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Condena a Uribe: A rey muerto, rey puesto

Fuentes: Rebelión

-Lo sentimos mucho, Alvaro; debió haberle dicho al otro lado del teléfono, en un buen castellano con acento de Miami Mr Rubio, este 28 de julio pasado cuando recibió la llamada de su amigo el expresidente colombiano Uribe Vélez, desesperado ante el inminente fallo condenatorio que proferiría en unas pocas horas la valerosa y honesta Juez Heredia. Tenemos demasiados problemas muy estratégicos para la supervivencia de nuestro país, como para enredarnos en trivialidades. Sacaremos un comunicado de apoyo, y… Veremos. Le deseo la mejor de las suertes y hasta pronto.

Era prácticamente el final de un proceso judicial o “culebrón” (como nos gusta a los colombianos llamar las cosas muy envolvidas) que el propio Uribe Vélez, en el colmo de la arrogancia del Poder del Estado de Opinión por él creado y el más pavoroso poder para-estatal adquirido durante sus gobiernos. Culebrón iniciado por iniciativa del expresidente, que en aquella época contaba con la sumisión total del poder judicial, el control de la Fiscalía, del llamado empresariado de bien y la abyección de la falsimedia colombiana y comenzaba con la denuncia penal contra su contradictor el “castro chavista Iván Cepeda”, a quien pretendía “neutralizar” mediante un “very quickly lawfare” es decir, un fulminante proceso judicial.

Sin embargo, las cosas no salieron según lo pensado. El país fue cambiando paulatinamente en muchos aspectos al ritmo de la globalización neoliberal impuesta por el Hegemón, uno de ellos, la eclosión de una nueva generación despreciada o abandonada a su suerte por las alturas del Poder, que llegó con una nueva mentalidad transformadora, hastiada de ver la sórdida y violenta realidad sin salida que le esperaba a futuro, y vino para quedarse pidiendo cupo en los estrados y “sillones oligárquicos perpetuos” ocupados sin recambios, durante siglos. Lo atestigua la juvenil juez Heredia, con su cabello coloreado a la moda, sorbiendo agüita fresca para humedecer la garganta de 9 horas mientras daba lectura a las 2.500 páginas salidas de su propio meollo.  

El culebrón dio una vuelta inesperada digna de ser narrada por algún escritor dialéctico que se inspire en la dialéctica del amo y el esclavo de Hegel. El acusador o perseguidor contra Iván Cepeda, pasó a ser acusado y perseguido por la justicia colombiana. Con los cambios en el país y el paso de los años, su cabello bloqueó, todas sus fuerzas tanto mentales como físicas y fácticas, comenzaron a debilitarse y cambiar y sus apoyos en el exterior que unos años atrás (cuando los necesitaron) eran férreos, se hicieron laxos o de caucho, hasta llegar a la conversación imaginada arriba, que en otras palabras le confirmaron un tanto brutalmente, lo que todo el mundo sabe y ve todos los días por la televisión de la paz o de la guerra:  Que “Estados Unidos no tiene amigos sino intereses”   .

Intereses que, conducen a otro culebrón enroscado con varias vueltas: Al espectáculo circense y mediático de la riña entre los dos enemigos-amigos (parecida a la riña antecedente entre Laureano Gómez y Lleras Camargo) reactualizada por Uribe Vélez y J. M Santos, con más de 15 años de duración, entre los dos principales dirigentes de las dos fracciones y facciones que tiene la clase dirigente del Bloque de Poder Contrainsurgente dominante actualmente en Colombia, disputándose la hegemonía por la conducción de su clase en la fase actual de reacomodo geoestratégico del sistema global del imperialismo actual.

Y que un avisado columnista del diario El Tiempo, Juan Benavides, quien todavía “cree” que el mundo se divide entre buenos y malos y para ello, sigue usando el viejo-nuevo truco semántico que se ha impuesto de cambiar el concepto sociológico científico de clase social por el galicismo vacío de “elite” que significa minoría excelente, pretende presentar como una simple y fácil “competencia entre elites” Ver diario El Tiempo 31.07.25. https://www.eltiempo.com/opinion/columnistas/competencia-entre-elites-3476973

Sin embargo, la realidad muestra otra cosa: Que no es una competencia de elites, sino una rivalidad objetiva, bien determinada y establecida o conocida durante largos años, entre dos fracciones del capital (con sus respectivas facciones políticas ) dentro del Bloque de Poder Contrainsurgente dominante en Colombia, por definir quien dirige a quien: Si la fracción de Uribe o la de JM Santos, en la etapa actual hegemoniza la imparable acumulación de capital trasnacional, en especial, la gigantesca millonada proveniente de la llamada economía “ilegal” sostén del movimiento económico del País, que con la condena judicial  proferida a Uribe Vélez, en comento, se ha resuelto en favor de J.M Santos, que,  en el colmo de su astucia de tahúr de póker, ha guardado un calculado silencio interpretado por el rival como cínico y solapado” . Ver el diario El Colombiano de Medellín 31.07.25 https://www.elcolombiano.com/colombia/alvaro-uribe-velez-acuso-a-juan-manuel-santos-en-redes-en-medio-de-juicio-en-su-contra-KH26569407 .

Obvia reacción biliosa, encuadrada dentro de la calculada campaña de polarización politiquera electoral que adelanta la falsimedia adicta al régimen, como por ejemplo: el caracterizado diario oligárquico El Tiempo.com, fundado en 1911 por la familia Santos, que además de estimular dicha polarización https://www.eltiempo.com/politica/partidos-politicos/las-implicaciones-politicas-de-la-condena-al-expresidente-alvaro-uribe-velez-por-dos-delitos-se-viene-una-nueva-ola-de-polarizacion-en-colombia-3476283, tira la primera carta inductora de opinión, en la columna del citado periodista Benavides.

Benavides, no solamente hace o presenta su particular división de clases o “elites colombianas”, sino que propone una estrategia simple para que el continuador (entre renglones el triunfador de la riña, JM Santos) pueda continuar y desarrollar el proceso capitalista económico político e ideológico global referido. Cito al opinador. Favor leer con atención y mente crítica:

… “Uno de sus argumentos clave, que da lugar al título y es el foco de esta columna, es el reconocimiento del papel de la competencia entre élites.

Colombia tiene cinco tipos de élites de nuevo cuño: (i) los inconformes por ausencia de oportunidades y pobreza persistente; (ii) los inconformes por ideología; (iii) los cazadores de rentas por captura del estado regional o central; (iv) las insurgencias políticas que controlan vastos territorios; y (v) el crimen organizado, con sus encadenamientos productivos y culturales. Hay traslapes entre las élites (iii), (iv) y (v). Este cuadro se complica por el fraccionamiento de las fuerzas civilistas ante la ausencia de un sistema disciplinado de partidos que genere ‘colas’ para acceder a la dirección del Estado y de la política.

Colombia tuvo un primer quiebre político estructural en 2022, cuando los votantes enfrentaron el dilema de elegir entre dos alternativas que se presentaron como ruptura con los poderes establecidos. El ganador de las elecciones supo reducir la competencia entre élites al agrupar a los inconformes y a los cazadores de rentas. Vino a orquestar un segundo quiebre político definitivo en 2026 o en 2030 que, como son sus preferencias declaradas y reveladas, redondee la demolición de las reglas de la democracia, de los logros sociales y económicos acumulados en décadas, que son modestos pero tangibles, y elimine la separación de poderes, con el apoyo adicional de las fuentes (iv) y (v).

La viabilidad como nación depende de lograr que, a partir de 2026 y durante ocho años consecutivos, lleguen dos presidentes que representen a una coalición aglutinada por los siguientes principios: (i) apoyo unificado de todos los precandidatos al candidato de segunda vuelta que defienda principios democráticos, en caso de enfrentar a los promotores de una involución hacia la satrapía tropical; (ii) estímulo a la inversión privada; (iii) compromiso de crear un sistema de partidos; (iv) recuperación de la seguridad; y (v) saneamiento de las finanzas públicas.

Si al país le fuera bien durante estos dos períodos, se recobraría la esperanza en una sociedad que premie el esfuerzo individual y los resultados sobresalientes…En resumen, crear o integrarse a élites distintas a las convencionales”.

Más claro solo canta un gallo. Sin embargo, el culebrón, anaconda o güio negro amazónico; puede dar otra vuelta inesperada que altere los planes de la casa Santos. Javier Orozco, un sindicalista colombiano refugiado desde hace décadas en Xixón o Gijón Asturias, en una entrevista al portal Nortes.me, bastante sugestiva por la claridad que aporta sobre la condena a Uribe Vélez, presenta otras perspectivas, que invito a considerar en: https://www.nortes.me/2025/07/30/condena-uribe-entrevista-javier-orozco/

……” Orozco insiste en que esta condena puede ser una palanca para destrabar procesos de paz estancados. “La justicia puede contribuir a eso. Por ejemplo, está anunciado que la Nueva Marquetalia —una disidencia de las FARC— entregará más de 13 toneladas de armamento como gesto de paz. Eso no es gratuito. Es porque hay un impulso nacional hacia la justicia y la reconciliación”.

También subraya el efecto político de la condena de cara a las elecciones de 2026. “Álvaro Uribe ya no podrá ser candidato, ni siquiera como vicepresidente, como algunos querían promover. Sus derechos políticos están en riesgo, y lo que viene puede ser incluso más grave. Esto afecta a toda la estructura de poder”. Uribe ha sido durante dos décadas el referente de la derecha colombiana y el mentor de expresidentes como Iván Duque.

No duda en señalar que la polarización que aún persiste está siendo azuzada por los medios, pero que no cala igual entre las nuevas generaciones. “La juventud colombiana no está polarizada. Quiere un cambio. Está ilusionada con un proyecto político que le ofrece educación gratuita, y la posibilidad de protestar sin que le disparen a los ojos, como pasó durante las marchas contra Duque”.

Para Orozco, “esta es una piedra de toque para quienes tienen rabo de paja (expresión colombiana que significa tener culpas ocultas o antecedentes comprometedores). Y para nosotros, los que estamos del lado de la democracia y los derechos humanos, es un rayo de esperanza”.

Así las cosas; aumento de la polarización politica y social en el país. Perspectivas bastante limitadas de encontrar una solución real al conflicto interno colombiano. Satrapía tropical en la mira (léase Venezuela). Consolidación de la hegemonía de JM Santos y sus tentáculos dentro del Pacto Histórico gobernante. Gobierno exangüe y agonizante. Setenta y pico candidatos presidenciales para el 2026. Crispación electoral cada vez más pendenciera y violenta. Cifras de crecimiento económico y de bienestar social copiadas de la oficina estadística de Dinamarca. Negativa pugnaz del condenado Uribe Vélez, por aceptar el veredicto y colaborar con la Justicia Especial para la Paz (JEP) para no comprometer a sus más cercanos colaboradores (Ley de la Omertá). Panorama global geoestratégico cada día más oscuro y complicado. Recolonización de Nuestramérica victimizando a los millones de emigrantes buscadores del sueño americano. Genocidio Musulmán indiferente y …fascismo al alza en todo el mundo como solución final a la crisis global, según la experiencia de 1930.

 Esta es, de manera descarnada, la realidad realmente existente que nos ha dejado la primera condena al Miniführer colombiano Álvaro Uribe Vélez, y su riña con el rival que aspira a reemplazarlo el superhéroe chapulinesco Juan Manuel Santos.  ¡Quedamos notificados!    

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.