Prometió una investigación y terminó condecorándolos. El presidente colombiano Alvaro Uribe les entregó la Gran Cruz de Boyacá a todos los militares que participaron de la famosa Operación Jaque, en la que fueron liberados la ex candidata presidencial Ingrid Betancourt, tres estadounidenses y once oficiales colombianos. La del lunes no fue una ceremonia militar común. […]
Prometió una investigación y terminó condecorándolos. El presidente colombiano Alvaro Uribe les entregó la Gran Cruz de Boyacá a todos los militares que participaron de la famosa Operación Jaque, en la que fueron liberados la ex candidata presidencial Ingrid Betancourt, tres estadounidenses y once oficiales colombianos.
La del lunes no fue una ceremonia militar común. Parecía más bien un casamiento secreto. Sólo participaron los íntimos: el presidente, sus jefes militares, el de la Policía Nacional, el ministro de Defensa y las familias de los condecorados. Entraron al Palacio presidencial de Nariño por detrás, cuando cayó la noche, para evitar a los periodistas que hacían la habitual guardia en la puerta principal.
«Algunos de ellos acudieron a la cita en traje de civil y otros con el uniforme del ejército. La Casa de Nariño no informó sobre la presencia de estos hombres en la sede del gobierno», afirmó el noticiero del canal RCN, el único medio que descubrió a los militares in fraganti, mientras salían luciendo orgullosos la Gran Cruz de Boyacá en las solapas de sus trajes y uniformes.
El mismo noticiero había difundido en agosto pasado un video de cerca de una hora, que mostraba cómo se había planeado la operación rescate y cómo se habían entrenado durante los días previos el equipo. Aquellas imágenes habían terminado de demostrar que las fuerzas colombianas usurparon ilegalmente y de forma premeditada los símbolos de la Cruz Roja y los canales de televisión Telesur y Ecuavisa. Hasta ese momento, el presidente Uribe sostenía que habían utilizado la simbología como un recurso de último momento, cuando les entró miedo.
Al día siguiente de la difusión del video, el mandatario colombiano no tuvo más alternativa que prometer un castigo para los responsables. «Los errores se pueden perdonar como máximo cuando son de buena fe o inducidos por el temor, pero la mentira en una investigación como ésa no se puede perdonar porque le hace un daño al país.» Hasta el día de hoy, el gobierno no anunció ningún avance en la investigación.
Además, el presidente eligió un mal momento para premiar a sus militares. Esta semana llegó a las librerías de Bogotá Operación Jaque: secretos no revelados, el primer libro que cuenta con detalle el rescate. El libro, que no lleva firma y contiene una recopilación de artículos de diarios como el The New York Times y The Washington Post, sostiene que militares y espías estadounidenses e israelíes ayudaron en el operativo. Por ejemplo, según el periodista norteamericano Steven Dudley, después de la liberación negociada de Clara Rojas y Consuelo González en diciembre pasado, la Casa Blanca tomó nota de la zona de entrega y comenzó a enviar soldados especializados. «El número de soldados subió a entre 900 y mil, sobrepasando el límite permitido por la ley norteamericana de 500 efectivos», escribió Dudley, habitual colaborador del Washington Post, The Economist, la BBC y Miami Herald.
Su colega del New York Times, Simón Romero le dio la razón semanas después. «Al menos 40 miembros de las American Special Forces fueron involucrados en las operaciones de búsqueda y rescate de los ciudadanos estadounidenses», publicó. Estos 40 agentes eran, según el diario neoyorquino, Rangers, la fuerza de elite del ejército estadounidense. Habrían llegado a Colombia en los primeros meses de este año para hacer reconocimiento de esa parte de la zona selvática y plantar radares y cámaras de última tecnología.
Aunque el gobierno de Uribe niega que esa vigilancia haya estado vinculada a la Operación Jaque, el comandante de las Fuerzas Armadas, el general Fredy Padilla, le reconoció a la revista Semana que alias Gafas, el guerrillero que cuidaba a Betancourt y los tres rehenes estadounidenses y que fue detenido después del rescate con dos discos externos encima, descubrió uno de los equipos de grabación norteamericano en marzo. Pero no dice qué pasó. De forma sutil, el libro abona a la teoría de que Gafas se habría contactado con los estadounidenses o los colombianos y habrían planeado juntos la más grande operación de rescate de la historia militar de Colombia.