En estos días, la ONG holandesa PAX ha iniciado una campaña llamando a los holandeses a que no utilicen la energía de Essent, Nuon, E.ON, Electrabel en Delta; se trata de empresas de energía que compran el carbón directamente de la empresas transnacionales Drummond (EE.UU.) y Prodeco (propiedad de la Anglo-Suiza Glencore) en la región […]
En estos días, la ONG holandesa PAX ha iniciado una campaña llamando a los holandeses a que no utilicen la energía de Essent, Nuon, E.ON, Electrabel en Delta; se trata de empresas de energía que compran el carbón directamente de la empresas transnacionales Drummond (EE.UU.) y Prodeco (propiedad de la Anglo-Suiza Glencore) en la región del Cesar (Colombia). La campaña se llama STOP BLOEDKOLEN («Paren el carbón manchado de sangre»). PAX también pidió a estas empresas que dejen de comprar carbón de las empresas mineras Drummond y Prodeco.
Desde hace muchos años, Drummond es tristemente famosa en Colombia por sus violaciones a los derechos humanos, la contaminación irresponsable del medio ambiente y sus vínculos con estructuras paramilitares. Entre 1996 y 2005, 3.100 personas fueron asesinadas y 55.000 campesinos desplazados por los paramilitares en el Cesar, que fueron financiados y apoyados por Drummond y Prodeco. Las víctimas siguen a la espera de una indemnización (leer reporte PAX en Inglés).
La respuesta de Nuon, una de las empresas holandesas, fue que si ellos dejaran de comprar carbón en Colombia, otros sí lo comprarían y por tanto, se perdería totalmente el control sobre la situación local. Declaró la compañía que quiere trabajar, a través de Bettercoal, para mejorar la situación de la población en el Cesar. Bettercoal es una iniciativa europea que ha desarrollado un protocolo de seguimiento y evaluación de las minas de carbón que abastecen a Europa.
Pero, las conclusiones de Bettercoal no son vinculantes, las empresas no están obligadas a informar sobre el origen de sus abastecimientos y las personas que se ven directamente afectadas por las políticas de las empresas mineras (como los miles de campesinos desplazados en Colombia) no tienen voz ni voto; son sólo tres de las muchas razones dadas por PAX para demostrar que la iniciativa no tiene un impacto real sobre la situación de la población en el Cesar.
Por otra parte, Nuon afirma en su comunicado de prensa que son el gobierno colombiano y el sistema de justicia los que deben rendir cuentas. «Nosotros no debemos ni podemos sentarnos en la silla del juez. Nosotros no debemos juzgar a las empresas, esa es una tarea del Estado colombiano y de su sistema jurídico».
Sin embargo, un profesor holandés de derecho internacional, Van Genugten, dijo que según los principios del Pacto Mundial de la ONU, las empresas holandesas que continúan comprando carbón de estas multinacionales apoyan las violaciones a los derechos humanos en Colombia. Si siguen empeñadas en sacar provecho económico, a pesar de conocer plenamente los abusos que se cometan, se vuelven cómplices de la situación, así de sencillo.
Entonces: PAX dice que las empresas holandesas deben asumir su responsabilidad. En cambio, las empresas holandesas dicen que es el gobierno colombiano el que debe responsabilizarse. El gobierno colombiano, a su vez, trabaja en conjunto con las empresas transnacionales y los paramilitares bajo la consigna ‘Impunidad para todos». ¿Es la ganancia económica el fin último de todos?
La estrategia del avestruz les ha funcionado hasta hoy. Los colombianos, al comienzo de la cadena energética, han sido amenazados, asesinados, desplazados de sus tierras, sin siquiera haber recibido indemnizaciones por ello. Los holandeses, en el extremo final de la misma cadena, compran el carbón que financia incontables crímenes que victimizan a una población humilde y necesitada, al parecer sin saberlo. El llamado de PAX a los holandeses para boicotear las empresas que compran carbón manchado de sangre es el último recurso.
(*) Alexandra Nariño es integrante de la Delegación de Paz de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia – Ejército del Pueblo FARC -EP
Fuente: http://pazfarc-ep.org/index.php/blogs/1972-complicidad-transnacional.html