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Crisis capitalista y elecciones presidenciales en Chile

Fuentes: Rebelión

  1. El Fondo Monetario Internacional -maldición de los pueblos, enemigo acérrimo de la regulación económica y titán de los ajustes estructurales antisociales- aseguró que el crecimiento global el 2009 será de -0,6 %. Mientras tanto, Latin American Consensus Forescast apostó a que la actividad económica del Continente caería un 0,7 % el 2009: México rendiría […]

  1. El Fondo Monetario Internacional -maldición de los pueblos, enemigo acérrimo de la regulación económica y titán de los ajustes estructurales antisociales- aseguró que el crecimiento global el 2009 será de -0,6 %. Mientras tanto, Latin American Consensus Forescast apostó a que la actividad económica del Continente caería un 0,7 % el 2009: México rendiría un -2,8 %; Ecuador un -2,3 %; Argentina un -0,7 %; y Brasil un -0,1 %. Chile se quedaría con un crecimiento nulo (0%). El Banco Central del país habla de un 0,2 %. Otra victoria moral para los defensores, intelectuales orgánicos y propagandistas chilenos del modelo respecto de los efectos trágicos de la crisis capitalista mundial en curso.

2. En la India, la Presidenta Bachelet (popular como individua y desastre en materias gubernamentales según las encuestas) afirmó que la crisis económica hay que enfrentarla rompiendo el proteccionismo y globalizando los mercados. Bachelet indicó que «para Chile la respuesta a la crisis está en intensificar la liberalización y profundizar los instrumentos económico-comerciales.» Naturalmente el líder del gremio patronal chileno, la Confederación de la Producción y el Comercio, Rafael Guilisasti, y el máximo dirigente de la Cámara de Comercio de Chile, Hernán Somerville, aplaudieron las palabras de la mandataria.. El desmantelamiento de las parciales medidas proteccionistas en Chile y el aperturismo económico extremo y asimétrico a través de los Tratados de Libre Comercio impuestos, primero durante la dictadura y luego profundizados por los gobiernos civiles de la Concertación , destruyeron la industria productiva nacional, la inicial política de sustitución de importaciones y acentuaron la dependencia del país en relación a los países capitalistas centrales, condenando a Chile a la exportación primaria de cobre, madera y productos del mar, de acuerdo a la división internacional del trabajo organizada por el imperialismo. Por eso en el país aproximadamente un 70 % de la fuerza laboral vende algo, o su quehacer está ligado a la venta de algo. Pero eso no es todo. En Nueva Delphi, Bachelet aseguró que la crisis es «de origen netamente financiero». En este sentido, el profesor argentino de Ciencias Económicas, Fernando Azcurra, señala que «En cuanto a la «burbuja» no se puede disminuir la importancia de la forma ficticia del capital dinerario y su monstruosa expansión. Esto es una realidad, el capital financiero se ha autonomizado de tal forma que dependiendo para su existencia y movimientos especulativos del capital industria/comercial (lo que denominan «economía real») no obstante los ha puesto bajo sus órdenes y les dicta su comportamiento económico desde lo financiero. (…) No se trata ahora de que lo financiero sea sólo un detonante; es el campus mismo de la explosión y contiene como su sostén y portador a la economía «real» que también acusa el impacto. Quiero decir: no hay una economía monetaria y una economía real como afirman los ortodoxos. La economía capitalista es una sola.» En buenas cuentas, la hegemonía del capital financiero, claramente declarada desde los 70 del siglo pasado, es la manera propia, consustancial, que adquiere el patrón de acumulación capitalista en el actual período. El mantenimiento y amplificación de la tasa de ganancia de la minoría burguesa mundial, ha recurrido y recurre al negocio del crédito y la expansión planetaria del capital ficticio como desenvolvimiento autónomo de la ganancia para abultar sus privilegios ante sus consecutivas crisis de sobreproducción. Entonces cuando se afirma que la crisis mundial es «netamente de origen financiero», los trabajadores y el pueblo deben entender que la crisis es «netamente de origen capitalista» y que, por tanto, su superación considera la construcción de una nueva sociedad, fundada en la superación de la contradicción entre la producción social de la riqueza y su apropiación privada, esto es, en la edificación de una genuina sociedad socialista donde los patrones y la propiedad privada de los medios de reproducción de la vida sean parte del museo de la historia humana.

3. La unidad de análisis de la revista The Economist proyectó un deterioro general de las cifras para la economía. La publicación notificó que la tasa de desempleo en Chile llegará a un 11,4 % el 2010. Para el 2009, la unidad analítica proyectó una caída de un 14,4 % en la inversión, un 7 % en las exportaciones de bienes y servicios, y una de 11,7 % en las importaciones. Y lo anterior -a contrapelo de lo sentenciado por Bachelet en la India- producto de que Chile tiene «una economía abierta y dadas las proyecciones del gran deterioro del comercio mundial y los flujos de inversión en 2009-2010, hemos debido corregir a la baja nuestras estimaciones.»

4. En las ciudades de Arica, Copiapó, Valparaíso, Santiago, Concepción, Puerto Montt, Talcahuano, Lota y Coronel ya han cerrado sus puertas 450 locales comerciales debido al alto desempleo. En rigor, la patronal Confederación Nacional de Comercio Detallista y Turismo informó que las ventas se han desplomado, según cada ciudad, de un 8 % a un 30 %. Por otra parte, la empresa procesadora de carne de cerdo Friosa -de propiedad argentina- ya ha cerrado 2 de sus planteles, dejando en la calle a 420 trabajadores. Asimismo, fue clausurada la planta maderera Las Cañas de la Compañía de Maderas, Papeles y Cartones en Constitución, donde fueron despedidos 336 obreros, como efecto de la contracción de demanda de un 12 % por parte de Estados Unidos y Japón. En materia de ventas automovilísticas, el período enero-febrero de 2009 respecto de los mismos meses del año pasado, se derrumbó en un 55 %. Los niveles de confianza del empresariado (Imce) se han desplomado en el Comercio en un 39,4 %; Construcción un 20 %; Industria un 31,8 %; y Minería un 62,6 %. También cayó el indicador de solvencia de las 200 mayores empresas en prácticamente, un 30 %.

5. En lo que va del año, el Banco Central acumula un recorte de 600 puntos base de la tasa de interés de política monetaria (TPM) como medida contracíclica y señal obligada para que la banca privada transfiera la baja a los créditos a las personas y las empresas. Y en efecto, las 5 plazas que concentran la mayoría del mercado del préstamo han disminuido en promedio -según sus propias fuentes- un 11 % del costo de créditos de consumo; un 10 % en el área hipotecaria; mientras para las pequeñas y medianas empresas las cifras son más opacas. Sin embargo, pese a bajar los intereses, la banca mantiene incólume los altos requerimientos ligados al riesgo para prestar dinero. En resumen, las medidas del Banco Central nuevamente chocan contra las políticas corporativas antipopulares del negocio bursátil en Chile. Con uñas y dientes la banca cautela sus ganancias, en tanto despide trabajadores y, en los hechos, bloquea los créditos y los intentos del gobierno de paliar la cesantía creciente y tratar de dinamizar la economía por estos medios. Al respecto, la banca sintetiza paradigmáticamente la naturaleza inhumana del capital y su voracidad ilimitada.

6. Tanto la patronal gremializada, como el Ministerio de Hacienda (valga la redundancia), coinciden en la implementación del llamado «Plan de Estímulo Fiscal». Con el fin de amortiguar el desempleo galopante (factor desestabilizador de la paz social necesaria para la reproducción del capital y las utilidades para la fracción minoritaria que domina), el bloque en el poder ha convenido subsidiar con recursos estatales a la clase propietaria empresarial mediante créditos, compra de acciones, y regalías para los patrones que despidan menos trabajadores. A ello se agrega uno que otro bono «helicóptero» directo a las personas para comprar un litro más de gas o parafina en invierno y capear algunos viajes en el Transantiago cuyo precio por pasaje aumenta paulatinamente, «para que no se note». Sin embargo, el Presidente de la máxima autoridad patronal, la CPC , Rafael Guilisasti, además de negar la posibilidad de rebajar el Impuesto al Valor Agregado (IVA) que alcanza un 19 % sobre todas las mercancías que compra la gente de a pie, enfatizó que «No nos vamos a salvar de altas tasas de desempleo, de ajustes económicos o de fusión de empresas.» En la práctica, los empleadores están reduciendo sueldos, suspendiendo contratos y «pactando» jornadas con los trabajadores. El pacto social vitoreado por el gobierno y los patrones no es más que un recurso literario que oculta sin éxito el programa tradicional de la burguesía contra el pueblo trabajador en tiempos de crisis capitalista.

7. El 19 de marzo, la Cámara de Diputados aprobó la Ley General de Educación que, en la práctica, además de promover cosméticas supervisiones estatales al negocio de la educación particular subvencionada por el Fisco (que representa casi el 50 % del sistema escolar chileno), mantiene intacta la irresponsabilidad histórica originada en el régimen militar respecto de la descalcificación y privatización de una educación pública universal, laica, gratuita e integral. Ahora la Ley Orgánica Constitucional de Enseñanza de Pinochet se llama LGE. Todavía tiene que pasar a la Cámara Alta , pero el acuerdo entre la Alianza por Chile y la Concertación ya es un hecho. La «revolución pinguina» gatilló en la calle la denuncia de una educación de clase y que sólo persigue la proletarización «cualificada» de los márgenes más pobres de los niños y jóvenes del país, su funcionalidad a los intereses de la clase dominante y sus empresas, y la destrucción definitiva de la enseñanza como medio de movilidad social. Pero por abajo, los estudiantes y muchos educadores no duermen.

8. El desgaste, desprestigio popular y ausencia de sentido de la componenda en el gobierno desde hace 18 años; la crisis capitalista; las elecciones presidenciales y parlamentarias de fin de 2009; y la ofensiva de la derecha histórica, son algunas variables que podrían explicar el reordenamiento general de las fuerzas políticas que, en conjunto, reflejan los intereses de las fracciones de clase realmente existentes en Chile. Es así como el candidato de la burguesía más violenta, ortodoxa y conservadora culturalmente, el empresario Sebastián Piñera, debe conceder, por un lado, bajo las presiones de la fascista Unión Demócrata Independiente (UDI) que un pinochetista de talla mayor, como Jovino Novoa presida la Cámara Alta ; mientras, por otra parte, ofrece medidas populistas y mucho más mediáticas que fundamentadas para encarar la crisis económica. Al respecto, ex dirigentes de la Concertación , como uno de los líderes de Chile Primero, Jorge Schaulson, ya se ha declarado «piñerista», en tanto el Partido Regionalista Independiente (PRI) del ex demócratacristiano Adolfo Zaldívar, continúa flirteando con el conglomerado ultraderechista. Por su ladera, la Concertación se bate en reyertas intestinas, procurando atar desesperadamente sus desprendimientos. Ya se fue el senador socialista Alejandro Navarro, el diputado Marcos Enríquez-Ominami sostiene su pre candidatura presidencial más allá de las amenazas de la dirección de su Partido Socialista, y el pre candidato José Gómez, del Partido Radical, insiste en medir fuerzas con Eduardo Frei Ruiz Tagle en cualquier fórmula parecida a unas «primarias» de la Concertación. La descomposición profunda de la Concertación ha llegado al punto de que el senador Ricardo Núñez -respaldado ampliamente por el denominado «laguismo»- propuso la creación de un megapartido que fusione orgánica y políticamente al Partido Socialista, al Partido Por la Democracia y al Partido Radical. La eventual tienda persigue la sintonía política interna de la cual carece el conglomerado concertacionista para pavimentar el camino de una reedición de la actual Presidenta Bachelet (¿O el mismo Lagos?) para las elecciones de 2013. Mientras tanto, el candidato Eduardo Frei Ruiz Tagle hace guiños fotográficos a la izquierda tradicional agrupada en torno al Partido Comunista -lo que le ha comportado problemas meridianos con altos dirigentes de la Democracia Cristiana y la alta oficialidad católica-, en tanto recibe los tiros de la ultraderecha debido a su colaboración explícita y pecuniaria a la dictadura militar en sus primeros tiempos, denuncias que buscan desmoronar su pretendido «intachable» compromiso con la democracia electoral.

9. La izquierda tradicional y de impronta socialdemócrata encabezada por los pre candidatos presidenciales Guillermo Teillier, Tomás Hirsch y el ex funcionario y dirigente de la Concertación y el Partido Socialista, Jorge Arrate, también han sufrido trizaduras tras su objetivo de incorporarse a los escaños del parlamento. Es así que el líder del Movimiento de Acción Social (MAS), Alejandro Navarro, abandonó recientemente esa convención bajo argumentos vinculados a que todo estaría ya resuelto por arriba para que Arrate fuera el candidato presidencial de la izquierda tradicional, dejando sus propias aspiraciones al respecto «fuera de juego». Más allá de las acusaciones mutuas –y a veces francamente destempladas- el acuerdo de esta franja política aminora sus capacidades de negociación, cuando a fines de marzo la Democracia Cristiana ya debe ofrecer una propuesta concreta en el contexto del llamado «pacto instrumental» basado en doblajes contra la derecha histórica en un número preciso de circunscripciones parlamentarias. Pero el reordenamiento de fuerzas del panorama político chileno no sólo transparenta posiciones y construye nuevas combinaciones alrededor del campo de representación político-institucional dominante. Por abajo, variopintas organizaciones sociales y político-sociales del universo anticapitalista y antiimperialista existentes a lo largo de Chile -luego de años de desencuentros, resistencias infructuosas políticamente, sectarismos y otras patologías asociadas- finalmente se darán cita el 4 y 5 de abril en un Encuentro Unitario que busca la edificación de un nuevo instrumento político social de carácter federativo y en lucha donde se alcancen puntos de convergencia en materia de principios, programa, orgánica, y agendas de acción mancomunadas. Con estatura política, ética revolucionaria y amplia generosidad, las agrupaciones -que ya superan la treintena- se darán cita histórica para recrear de acuerdo a las condiciones actuales, las relaciones de fuerzas reales y la convicción de disputar y aportar en la «cancha grande» y desde el territorio multidimensional de los trabajadores y los pueblos, a la reconstrucción de la hegemonía de los intereses genuinos de las grandes mayorías expoliadas por el capital y sus expresiones. La unidad de los de abajo se comienza a tallar por fin de manera concreta. Lejos de fundamentalismos retóricos y disfuncionales, las fuerzas anticapitalistas de Chile -sin soslayar los tabúes electorales- persiguen ser un solo empeño, manteniendo sus identidades particulares, para colaborar con la dinamización y conducción del movimiento real de los intereses de los trabajadores y los pueblos, única garantía, única manera de conquistar las transformaciones históricas para la nueva arquitectura de un Chile, un Continente y un mundo de iguales y libres. Porque es necesario, porque existen mejores condiciones que antes, y porque la superación del modo de producción capitalista en su fase crepuscular es la alternativa urgente para la emancipación de los pobres de la Tierra, la recuperación de sentido de la humanidad y la sobrevivencia del propio planeta.