El 21 de mayo de 1912, en un artículo del «Despertar de los Trabajadores», que había sido fundado a comienzos de ese año, Luis Emilio Recabarren nos cuenta que en la última sesión del Directorio de la Agrupación Central del Partido Demócrata «se ha propuesto el cambio de nombre de nuestro Partido en la Provincia». […]
El 21 de mayo de 1912, en un artículo del «Despertar de los Trabajadores», que había sido fundado a comienzos de ese año, Luis Emilio Recabarren nos cuenta que en la última sesión del Directorio de la Agrupación Central del Partido Demócrata «se ha propuesto el cambio de nombre de nuestro Partido en la Provincia». «Desde que se reinició la reorganización del Partido Demócrata en esta provincia, se inició también una tendencia bien marcada para que nuestra organización fuera envuelta en la idea socialista…».
«Tan es así -nos dice Recabarren- que un buen número de las nuevas agrupaciones de la pampa tomaron el nombre de socialistas, manifestando con ello querer avanzar en las ideas y en la acción».
Una de las causas de la aceptación del cambio de nombre, que en realidad no era un mero cambio de nombre sino la fundación de un nuevo partido, es «porque el Partido Demócrata en su política y con sus actos públicos durante los últimos años ha declarado prácticamente que no sirve a los intereses de la clase trabajadora porque en cada acto electoral ha hecho causa común con los partidos de la clase explotadora y opresora».
Como sabemos, el 4 de junio Recabarren participa de la fundación del Partido Obrero Socialista, que años más tarde adoptó en un Congreso realizado en Rancagua su nombre actual: Partido Comunista de Chile.
En el mismo diario, el 6 de junio de 1912, Recabarren escribió: «Cuando en el seno del Partido Demócrata se ha propuesto el cambio del nombre y la adopción de un programa socialista, muchos trabajadores se han sentido satisfechos y entusiasmados, mientras otros dudan y algunos resisten el programa. Pero lo que más halaga es que se ha generalizado esta pregunta: ¿Qué es el Socialismo?».
Recabarren, desde la fundación de nuestro partido, planteaba un asunto que sigue siendo crucial: plantear la verdad, desnudar los engaños y mentiras, educar a los trabajadores sobre su papel en la sociedad, denunciar la explotación y la injusticia, la tiranía de unos pocos, que usufructúan de manera abrumadora de la riqueza, sobre los millones que son explotados.
«Nosotros comprendemos -decía- que al trabajador le falta valor para defender sus derechos, y en este caso, nuestra misión es darle al trabajador el valor que le falta, instruyéndolo, dándole fuerza moral. Nuestra misión es indicarle dónde está y en qué consiste la fuerza que debe poseer el trabajador, y le indicaremos que debe unirse a sus demás hermanos, formando con ellos asociaciones que tengan por objeto contribuir verdaderamente al bienestar presente y futuro».
Refiriéndose a «El Despertar de los Trabajadores» afirma que la misión de este diario no es la de defender a los trabajadores, porque ella es una promesa falsa y burguesa, la misión es instruir, enseñar, orientar al trabajador para que él, por sí mismo, se defienda de sus opresores.
Entendía el Padre de la Organización Obrera que ante una democracia corrompida y obsecuente ante las grandes empresas de la época, la única alternativa, capaz de entregar una vida digna a los trabajadores, era el socialismo.
A casi ya cien años de haberse formulado esta concepción de futuro, mantiene su plena vigencia, en medio de la globalización capitalista, ya que si bien ha avanzado la ciencia, la tecnología y el progreso material, se mantienen las enormes desigualdades sociales, en un plano diferente, pero que puede ser de consecuencias mucho más violentas y aterradoras para la humanidad como lo demuestran las guerras que lleva adelante el imperialismo norteamericano.
La lucha social ha pasado por una vorágine colosal de hechos en el último siglo, el socialismo como tal ha jugado un enorme papel, en medio de avances y fracasos, como toda construcción humana, pero lo cierto es que mientras exista la explotación, seguirán existiendo partidos comunistas, organizaciones de trabajadores y las que unen a diversas vertientes sociales.
Aunque hayamos sido víctimas de políticas genocidas y de exclusión, la lucha contra la explotación capitalista, por la democracia plena y el socialismo, en nuestro país y en el mundo, continúa.