El retiro inmediato de los colados Nestlé contaminados con residuos de plaguicidas es la demanda urgente formulada a la autoridad sanitaria en conferencia de prensa hoy por directivos de la Liga Ciudadana de Consumidores junto a miembros de la Alianza por una Mejor Calidad de Vida. Ellos se mostraron alarmados por la actuación errática de […]
El retiro inmediato de los colados Nestlé contaminados con residuos de plaguicidas es la demanda urgente formulada a la autoridad sanitaria en conferencia de prensa hoy por directivos de la Liga Ciudadana de Consumidores junto a miembros de la Alianza por una Mejor Calidad de Vida. Ellos se mostraron alarmados por la actuación errática de la autoridad sanitaria, y valoraron que el Instituto de Salud Pública, ISP resistió las presiones y reafirmó las denuncias de residuos inicialmente realizadas por la Liga y su experta, la doctora Cecilia Castillo, a raíz de muestreos realizados en un laboratorio privado. Denunciaron que el ministerio de salud reaccionó desinformando a la población respecto del peligro que esto representa para los niños. La doctora Castillo, que por 10 años fue Jefa de del área de Nutrición en el Ministerio de Salud anunció que solicitarán a los legisladores que en el proyecto de ley de prohibición de plaguicidas más peligrosos, se incluya la obligación de realizar monitoreos de productos frescos y procesados por el ministerio de salud.
María Elena Rozas, de la Red de Acción en Plaguicidas, que junto al Observatorio de Conflictos Ambientales integra la Alianza por una Mejor Calidad de Vida, explicó los efectos cancerígenos y en el sistema reproductivo del fungicida iprodione. Este es uno de los productos que la subsecretaria de salud calificó erróneamente como inocuo. Rozas detalló que el efecto crónico en los niños es silencioso y se puede presentar ocho o diez años después de la ingesta diaria. La menor masa corporal de los infantes determina que las normativas sean aún más estrictas al respecto en alimentos para niños, según la Organización Mundial de la Salud. «Como en Chile no existe norma para alimentos procesados, se debe comparar con las normativas existentes en Europa, cuyos valores son aún más bajos para los residuos de plaguicidas con efecto cancerígeno como es el caso de iprodione», agregó la especialista en plaguicidas.
Omar Pérez, secretario ejecutivo de la Liga de Consumidores informó que se ha enviado una carta a los ejecutivos de Nestlé en Suiza exigiendo que la empresa chilena aplique iguales estándares para los niños chilenos que los utilizados en Europa. Las organizaciones ciudadanas insistieron en la necesidad de que la autoridad respete el principio de precaución, incorporado en lo relativo a la alimentación en Chile y en todo el mundo.
«Es sorprendente que ayer haya habido tres versiones diferentes de la autoridad sanitaria respecto al tema, nunca vi algo igual! Se anunció finalmente que habría un retiro voluntario, pero al parecer sólo se va a dejar de producir esos colados y el producto permanecería en estanterías para que lo sigan comprando los consumidores,» aseveró la doctora Cecilia Castillo.
La afirmación de la subsecretaria Jadue respecto de que sólo si hubiera únicamente agricultura orgánica se puede lograr una producción sin residuos de plaguicidas, y que ello implicaría un alto costo, fue refutada por las organizaciones. El presidente de la Liga Ciudadana, Rubén Andino recordó que las muestras de colados de otras frutas no mostraron residuos y agregó que en Europa y Estados Unidos la producción tampoco es mayoritariamente orgánica y sin embargo no presenta residuos, de manera que el tema es la inexistencia de control de calidad por parte de las empresas y de monitoreo por salud. Recalcó que esto tendrá un efecto negativo para las exportaciones de productos chilenos a Europa. Respecto del supuesto mayor costo de la producción orgánica, María Elena Rozas recordó el alto costo en salud que se paga con el uso de agroquímicos, ya que el cáncer que requiere elevados gastos para enfrentarla, y a ese costo se suma la contaminación de suelos y aguas. Señaló que los costos de este modelo (externalidades) los pagan los sectores más pobres de la población, y en especial las mujeres y los niños expuestos a los efectos de los plaguicidas.