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Reseña del libro "Desaprender para volver a ser", de Michael Handelsman

Conversación de almas

Fuentes: Rebelión

Apuestas decoloniales desde y con voces afro de Ecuador y Colombia

La lectura del libro Desaprender para volver a ser se amplía más antes que resumirse con esta pregunta, porque si quieres saber debes verbalizar las dudas. ¿Qué significaría pensar afro sin ser afro?[1] La pregunta plantea un desafío cognitivo a la persistencia académica de la colonialidad del ser y el saber. O desde una perspectiva existencial motiva el cimarronismo filosófico o, al revés, la filosofía cimarrona. Ese volver a ser ahí donde se pretendió el desquiciamiento ontológico de las comunidades negras hasta la agonía cultural. Esta interrogante se la plantea a sí mismo Michael Handelsman, pero por otra razón, aquella que según Emmanuel Chukwudi Eze “constituye una labor productiva”[2]. Es evaluación crítica de la conciencia que debieron hacerse (o quizás se hacen) alguna vez quienes escriben desde, para y por las comunidades negras americanas. Si no es aquello, entonces es turismo intelectual y además querrían que lo aceptemos por el peso bruto de cierta centralidad epistémica. Pensar razones desde lo afro es compromiso ubuntológico, esa, creo entender, es la intención de M. Handelsman. Ningún mimetismo racial o cultural hace falta, su hermenéutica explica el reaprender condensado en cuatro letras a-f-r-o. Ahí está su pensar y su sentir. Su volver a ser.

Valga esta confesión, aún desconfío, ahora quizás menos por madurez temporal, de quienes escriben para enseñarnos todo aquello que consideramos componentes adversos de nuestro ser. Es decir a nuestra existencia + conciencia. Y nuestras artes y ciencias creativas desvalorizadas, en sus estudios y análisis literarios, como folklor, para no favorecer las “políticas identitarias” dicen. Están en sus dichos, aunque los disfracen con técnicas folklóricas, ocurre a izquierda y derecha según el convencionalismo situacional político. M. Handeslman está en las antípodas y no es solo por este texto, en realidad es toda su producción literaria. Ahora quizás lo alcanzaron ciertas dudas razonables: ¿pensar afro sin ninguna pretensión de serlo? Eso es desafiar la unidad cultural y singularidad filosófica, para sentir y pensar ánimos y ánimas de la diversidad. Y desapropiarse de aquello que es considerado propio porque limita y engaña, también no apropiarse de aquello que se presume ajeno y estorba la artificialidad, mejor es conseguir razones plurales para narrar desde el ser que se es. Así se configura una identidad plural. O pluralidad identitaria sin término. “Porque la identidad solo se construye en las relaciones de diversidad, en la interacción dialógica y agonística con los objetos considerados no idénticos”[3].

Y aun facilita encontrar continuidad a la propia narrativa histórica de quien escribe. Las dudas si no desaparecen se atenúan hasta el fortalecimiento de la sinceridad intelectual, no obstante no alcanzará supremacismo cultural. Mejor cabe decir que es la definición amplia y abierta del sentipensar filosofado por las comunidades afrocolombianas y válida para la totalidad comunitaria americana.

De vuelta a la pregunta: ¿qué significaría pensar afro sin ser afro? El verbo ‘significaría’ compromete así al pensador y manifestador: primero, está en modo potencial, para instituir, desde la actividad individual o comunitaria, una hipótesis o sea una posibilidad cultural y social. Y segunda, una síntesis filosófica o sea una conceptualización cimarrónica, armonización ontológica en combinación con insurgencia epistémica. Es una pregunta constante en la Historia (mayor) de las comunidades negras y de la diáspora, para perseverar a los escamoteos en sus procesos identitarios, aunque dándole la vuelta: ¿qué significa pensar afro considerando ser afro? Pensar afro para sentir, todavía en este siglo XXI, aquello que escribió Antonio Preciado: “…dale que dale inútilmente al verso,/ a ver si en esta parte del poema no les saltan astillas,/ y si es que tan de cerca/ no les duele conmigo/ un dolor verdadero”[4]. Ese dolor verdadero sentido en cada neurona por cada ser humano despersonalizado en la trituración infinita de su ser. La pregunta, más que un artificio intelectual, reclama historicidad ética de quienes escriben habiendo sentido y pensado nuestras individualidades y nuestras comunidades afros.

Michael Handelsman no lanza una botella al mar de las especulaciones, él se responde  a sí mismo y a nosotros: “dejar de ser lo que no somos”[5]. Emancipar el ser colectivo (comunidad de nosotros y nosotras, pero, por ahora, sin ningún adjetivo), ejercicios culturales recíprocos, Casa adentro y Casa afuera, sin víctimas ni victimarios. Liberación mutua de la esclavización mental, recordando a Bob Marley. Por fin la decolonialidad de los seres y saberes no solo será un torrente teórico, pero asimismo debe ser y será callejear las cotidianidades, próximas y distantes, de personas reales con sus propias cosmovisiones. Entonces, valen aquellas preguntas que contienen sustrato cimarrónico liberador: “¿qué estaré dispuesto a ver sin ponerme a la defensiva? ¿Seré capaz de dejarme atravesar por ese reflejo  de “casa adentro” in tenerle miedo?”[6]. Las comillas del Casa adentro sobran. Quien pregunta busca diálogos, busca surtirse de otras experiencias sin importar complejidades, busca descubrir la estética en los dramas y en las afirmaciones y en esas búsquedas sin fin halla verdades sociales y aciertos políticos. Es cununeo dialéctico. “La “dialéctica” debe entenderse aquí en su forma más elemental: la conversación del alma consigo mismo”[7]. Y aun con el alma colectiva o de un colectivo integrado por Kenia Martínez Gómez, Mary Grueso Romero Leida Viveros Vigoya y Laura Victoria Valencia (afrocolombianas), Yuliana Ortiz Ruano (afroecuatoriana) y Juan Montaño Escobar (afroecuatoriano). Queda esta confirmación sincera, axê, Professor Michael Haldelsman.   

Notas:

[1] Desaprender para volver a ser, Michael Handelsman, Ediciones Abya Yala, Quito, 2024, p. 162.

[2] Sobre la razón, Emmamuel Chukwudi Eze, Ediciones Abya Yala, Quito, 2024, p. 18.

[3] Ibidem, p.25.

[4] De sol a sol, Antonio Preciado Bedoya, LIBRESA, Quito, 1998, p. 249. Los versos corresponden al poema titulado: Poema solidariamente derribado.

[5] Óp. Cit., p. 163.

[6] Óp. Cit., p.163.

[7] Sobre la razón… etc., p. 168.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.