Ya que esta de moda hablar de corrupción, seria muy interesante mencionar algunas situaciones de su relación con las crisis carcelaria y penitenciaria que esta afrontando el país. Seria bueno llamar la atención sobre la naturaleza y la calidad de los contratos que tanto la USPEC como el INPEC han realizado -y están realizando- con […]
Ya que esta de moda hablar de corrupción, seria muy interesante mencionar algunas situaciones de su relación con las crisis carcelaria y penitenciaria que esta afrontando el país. Seria bueno llamar la atención sobre la naturaleza y la calidad de los contratos que tanto la USPEC como el INPEC han realizado -y están realizando- con las empresas encargadas de suministrar los alimentos a la población reclusa, con las empresas que venden los servicios de telefonía, con los proveedores de los artículos de «primera» necesidad que venden en los almacenes-expendios al interior de los establecimientos, con la empresa prestadora de los servicios de atención en salud (Fiduprevisora S.A), con la empresa que presta los servicios de laboratorio clínico para el apoyo en los diagnósticos médicos (Laboratorio Clínico e Inmunológico SAS), con las empresas que ofrecen sus servicios de fumigación y control de plagas, entre otras.
También seria bueno llamar la atención sobre todas y cada una de las «micro»- redes que a diario se tejen al interior de cada establecimiento de reclusión. Como es sabido, todos los elementos «prohibidos» (celulares, armas, drogas, licores, etc.) que -hipocritamente- incautan en los operativos de registro y control en cada uno de los pabellones, son ingresados y/o comercializados por algunos funcionarios del INPEC (principalmente, pertenecientes al Cuerpo de Custodia y Vigilancia). Así mismo, muchos de estos funcionarios reciben dádivas de algunos reclusos (Jefes de bandas delicuenciales que ejercen control sobre los internos de cada pabellón), para que les permitan comercializar dichos elementos «prohibidos», y para que les permitan ejercer control (venta) de todos y cada uno de los espacios y elementos para el alojamiento de los demás reclusos (camas, camarotes, celdas, baños, colchonetas, utensilios para el aseo personal, agua, etc.). Igualmente, algunos de estos funcionarios también reciben dinero para permitir el saqueo y la venta de alimentos crudos desde las áreas de preparación («ranchos») para que algunos internos los procesen y los comercialicen. Y algunos otros funcionarios del INPEC que laboran en las áreas u oficinas administrativas de cada establecimiento, reciben dinero para «agilizar» los tramites correspondientes de documentos para los reclusos puedan acceder a los beneficios administrativos y/o subrogados penales a que van adquiriendo derecho. Finalmente, los «profesionales» de la salud que laboran en las áreas de sanidad de cada establecimiento, ofrecen y venden sus servicios particulares a los internos que poseen los recursos económicos suficientes para acceder a ellos, dejando de atender a quienes no poseen dichos recursos.
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