Porque el nuevo sistema de locomoción colectiva santiaguina nos humilla cada mañana, tarde y noche; porque los estudiantes apenas estudian al no ver futuro; porque el ingreso mínimo es un ingreso miserable, porque aun después de 17 año en chile no existe el derecho a negociar colectivamente para todos los trabajadores, porque los profesores no […]
Porque el nuevo sistema de locomoción colectiva santiaguina nos humilla cada mañana, tarde y noche; porque los estudiantes apenas estudian al no ver futuro; porque el ingreso mínimo es un ingreso miserable, porque aun después de 17 año en chile no existe el derecho a negociar colectivamente para todos los trabajadores, porque los profesores no sienten entusiasmo en su labor dado el recargo de horas que requieren para hacerse un sueldo decente; porque los trabajadores subcontratados no saben quién es el patrón para exigir el cumplimiento de leyes sociales y mejoras salariales; porque los pescadores artesanales ven disminuir dramáticamente la masa de peces a su alcance; porque a los pueblos del norte se les está acabando el agua potable y se les amenaza con la destrucción de los glaciares, porque a los pueblos de la «mapu»-tierra le siguen siendo reprimidos, aún después de arrebatarles sus bosques …, porque todo ello y mucho más se deriva directamente de opciones políticas tomadas por la misma clase dominante que, en 1973, recordemos, no vaciló en defender sus intereses con un sangriento golpe y que hoy administra su poder con la complicidad de la autoritaria tecnocracia civil concertacionista.
Porque sentimos cotidianamente y paradójicamente que se acrecienta nuestra humillación con la llegada de nuevas modernizaciones, como las autopistas y el transantiago, que son efecto directo del reinado sin límites de la propiedad privada y de la lógica del negocio bajo el alero y colaboración de quien debiera ser el guardián y gestor del bien público y común, el Estado.
Porque lo público se ha privatizado hasta tal punto que el Estado mismo es manejado desde las oficinas de los grupos económicos mediante mecanismos de dudosa calidad ética, y se ha conformado un cártel público-privado que une a empresarios, políticos y funcionarios cuyo único fin es defender los intereses del gran capital y reproducir el poder de una tecnocracia que transita entre el estado y el sector privado sin que nadie diga nada.
El malestar aflora en las calles, a veces espontánea, otras veces organizadamente. Es legítimo que nos expresemos al sentirnos maltratados, incluso que en ocasiones haya quienes desahogan su malestar y rabia con actos que contradicen el «orden público» que es el orden de la desigualdad y la injusticia. Nos oponemos a la violencia irracional pero ello no implica que aceptemos la criminalización de la protesta social como pretende el gobierno y la derecha. Las clases dominantes siempre han buscado mostrarnos a los trabajadores como delincuentes y nuestras luchas como delitos, despolitizándolos, e incluso calificándonos de terroristas.
Porque hoy las grandes mayorías no están organizadas y gran parte de las organizaciones políticas tradicionales han sido incapaces de asumir su tarea. ¿Dónde están quienes estarían llamado a hacerlo, los partidos políticos de la izquierda? Es lamentable que unos, evadiendo la responsabilidad histórica de luchar por los intereses del pueblo, privilegien sus intereses propios al buscar integrarse como socios minoritarios al cártel público-privado de la política institucional chilena; es lamentable también la incapacidad de otros para contribuir a superar el vacío de propuestas en que nos debatimos las pocas fuerzas populares y de trabajadores organizadas.
No queda más que reapropiarnos de la política. El pueblo es el que puede y debe organizarse a sí mismo, con sabiduría, decisión, responsabilidad y compromiso; y le compete organizarse desde las bases mismas, a partir de necesidades locales, con una mirada amplia hacia el bien de todos los desfavorecidos y hacia el futuro de la sociedad en su conjunto. El pueblo puede y debe rescatar la política para sí.
Por eso asumimos el camino de construir nuestro propio camino organizando un Primero de Mayo autónomo, es decir confiando en nuestra propia fuerza, independiente de los patrones y sus lacayos.
Convocamos a las organizaciones de trabajadores a preparar un primero de mayo autónomo a una reunión a efectuarse en Moneda Nº 2394 a las 19:00 horas el día 09 de abril del 2007.
EL SINDICALISMO DE CLASE SE CONSTRUYE Y AVANZA EN LA LUCHA
Horacio Díaz O.
Presidente Federación de Sindicatos De la Ingeniería (FESIN)
Saúl Vargas J.
Presidente Confederación de Sindicatos de trabajadores Sgto. Poniente (CONFESIMA).
Pablo Pereira
Presidente Sindicato Ínterempresa Indalum