El proceso contra el dirigente comunista colombiano Carlos Lozano por el supuesto delito de rebelión se esta convirtiendo en uno de los más miserables procesos de la justicia colombiana. Ya van más de veinte horas de interrogatorios, de provocaciones, rumores, articulos escàndalosos de cosas minias y de otras bajezas propias de una Fiscalía controlada por […]
El proceso contra el dirigente comunista colombiano Carlos Lozano por el supuesto delito de rebelión se esta convirtiendo en uno de los más miserables procesos de la justicia colombiana. Ya van más de veinte horas de interrogatorios, de provocaciones, rumores, articulos escàndalosos de cosas minias y de otras bajezas propias de una Fiscalía controlada por el parauribismo y convertida en la espada de la venganza del règimen azotado por sus vínculos con las mafias y las bandas paramilitares.
La Fiscalía está prolongando sospechosamente la indagatoria. Ni siquiera asesinos que han confesado miles de crímenes han sido sometidos a tanta villanía. Se conoce de generosas ofertas a guerilleros presos y reinsertados para que den testimonios y aporten supuestas pruebas. Prolongan el interrogatorio porque no tienen nada. Y no tienen nada porque no hay delito alguno. Porque lo que quieren criminalizar es una trayectoria públicamente reconocida de trabajar por la paz y los acuerdos humanitarios.
Esta acción venal de la Fiscalía merece la repulsa generalizada. Actos de protesta, mensajes de rechazo, declaraciones y otras acciones politicas y solidarias que expresen la indignación del mundo de la solidaridad, la decencia y la justicia contra este proceso infame y arbitrario.
La actitud de Lozano frente al infame proceso ha sido de tranquilidad y confianza. Sabe perfectamente que es un proceso político. Conoce de las presiones inmensas del gobierno hacia los jueces. Ha convertido la indagatoria en una tribuna de denuncia de la ilegalidad y la arbitrariedad.
Actitud de dignidad y coraje que debe rodearse de toda la solidaridad internacional.