10 mil estudiantes que participaban en una marcha autorizada por la Intendencia Metropolitana terminaron reprimidos por la desmedida acción de Carabineros. «Pásenle la cuenta a Interior», recomendó la Intendenta Ximena Rincón. «Cierto que hoy llegaba la Rice…» pensamos nosotros. El derecho a la educación pública tiene enemigos de todos los portes. «Tienen el poder y […]
10 mil estudiantes que participaban en una marcha autorizada por la Intendencia Metropolitana terminaron reprimidos por la desmedida acción de Carabineros. «Pásenle la cuenta a Interior», recomendó la Intendenta Ximena Rincón. «Cierto que hoy llegaba la Rice…» pensamos nosotros. El derecho a la educación pública tiene enemigos de todos los portes.
«Tienen el poder y lo van a perder», cantaban frente a La Moneda los miles de estudiantes que participaban del verdadero carnaval que cruzó la Alameda la tarde de hoy. Música, pancartas, juegos, guirnaldas, papel picado y muchas sonrisas. El objetivo: el Mineduc, una de las reparticiones públicas que suele recibir visitas masivas y non gratas. Encabezando la columna, los dirigentes estudiantiles de la Universidad de Chile, la Universidad Tecnológica Metropolitana y la USACH quienes, a esa altura del recorrido, sacaban cuentas alegres.
«Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho, nueve, diez», gritaban a coro los estudiantes para terminar con un desmayo colectivo por las políticas de educación adoptadas por los gobiernos democráticos, cuyo broche de oro parece ser la Ley de Crédito Privado con Garantía Estatal. Para ellos la guinda de la torta, para los estudiantes, el golpe de gracia.
Unos cuantos minutos frente al Ministerio y unas breves palabras de Felipe Melo, presidente de la Fech, bastaron para que los guanacos se abalanzaran violentamente sobre los estudiantes, quienes se encontraban sentados en el suelo.
Escasa prensa y cerca de 100 detenidos fue el triste saldo de una manifestación como la que no se veía en años, que se desarrolló completamente en paz, pero que eligió mal día. Condolezza estaba de visita. Y ustedes saben cómo se quiere en Chile al amigo cuando es forastero.