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Con algo de vergüenza en una izquierda

Fuentes: El Ciudadano

Hay miles de chilenos que esperan que la izquierda chilena avance, que logre victorias, que enamore a los desesperanzados, que sea capaz de conseguir que las justas demandas sean aceptadas, y que acumule fuerzas para llegar a La Moneda. De eso se trata, para eso se trabaja siempre. Es la izquierda la que ha sostenido, […]

Hay miles de chilenos que esperan que la izquierda chilena avance, que logre victorias, que enamore a los desesperanzados, que sea capaz de conseguir que las justas demandas sean aceptadas, y que acumule fuerzas para llegar a La Moneda. De eso se trata, para eso se trabaja siempre.

Es la izquierda la que ha sostenido, que el sistema educacional debe ser cambiado, que debe responder a las necesidades del estudiantado y de los maestros, pero especialmente a la realidad del país que somos, y que a pesar de todo, se necesita proyectar para hacerlo más justo, solidario y democrático. Un país con el actual modelo educativo, está destinado a generar pobreza, mano de obra barata e ignorante, de la que se nutre el sistema neoliberal, sustentado por la Concertación.

Los gobiernos de la Concertación llevan más años que la dictadura de las Fuerzas Armadas, y el país en nada ha cambiado. Sigue la Constitución de 1980 con unos cuantos retoques, el sistema binominal se mantiene, se continúa regalando el dinero de la venta del cobre a los militares. Las Fuerzas Armadas tienen más terrenos, que los hospitales y policlínicos que hay en el país. Durante años, algunos procesos por delitos de lesa humanidad esperan la llegada del olvido, para consumar la impunidad que pactaron entre ellos. Para no hacer la transición, luego de que los militares dejaran la administración del gobierno para hacerla desde sus cuarteles.

En este cuadro de malos gobiernos que ha tenido Chile, era casi seguro que la izquierda tenía las mejores condiciones para avanzar en sus posiciones. Es la izquierda la que manifiesta que la crisis mundial se debe al robo y a la mayor especulación de los defensores de un sistema inhumano y decadente, que pone al mercado por sobre la vida de los hombres. Dicho sistema deja al Estado en un lugar escondido, dando voces de que la oferta y la demanda se regulan de manera automática. La Concertación está llena de apóstoles y defensores del modelo. Es muy natural…, eso es la Concertación, un apéndice de los dictados del Banco Mundial y del FMI.

La izquierda está en condiciones de desnudar las miserias de los que nos gobiernan, de colocar en las mesas y en las calles, en los sindicatos, en los colegios, en las universidades, y en todos los debates, que hay una real posibilidad de iniciar la construcción de un proceso que no tenga excluidos, que sea equilibrado y humanamente aceptable, donde los derechos fundamentales sean respetados.

Un chileno con educación deficiente, es grave, un chileno excluido es grave, un mapuche golpeado y encarcelado es grave, un torturado es grave. Ese es el Chile que administra la Concertación. Este el país que la izquierda aspira a cambiar.

Pero nada de esto al parecer será posible. Las aspiraciones personales, las justas aspiraciones políticas de los partidos, postergan las justas «demandas populares», así se les llamaba a las reivindicaciones del pueblo hace algunos años.

Bajo la consiga de romper la exclusión política, el Partido Comunista llega para salvar a la Concertación. Sabemos que en nada cambiará la actual composición de un nuevo Parlamento. El ingreso de algunos diputados comunistas, no harán posible el llamado a una Asamblea Constituyente, puede que lo digan, pero de allí a que se convoque no será en el futuro cercano. El ingreso de algunos diputados no significa que se inicie el proceso de transición política, porque la herencia de la dictadura se mantiene incólume y fuertemente avalada y sostenida. Asombroso es que algunos Ministros de la Concertación digan ahora que el sistema binominal no da para más, pero les dio durante muchos periodos, y en esos tiempos no decían absolutamente nada.

Digamos que es extraño llevar listas conjuntas con el bloque en el gobierno, Concertación-Partido Comunista-Izquierda Cristiana, y apoyar al candidato de la izquierda Jorge Arrate en una primera vuelta electoral, para en una eventual segunda vuelta llamar a votar por el candidato de la Concertación, que puede ser Frei o Enríquez-Ominami. Este cuadro es una muestra de una miseria política inaceptable y vergonzosa. El recorrido electoral refleja una serie de fracasos evidentes. Primero fue un cura, luego un economista, después su Secretaria General, y por último un pequeño empresario. El Juntos Podemos, no es más que un aparato electoral del partido mayoritario, es decir, el Partido Comunista.

Los partidos políticos pueden indudablemente hacer los pactos que crean convenientes, pero no se les concede en derecho de usar a los votantes para sus fines particulares. Pueden hacer uso de su militancia como lo han hecho siempre. Sin lugar a dudas el Partido Comunista suma los votos de todos los izquierdistas que han sufragado por ellos, pero no es correcto hacerlo ni decirlo.

Hay una izquierda que apuesta por llevar candidatos a parlamentarios propios, para acumular fuerza propia, para fortalecerse en las bases, sindicatos, poblaciones y organizaciones sociales, porque sea quien sea el que gane en diciembre, seguirá existiendo un Chile de pobres. El futuro no es una utopía, es un trabajo constante. La pobreza no es un regalo a plazo indeterminado.

Estamos presenciando las muestras más evidentes de las ambiciones personales y partidarias. No es un paso hacia atrás para poder avanzar dos, estamos viendo el sentarse a esperar la máquina de los tiempos. Estamos ante la llegada de la mayor amnesia de todas las épocas. Y puede que una parte de la izquierda lo considere justo para que su partido sobreviva, pero el pueblo ha sobrevivido siempre, incluso a la Primavera de Praga, incluso al llamado para no apoyar a Guevara en Bolivia.

La izquierda chilena, la nueva generación de no inscritos, los votos nulos, la voluntad que se pasea en las calles para levantar sus justas banderas, son serias y sabrán comprender el momento en que algunos pretenden convertirlos, en elementos para beneficios partidarios.

La superación de la pobreza y la necesidad de un nuevo Chile, no es patrimonio de la izquierda comunista, ni de algunos pocos. Es la que espera la hora en que volverá a reconstruirse nueva, fuerte y vigorosa; la izquierda que sostiene al socialismo como un modelo vigente y posible, y esa hora llegará. Los resultados de diciembre darán paso a una nueva izquierda, que superará a la vieja y dogmática, condenada a desaparecer o a vivir, entre la estructuras que dejaron las Fuerzas Armadas.

Se iniciará el próximo periodo presidencial, y sea el resultado que sea, irá con pliegos de peticiones, con la continuación de ese sumar fuerzas, para hacer avanzar la historia. Cualquiera otra lectura es pie de imprenta o de foto.

En los cuarteles militares no se mueve ninguna hoja.