En el municipio fronterizo de Tumaco (límite con Ecuador, desde el departamento de Nariño), están asentadas comunidades afros e indígenas compartiendo territorio con las comunidades campesinas. A pesar de la existencia de diferentes actores armados tanto guerrilla como paramilitares y fuerza pública (Marina, Ejército y Policía) junto a la industria palmera que tiene sus ojos […]
En el municipio fronterizo de Tumaco (límite con Ecuador, desde el departamento de Nariño), están asentadas comunidades afros e indígenas compartiendo territorio con las comunidades campesinas. A pesar de la existencia de diferentes actores armados tanto guerrilla como paramilitares y fuerza pública (Marina, Ejército y Policía) junto a la industria palmera que tiene sus ojos puestos en este basto territorio para ampliar su producción de aceite de palma, han existido una serie de tensiones entre las tres comunidades por el tema de delimitación de tierra.
Las comunidades protagonistas en esta ocasión de la resolución de las tensiones fueron las comunidades del Consejo Comunitario de Alto Mira y Frontera con el campesinado organizado en la Asociación de Juntas de Acción Comunal de los Ríos Mira, Nulpe y Mataje (Asominuma) porque dentro del territorio afro existen familias campesinas y esto ha complejizado la convivencia, al existir dos figuras territoriales que representan las comunidades, tanto el consejo comunitario como la Junta de Acción Comunal.
El otro caso, son las comunidades Awa con la Asociación de Consejos Comunitarios y Organizaciones Étnico territoriales en Nariño (ASCOETNAR) por la convivencia de ambas figuras territoriales en un solo espacio lo que ha complicado el tema de ampliarse. En ambos casos, se identifica que el espacio ha quedado estrecho para el numero de habitantes de las comunidades que viene creciendo y se hace necesario ampliar el margen de territorio, lo que ha generado tensiones no imposibles de solucionar.
En ese sentido, el espacio motivado por la Cumbre Agraria, Campesina Étnica y Popular (CACEP) para solucionar conflictos territoriales permitió encontrar puntos de encuentro frente a estos temas y se logró llegar de parte de los actores a rutas acordadas, como la creación de mesas inter-étnicas e inter-culturales para que las comunidades dialoguen cómo será la nueva organización de las figuras territoriales y llegar a consenso sobre las exigencias frente al Estado para que también resuelva esas delimitaciones, además se ha mencionado la necesidad de unir fuerzas entre las comunidades para lograr la compra de predios y así frenar el avance de la industria palmicultora.
Junto a esto, se requiere la delimitación concertada de linderos entre las comunidades implicadas, todo esto con el acompañamiento de la CACEP primeramente y luego se buscará que en las mesas inter-étnicas e inter-culturales también se tenga el acompañamiento de entidades como la Procuraduría étnica, Defensoría del Pueblo con el motivo de ser garantes estatales cuando se materialicen las rutas.
No se deja de lado el respeto, el reconocimiento del otro y el diálogo fraterno entre los asistentes a estos espacios de concertación y unidad que impulsa la CACEP. Como segundo espacio realizado en la ciudad de Tumaco, se sigue cumpliendo con éxito el proyecto de identificar los conflictos territoriales y buscar con los implicados las posibles rutas de solución. Solo faltan los identificados en Santander de Quilichao (norte del departamento del Cauca) y Catatumbo (Norte de Santander) por realizar.
Wilmar Harley Castillo Amorocho, Secretaría de Formación y Comunicación, Coordinador Nacional Agrario
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