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Declaración del Partido Comunista Colombiano

¿Comunismo disfrazado o anticomunismo descarado?

Fuentes: Rebelión

AUV afirma que el país debe escoger entre la seguridad democrática y el «comunismo disfrazado». Con esta frase destapa el fondo macartista de su campaña de reelección que ya se había mostrado en un audiovisual propagandístico, pretendidamente testimonial, contra la Unión Patriótica, cuyo contenido intenta justificar el genocidio contra la izquierda colombiana. Uribe reafirma una […]

AUV afirma que el país debe escoger entre la seguridad democrática y el «comunismo disfrazado». Con esta frase destapa el fondo macartista de su campaña de reelección que ya se había mostrado en un audiovisual propagandístico, pretendidamente testimonial, contra la Unión Patriótica, cuyo contenido intenta justificar el genocidio contra la izquierda colombiana. Uribe reafirma una polarización maniquea centrada en la bondad exclusiva de su política guerrerista y represiva, donde las realizaciones sociales están totalmente ausentes.

El propósito del nuevo giro del reeleccionismo es mostrar al candidato presidencial del PDA, Doctor Carlos Gaviria Díaz, como vehículo de entrega del país a las FARC. Pone en evidencia la debilidad de AUV frente a los argumentos del vocero de la unidad de la izquierda, y la gran simpatía que despierta entre quienes aspiran a un cambio verdadero para superar la actual crisis social y alcanzar una paz justa, democrática y con soberanía.

Los epígonos del uribismo aportan como prueba reina del comunismo disfrazado la presencia del Partido Comunista en la unidad, como si se tratara de una cuña agazapada para pasar inadvertido. Y reclaman un pronunciamiento inmediato de Carlos Gaviria en condena de la lucha armada y el terrorismo como única y creíble certificación de pureza y moderación.

El Partido Comunista Colombiano ha sido un factor de la unidad de la izquierda y ello no constituye un secreto para nadie. La promovió de manera abierta su congreso más reciente, en junio de 2005. Ha sido la razón de ser de su presencia en el Frente Social y Político, en la coalición Alternativa Democrática y en el acuerdo de fuerzas que integra el Polo Democrático Alternativo. Ha levantado de banderas unitarias la lucha conjunta por un gobierno verdaderamente democrático que rompa con la inequidad del modelo neoliberal, que restablezca el cabal ejercicio de las libertades y derechos para todos y todas, en todo el territorio del Estado, y que se comprometa con una solución política, a través del diálogo y la negociación con quienes se han rebelado contra el sistema dominante, como la vía para poner término al conflicto histórico y a la escalada de represión, terrorismo de Estado e intervencionismo militar estadounidense.

La campaña Carlos Gaviria presidente propone adelantar desde el gobierno democrático una política de paz de Estado y trabajar por un acuerdo nacional a través de una vía de diálogo y negociación, diferente de la fracasada seguridad democrática que se sustenta en el Plan Colombia, el Plan Patriota y la represión. Solo en la práctica consecuente se demuestra una verdad. La paz democrática será obra del cambio político, de las reformas y soluciones a los graves desequilibrios sociales, y no de las simples condenas formales a la violencia por fuera de su contexto histórico real.

Al ignorar, tergiversar y presentar estas propuestas como la «entrega de la patria a las FARC», AUV utiliza su investidura de jefe del Estado para afirmar una mentira y conducir mediante tal a muchos electores, impresionados por la autoridad presidencial, a votar por él el 28 de mayo.

Algo más. No existen garantías para las campañas distintas a la oficial. Varios candidatos han sacado a sus familiares del país. El crimen execrable de Liliana Gaviria y la extraña muerte de Jaime Gómez señalan un ambiente de provocación en el que cualquier cosa puede pasar, con tal que justifique la reelección de Uribe. Las hipótesis de los organismos policiales son tan inconsistentes como los anuncios de supuestos complots que se preparan en las Universidades, en algunas de las cuales el presidente-candidato ha arremetido, fuera de control, contra estudiantes y asistentes. Al menos 10 integrantes del PDA y de sus componentes de izquierda han sido asesinados en las últimas 4 semanas. Decenas han sido encarcelados en redadas y allanamientos. Se están reactivando procesos judiciales de signo político en medio de la campaña electoral.

Al mismo tiempo que llamamos a un frente común por las garantías, con todas las fuerzas que se oponen a la reelección y al continuismo del actual modelo de injusticia e iniquidad, reclamamos de la Procuraduría y la Defensoría del Pueblo actuar para hacer valer la igualdad de derechos proclamada por la Constitución. La campaña electoral del jefe del Estado viola la democracia al recurrir a métodos inescrupulosos que ponen en la picota a sus adversarios y lo eximen de argumentar ideas y razones.

El Partido Comunista Colombiano, unido a la Unión Patriótica, hace un llamado a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la OEA a tomar nota de esta situación, en la que se han perdido los perfiles de un arreglo amistoso en busca de la verdad, justicia y reparación, y los procesos contra el Estado colombiano por genocidio político simplemente deben continuar su curso. Dicha Comisión tiene en sus manos hacer valer las medidas de protección cautelar que obligan al Estado.

Tan falsa como la metáfora del basilisco que inventó medio siglo atrás Laureano Gómez, representada en un monstruo de cuerpo gigantesco, que asimilaba al partido liberal de entonces, pero que actuaba dirigido por una «diminuta cabeza comunista», es la tesis de Uribe del «comunismo disfrazado». Laureano justificaba en el macartismo la violencia contra los opositores, como lo hace ahora AUV contra la izquierda y los comunistas. Es inaceptable este salto atrás.