte pel Referéndum, una institución que, en pocos meses, ha recogido 500.000 firmas para el referéndum —pas mal–, y en la que se agrupan partidos y entidades –por ejemplo, CC. OO. y UGT– que, por cierto, están mayormente por el referéndum pactado, no por el unilateral. Se ha anunciado que la próxima reunión para lo de la pregunta y la fecha se haría en esa institución. Es decir, que será un intento, por parte del Procés, para que partidos y entidades integrantes en el Pacte asuman un referéndum unilateral que, por otra parte, no tendrá forma de referéndum y, todo apunta a ello, no se llegará a celebrar. Es decir, para que se apiñen en torno de un Govern que no va a hacer nada al respecto, salvo gestos. Electorales ya. El Procés volverá a ser lo de siempre, un objeto con una función para el consumo interno. Un objeto que, vamos, serviría para decidir quién es el malo, quién es el culpable estético de que, según el Procés, el Procés no culmine en referéndum. Y, se diría, Els Comuns tienen todos los números. El Comuns, posiblemente por ello, están siendo ambiguos, sin aprovechar que, tras cinco años de Procés, la defensa de un referéndum, apoyado por el 80% de la sociedad, ya admite más posicionamientos que los que propone un Govern que, en cinco años, no ha hecho nada operativo al respecto.
Guillem Martínez es autor de «CT o la cultura de la Transición. Crítica a 35 años de cultura española» (Debolsillo).
@guillemmartnez
Fuente: http://ctxt.es/es/20170531/Politica/13080/Guillem-Martinez-proces-crisis-referendum-Puigdemont.htm