Presencia de dinámicas laborales sexistas en los medios de prensa; falta de capacitación de periodistas, pero también de directivos; y una escasa cultura jurídica clasifican entre las principales debilidades para un tratamiento comunicativo coherente de la violencia machista, a juicio de periodistas y especialistas participantes de un curso en La Habana.
«Los medios de comunicación no determinan la violencia de género, pero sí contribuyen a reforzar las normas culturales y estereotipos que la sustentan». Esta tesis, reconocida desde su convocatoria, centró las actividades docentes de un seminario finalizado el 4 de noviembre en el Instituto Internacional de Periodismo José Martí (Iipjm), para proveer herramientas profesionales de cara a la jornada contra la violencia que se inicia el próximo 25 de noviembre.
«Es un curso que preparamos cada año, desde que se identificó como propuesta en uno de los posgrados de Género y Comunicación iniciados por la periodista y profesora Isabel Moya hace cerca de dos décadas», precisó a SEMlac Ileana González, subdirectora docente del Iipjm.
Convocado por la Cátedra de Género «Mirta Aguirre» de esa institución docente, también fundada por Moya y que justamente este 2022 celebra sus 20 años, esta vez la propuesta contó con el apoyo de Oxfam y la Embajada de Francia en Cuba y sistematizó los más recientes avances legislativos para atender el problema en el país, entre otros asuntos.
«Los estereotipos y roles de género, esos mandatos asignados culturalmente a mujeres y hombres, están instalados en el imaginario social y los medios de comunicación los reproducen, muchas veces sin siquiera ser conscientes de ello. Por eso es esencial realizar actividades de esta naturaleza», explicó la periodista Dixie Edith Trinquete, coordinadora del seminario, en el taller que dio inicio a las jornadas de trabajo.
La inauguración del espacio académico contó con la participación del embajador de Francia en La Habana, Lauren Burin Des Roziers, quien valoró la importancia de erradicar los estereotipos de género en el ámbito mediático, especialmente en el contexto de la aprobación e implementación del nuevo Código de las Familias, aprobado el pasado 25 de septiembre.
La psicóloga Yohanka Valdés Jiménez, de Oxfam en Cuba, consideró como uno de los principales retos de este tipo de cursos «lograr la participación de profesionales de otras esferas de la comunicación, como es el diseño o la fotografía», indicó durante la inauguración.
Aprender desde la raíz
«La violencia contra la mujer asume diferentes expresiones o manifestaciones que se interrelacionan y son cambiantes, según los diferentes contextos sociales; pero su forma más común es la que sufren las mujeres por parte de su pareja o ex pareja íntima, y muchas veces culmina en la muerte», precisó Yudith Ferreiro, directora del Centro de Estudios de la Mujer (CEM), de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC), en una de las jornadas de trabajo.
Junto a Mayra Díaz, funcionaria de la FMC, Ferreiro presentó resultados de investigaciones y detalló los elementos para la atención a la violencia contenidos en el Programa Nacional para el Adelanto de las Mujeres (PAM) y la Estrategia integral de prevención y atención a la violencia de género y en el escenario familiar.
Además, ambas adelantaron elementos de lo que será el observatorio científico de género que actualmente se prepara desde la FMC, en alianza con la Oficina Nacional de Estadísticas e información (Onei).
Es imprescindible contar con datos estadísticos confiables y actualizados, que permitan valorar la gravedad del problema y dar mejores respuestas a estos hechos, coincidieron Díaz y Ferreiro.
Un consenso generalizado entre quienes recibieron la capacitación es que necesitan más aprendizajes sobre género y violencia de género, y también que estos sean más sistemáticos, menos puntuales.
«Entre los conceptos más reiterados por las profesoras estuvo que la violencia es estructural y que está directamente relacionada con el patriarcado. Es algo complejo de entender para quienes nos acercamos por primera vez a estos contenidos. Necesitamos abundar en esa base teórica imprescindible para entender todo lo demás», razonó Laura González, una de las participantes.
González, estudiante de último año de Periodismo en la Universidad de Matanzas, a unos 120 kilómetros de la capital, acudió al seminario justamente por estar realizando su tesis de grado vinculada a la comunicación de género.
«Entender los orígenes, características y manifestaciones de la violencia de género permite ubicarla como un problema social, cuyo origen está determinado por construcciones culturales legitimadas históricamente», reflexionó Trinquete.
En ese camino, visibilizar eso que se ha vuelto natural es un paso importantísimo para prevenir y atender la violencia de género desde la comunicación pública, analizó Valdés durante su conferencia «Introducción a las violencias de género».
Para quienes participaron de la experiencia, otros desafíos pasan por sistematizar el análisis de la violencia en los medios y no abordarlo solamente en fechas específicas o a partir de la cobertura de eventos.
También que la formación de género no sea solo para «dar cobertura», sino para restructurar las redacciones y sus rutinas de trabajo, que muchas veces son escenario de acoso o violencia laboral, indicó Beatriz Ramírez, periodista de la Editorial de la Mujer.
«La violencia simbólica persiste y se actualiza incluso con las nuevas tecnologías de la información y las comunicaciones y las redes sociales», explicó la periodista Lirians Gordillo, profesora habitual de estos cursos, quien abordó justamente esa forma de violencia y su estrecha relación con los medios.
«Necesitamos análisis interseccionales de esas violencias, precisamos ampliar la formación y lograr un compromiso efectivo desde los medios para construir discursos inclusivos; la comunicación que discrimina no es una comunicación de calidad», precisó Gordillo.