Recomiendo:
0

Competencias de nuestro candidato a la Dirección de la OIT

Fuentes: Rebelión

El gobierno colombiano ha presentado oficialmente la candidatura de Angelino Garzón, actual Vicepresidente de la República, a la Dirección Ejecutiva de la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Como parte de los requisitos exigidos para acceder a tal nominación se solicita una presentación formal de las competencias profesionales y personales del candidato. A continuación las recordamos […]

El gobierno colombiano ha presentado oficialmente la candidatura de Angelino Garzón, actual Vicepresidente de la República, a la Dirección Ejecutiva de la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Como parte de los requisitos exigidos para acceder a tal nominación se solicita una presentación formal de las competencias profesionales y personales del candidato. A continuación las recordamos de manera sintética.

Competencias personales

Una primera competencia digna de destacar de Angelino es su capacidad de adaptación a cualquier medio, porque forma parte de una especie, no en extinción, sino con un prometedor futuro: la de los lagartos políticos. En efecto, este individuo pertenece a la clase biológica de los reptiles políticos, al género de los saurios, entre los que están los lagartos y camaleones (algo así como los Progresistas de Gustavo Petro), de aquellos que rectan, se arrastran, cambian de bando las veces que sea necesario, no importa lo que hagan para satisfacer su insaciable apetito de trepadores sociales y políticos. Desde luego, en la OIT esta competencia es de suma importancia, porque permitirá a Angelino aliarse sin complicaciones con cualquier gobierno, sin importar si viola los derechos sindicales o mata sindicalistas al estilo colombiano.

Una segunda competencia de nuestro candidato radica en su completa ausencia de principios, porque forma parte de aquellos animales políticos que se venden al mejor postor, siempre están dispuestos a pasar de un bando a otro por unas cuantas monedas o un plato de lantejas; sus habilidades les permiten situarse siempre del lado del vencedor, sin importar si eso implica traicionar a los de su clase, a los que dice defender y a los cuales usan como trampolín político para conseguir votos o un puesto burocrático.

Angelino como una muestra representativa de esos lagartos políticos esta siempre con los ganadores y con los poderosos y en público agradece a todos los que le han dado algún cargo burocrático, a Pastrana, a Uribe, a Santos, a las jerarquías católicas. Es tan incondicional que sale a defender a los hijos de nuestro bienamado Uribe Vélez, Tomas y Jerónimo, por la «tragedia» que soportan hoy al ser investigados por sus negociados y sus amistades con miembros de los paramilitares de la Costa Atlántica. Esta competencia puede ser muy útil en la OIT, porque permitirá a Angelino bendecir a todos los gobiernos que violen los derechos sindicales, lo cual se encubrirá con eufemismos sobre libertades y democracia. Esta competencia inherente a Angelino, la podemos expresar con el argot propio del mundo sindical, diciendo que nuestro candidato es un esquirol, un rompehuelgas, un patiamarillo, un patevaca, para emplear algunos de los múltiples términos que se utilizan para referirse a los que traicionan a los trabajadores.  

 

Una tercera competencia de nuestro Vicepresidente está referida a su habilidad en utilizar un lenguaje sibilino que pretende conciliar los intereses más opuestos. En efecto, el discurso de Angelino es una genuina muestra de su malabarismo político e ideológico, sin ningún principio ni recato, que le permite situarse en el centro del escenario político, donde despliega una retórica entre populista y religiosa, en la que emergen de manera frecuente sus alusiones al perdón, la gratitud, la reconciliación entre las clases, la sumisión y el cinismo. Esto le permite congraciarse, o ese cree él, con todo el mundo, dando por sentado que en la vida real es posible la conciliación de clases, y que él es la correa de transmisión que la hace posible. Al mismo tiempo que dice reivindicar su pasado de sindicalero, no escatima esfuerzos para alabar a quienes tienen una actitud abiertamente antisindical, como lo son los representantes de paramilitares o políticos cercanos a los mismos, entre ellos algunos que han ocupado la «Casa de Narquiño». Este mismo discurso-programa es el que está enarbolando en su campaña para alcanzar la Dirección Ejecutiva de la OIT, cuando postula que es necesaria una «alianza de carácter tripartito con soporte de empresarios, trabajadores y gobiernos».

 

Estas competencias que hemos resaltado -capacidad de adaptarse a cualquier medio, culto desaforado por los puestos burocráticos, clientelismo, adulación a los poderosos, sobre todo a aquellos que le han dado alguna vez un cargo- ponen de presente que Angelino Garzón es el candidato ideal que necesita la OIT, si tenemos en cuenta que él, como ningún otro, puede hacer presentable ante el mundo lo que es impresentable: nuestro modelo criminal de flexibilización laboral, de protección a los inversores extranjeros a costa de machacar a los trabajadores y campesinos y nuestra incondicional e insoslayable disposición a destruir sindicatos, matar sindicalistas y disolver a la fuerza cualquier forma organizativa de los trabajadores.

 

2. Competencias profesionales

 

Con respecto a otras competencias de nuestro candidato, sólo debemos agregar que en términos académicos e intelectuales, Angelino no ha sido muy brillante que digamos, pues los títulos que consiguió los ha logrado en los últimos quince años, cuando ya había ejercido algún alto cargo administrativo en el Estado y entendió que era indispensable tener algún cartón, como requisito formal para seguir escalando en la política criolla. Por eso, obtuvo el título de Comunicador Social en el año 2000, en el mismo momento en que ejercía como Ministro de Trabajo, en la Universidad Jorge PASEO Lozano, uno de los tantos garajes universitarios que se encuentran en cualquier calle céntrica de Bogotá, y donde le venden un título al primero que cruce por la vereda del frente y tenga con que pagarlo. Después, nada que ver en términos de estudio, salvo la realización de una desabrida especialización en Derecho Administrativo en una universidad de España, en donde, como en Colombia, se le venden un título a cualquier colado, sin que se necesite mucho esfuerzo para conseguir un certificado de cuarta categoría.

 

Debido a sus indudables méritos como lagarto político, Angelino ha oficiado de burócrata consultor para entidades como la OIT, el Banco Interamericano de Desarrollo y empresas privadas de Colombia. (No sobra decir que consultores como Angelino abundan en Colombia y se caracterizan por organizar ONG con la finalidad de descubrir que el agua moja, a cambio de un buen fajo de dólares). De la misma manera, por sus competencias profesionales, dos desprestigiados garajes universitarios de América le han concedido a Angelino sendos títulos de Doctor Horroris Causa, en el año 2011. Los títulos respectivos que se ha ganado por su Ridiculum Vitae son, en su orden: uno, Lagartería política con énfasis en arrivismo intensivo; y dos, Limpieza de imagen de los gobiernos paracos y criminales, con énfasis en negacionismo de crímenes sindicales.

 

Finalmente, sus competencias en lecto-escritura son nulas, porque, como se sabe, un burócrata sindical que se respete jamás lee una página ni escribe una línea. Si a eso le agregamos que un lagarto político tampoco se distingue por el cultivo del intelecto, encontramos en Angelino una mezcla perfecta de (in)competencia en asuntos intelectuales. En razón de esta incompetencia, Angelino ni siquiera ha escrito su hoja de vida y mucho menos su carta de presentación ante la OIT. Nosotros, los miembros de este gobierno, lo hemos hecho por él, como se comprueba con la cantidad de mentiras piadosas que allí se incluyen. Para decir tantos embustes, hemos requerido de un novelista o un cuentista, como uno de aquellos que tanto maquillan al régimen criminal que hemos impuesto en Colombia, entre los que se encuentran Mario Vargas Llosa, Carlos Fuentes y, últimamente, Sergio Ramírez.

 

 


(*) Renán Vega Cantor es historiador. Profesor titular de la Universidad Pedagógica Nacional, de Bogotá, Colombia.  Autor y compilador de los libros Marx y el siglo XXI (2 volúmenes), Editorial Pensamiento Crítico, Bogotá, 1998-1999; Gente muy Rebelde, (4 volúmenes), Editorial Pensamiento Crítico, Bogotá, 2002; Neoliberalismo: mito y realidad; El Caos Planetario, Ediciones Herramienta, 1999; entre otros. Premio Libertador, Venezuela, 2008.

Este artículo ha sido publicado por Rebelión con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.