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Corrupción

Fuentes: Rebelión

El País Valencià es uno de los feudos del Partido Popular, son ya trece años de gobierno de una de las derechas más reaccionarias de todo el estado, trece años de políticas basadas en los grandes eventos, el turismo de sol y playa, la construcción y los campos de golf. Este tipo de políticas, son […]

El País Valencià es uno de los feudos del Partido Popular, son ya trece años de gobierno de una de las derechas más reaccionarias de todo el estado, trece años de políticas basadas en los grandes eventos, el turismo de sol y playa, la construcción y los campos de golf. Este tipo de políticas, son el escaparate bajo el que se esconden enchufismos y corruptelas, por las que son ya muchos los cargos públicos del PP imputados en procesos judiciales.

El de Fabra es, sin duda el caso más escandaloso, pero él no es el único representante del pueblo con carnet del PP imputado por delitos de corrupción, la lista de alcaldes y concejales que en breve deberán sentarse en el banquillo de los acusados por delitos relacionados con la construcción es vergonzosamente extensa. Hay otros que han preferido quedarse al margen de los grandes beneficios que se obtienen con la transformació n de suelo agrícola en urbanizable para dedicarse a algo mucho más tradicional, como el Conseller de Gobernación del Consell de la Generalitat Valenciana, Serafin Castellano, que según parece lleva una década adjudicando contratos de obras públicas a una pareja de amigos propietarios de una empresa constructora.

Estas últimas semanas la corrupción ha vuelto a salpicar al Partido Popular del País Valencià, pero esta vez son las más altas esferas del Consell las que se ven envueltas en una trama corrupta. Los tentáculos de la red controlada por el empresario Francisco Correa en Madrid pueden llegar incluso hasta el Presidente de la Generalitat Valenciana, Francisco Camps. Será la justicia la que acabe de atar los cabos, aunque todo apunta a que la política de cartón piedra del Partido Popular, basada en visitas papales, carreras de coches y barcos se está perfilando como el caldo de cultivo perfecto para engordar amiguismos, sobornos y demás prácticas propias de una derecha corrupta y sin escrúpulos.

 

 

 

Marina Albiol es diputada de Esquerra Unida en Les Corts