Recomiendo:
0

Conciencia ocasional e inconsecuente

Fuentes: Rebelión

«El miembro de la sociedad burguesa, aquejado de extremo idealismo, cree que su comportamiento como miembro del Estado nada tiene que ver con su comportamiento como miembro de la sociedad civil» Veo millones de personas manifestándose en la calle gritando no a la guerra. Después ocurre que la guerra se produce y aquella conciencia y […]

«El miembro de la sociedad burguesa, aquejado de extremo idealismo, cree que su comportamiento como miembro del Estado nada tiene que ver con su comportamiento como miembro de la sociedad civil»

Veo millones de personas manifestándose en la calle gritando no a la guerra. Después ocurre que la guerra se produce y aquella conciencia y movimiento de masas desaparece. Quedan los mismos de siempre: pequeñas minorías de izquierda.

Antes de llegar la guerra los manifestantes se cuentan por millones y gritan a sus gobiernos que en su nombre no. Pero cuando llega la guerra, cuando llega la destrucción y la muerte en masa, los millones de manifestantes dejan de manifestarse.

Dijeron que en su nombre no, pero lo cierto es que EE.UU hizo la guerra en nombre del Estado capitalista y de sus valores, y del cual aquellos que dijeron no son sus ciudadanos. Hay aquí una contradicción entre lo ideal y lo real: entre los ciudadanos que dicen que en su nombre no y el Estado que hace sí.

Una vez un marciano me visitó en mi casa y me dijo que no llegaba a entender la siguiente situación: los pueblos más belicistas, los mejor armados, que oprimen y destruyen a los pueblos más débiles, son a la vez los pueblos más pacifistas. Le resultaba incomprensible que el mismo pueblo que en tanto sociedad civil lanzaba palomas de paz al cielo y gritaba no a la guerra, en cuanto Estado bombardeara a los pueblos extranjeros. Yo le miré sereno y le dije: eso te indica hasta que punto el idealismo hace presa en los pueblos burgueses.

Los líderes de las minorías de izquierda y personalidades independientes, al contemplar los millones de manifestantes en la calle oponiéndose a la guerra, se llenan de entusiasmo, de ilusiones y de expectativas falsas. Quieren ver una fuerza que no existe. Es un movimiento social muy aparatoso y muy multitudinario, pero carece de consistencia y es absolutamente inconsecuente. Pues resulta totalmente inconsecuente que los millones de manifestantes que se manifestaban antes de perpetrarse la guerra contra Iraq, después, cuando ha llegado la guerra y con ella la muerte de más de 100.000 iraquíes, dejaron de manifestarse.

Los millones de manifestantes que gritaron no a la guerra representan una conciencia puramente ocasional e inconsecuente. La gente dice no a la guerra, pero no dice más, no va más allá. Quiere manifestar que está contra la guerra, pero sin más compromiso. Le ocupa su conciencia lo que le debe ocupar, no mucho tiempo, pues tiene que seguir con su vida. Es una consciencia burguesa: cómoda, sin ir más allá, sin poner en cuestión los fundamentos del estilo de vida de la sociedad burguesa.