Impía la tierra que se diluye resquebrajada en tus manos se funde en mil estrellas y con la odiosa muerte agazapada en mi seno miro tu silencio tempranero. Recorres esos campos paja y luna tarareando los cantos de los lagos le haces […]
Impía la tierra que se diluye
resquebrajada en tus manos
se funde
en mil estrellas
y con la odiosa muerte
agazapada
en mi seno
miro tu silencio tempranero.
Recorres esos campos
paja y luna
tarareando los cantos de los lagos
le haces espacio al cuerno y las azadas:
Besas la espiga
te empapas en su sangre
en la metralla
en la cornisa falsa del mañana !
y me esperas
sonriente y calma:
pones tu manos para que mis pies se alcen
y mientras en mi boca agoniza una tonada
la historia te hace lecho
y la herida, mi hermana.